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Siendo Bill Murray

En Cine y Series 21 septiembre, 2020

Sergio Ariza

Sergio Ariza

PERFIL

Bill Murray ha triunfado interpretando a Bill Murray y hace tiempo que las líneas entre persona y personaje se han borrado definitivamente, todos vemos a ese tipo excéntrico, ingenioso y huraño, pero que en el fondo sabes que tiene un buen corazón. Ya se llame Peter Venkman o Phil Connors, esté cazando fantasmas o a un tiburón, disfrazado de Jacques Cousteau, la gente siempre ve a Bill Murray, el tipo del que todo el mundo quiere ser su amigo.

Hace mucho tiempo que dejó de ser un simple actor para convertirse en un mito, pero no en un mito al estilo estrella inalcanzable del Hollywood dorado, tipo Humphrey Bogart o Marlene Dietrich, sino en el excéntrico Bill Murray, el tipo que le cae bien a todo el mundo y podría aparecer en un restaurante para robarle una patata a un desconocido o aparecer por una fiesta cualquiera y acabar fregando los platos. Estas son algunas de las razones por las que todo el mundo quiere a Bill Murray:

Convirtiéndose en uno del elenco ‘Not Ready For Prime Time’

Bill Murray saltó a la fama en el Saturday Night Live de la televisión estadounidense, un programa mítico que lleva emitiéndose ininterrumpidamente desde 1975 y ha servido de plataforma de lanzamiento para cientos de cómicos, gente como John Belushi, Dan Aykroyd, Eddie Murphy o Will Ferrell.

De todos los que han pasado por allí, la más recordada es la primera generación, el elenco conocido como Not Ready For Prime Time que formaban Belushi, Aykroyd, Chevy Chase o Gilda Radner. El programa fue un éxito instantáneo y convirtió a varios de sus componentes en estrella. El más conocido al principio fue Chase que decidió utilizar esa fama para negociar un nuevo contrato, dejar el programa tras la primera temporada y probar suerte en Hollywood. Su sustituto fue Bill Murray que entró a mitad de la segunda temporada, un 15 de enero de 1977.

A pesar de todo su talento y de conocer a varios de los miembros del reparto —era amigo de Belushi—, su entrada no fue especialmente bien recibida, tanto es así que tres meses después Murray y el productor del SNL, Lorne Michaels, decidieron un movimiento totalmente atrevido. En un sketch emitido el 19 de marzo, Murray salía haciendo de sí mismo y dirigiéndose personalmente a la audiencia: Estoy un poco preocupado. Creo que no lo estoy consiguiendo en el programa. Soy un tío gracioso pero no he sido muy gracioso en el programa... Luego pasaba a hablar de cómo su padre había muerto cuando él tenía 17 años, de cómo viene de una familia católica con muchos integrantes, incluida una hermana monja…

Todo era verdad, todo resultaba gracioso y no se sabe cómo,, sonaba falso y sincero a la vez, como si nos estuviera guiñando el ojo, pero, a la vez, nos dijera sabes que soy gracioso. Era original, divertido y encantador, era Bill Murray destilado. Desde ese momento Bill Murray pasó a ser Bill Murray.

Desde aquello su carrera despegó y se convirtió en uno de los miembros del reparto más conocidos y queridos. En poco tiempo llegarían algunos de sus personajes más conocidos, como esa pareja nerd que formó junto a Radner (que era su pareja e,n la vida real), o el más divertido de todos, Nick, el cantante Lounge.

Fue con este personaje con el que logró ponerle letra a la canción de La Guerra de las Galaxias: Star Wars, nothing but Star Wars, Give me those Star Wars, Don’t let them end! (Algo en lo que Disney terminó haciéndole caso).

Ese sketch, uno de los más recordados de su trayectoria, tenía lugar en un resort de esquí, en un club llamado la habitación del polvo. Y es que hasta ellos mismos gastaban bromas con el combustible que corría por los camerinos del Rockafeller Plaza, la cocaína. Puede que todo esto tuviera mucho que ver con uno de los incidentes más conocidos de la historia del programa.

El 18 de febrero de 1978 Chevy Chase regresó como invitado a SNL. Su salida no había sentado nada bien al grupo, además de que era conocido como uno de los capullos más grandes del negocio, Murray no tardó en decirle lo que todo el mundo pensaba de él, Aquí todos te odian. Chase tampoco se cortó con su sustituto y le dijo que tenía una cara perfecta para que Neil Armstrong efectuara un aterrizaje en ella, lo siguiente que pasó fue que Bill Murray le lanzó un puñetazo y comenzó una pelea entre bastidores a pocos minutos de que comenzara el programa. Al final Belushi consiguió separarlos. Con el tiempo harían las paces.

Murray se quedaría en el programa cuatro temporadas en total, apareciendo en algunos de los sketches más recordados del mismo, como en el del Olympia Cafe y sus «Cheeseburguer», poniendo fin a su etapa como parte del reparto el 24 de mayo de 1980. Eso sí, ha vuelto en varios ocasiones más, siendo el presentador en cinco ocasiones—es uno de los pocos miembros del reparto que han alcanzado ese número— y apareciendo en el especial 40 aniversario, retomando al inefable Nick.

Bill Murray

La relación con Harold Ramis

Hasta la llegada de Wes Anderson, Harold Ramis era la persona más importante en la carrera cinematográfica de Murray y puede que continúe siéndolo, no en vano sus dos papeles más recordados, Peter Venkman de Los Cazafantasmas y el Phil Connors de Atrapado en el Tiempo, son colaboraciones con Ramis. Pero su relación viene de mucho más lejos.

Harold Ramis y Bill Murray se conocieron a comienzos de los 70 en la mítica compañía de improvisación Second City de Chicago, ciudad de la que eran ambos. Allí los dos eran parte del grupo de amigos de John Belushi que se los llevó consigo a Nueva York cuando comenzó a trabajar en el The National Lampoon Radio Hour. Era 1974 y en poco tiempo Belushi estaba trabajando para el SNL, Belushi recomendó a Ramis como guionista pero este prefirió el programa de televisión canadiense SCTV. Murray, como ya hemos contado, sí que le siguió al SNL.

Los caminos de Ramis y Murray se cruzaron otra vez en 1979 cuando el segundo apareció en su primer papel protagonista en una película escrita por el segundo, se trataba de Los incorregibles albóndigas        (Ivan Reitman, 1979) y era tan mala como su nombre sugiere, eso sí, Murray se salva de la quema gracias a sus improvisaciones. Aun así la película fue un enorme éxito y dio paso a otras tres secuelas todavía peores que la original (sin la participación de Murray ni Ramis).

Sus caminos se volvieron a cruzar en 1980 con El club de los chalados. Esta vez, Ramis se estrenaba en la dirección. En el guión había un papel sin mucha chicha para Murray, pero tras las primeras improvisaciones de éste, Ramis lo fue ampliando hasta convertirlo en uno de los protagonistas. Fue otro éxito de taquilla increíble y demostró que la decisión de Murray de dejar el SNL y volcarse en ser una estrella de cine tenía todo el sentido.

Siguió con El pelotón chiflado —en serio, ¿quién hacía las traducciones de estas películas?—, una película que dirigió Ivan Reitman, pero que nuevamente estaba escrita por un Ramis que también interpretaba a uno de los protagonistas. La química entre ambos era brutal y, a pesar de un humor facilón y de sal gorda, es una película a la que guardo mucho cariño, aunque siempre me ha dado pánico volver a enfrentarme con ella.

Bill Murray

En 1984, llegaría su colaboración más conocida, Dan Aykroyd había comenzado a escribir Cazafantasmas como un proyecto para Belushi, Eddie Murphy y él mismo, pero la muerte de Belushi en 1982 hizo que tuviera que comenzar de nuevo, llamó a Ramis para que le ayudara con el guión y este comenzó a perfilar un personaje que iba a la perfección con su amigo Murray. A este, conocido por no tener un agente y escoger los proyectos él mismo, le convencieron financiando el drama de la I Guerra Mundial que estaba interesado en protagonizar, El filo de la navaja.

La película fue uno de los mayores éxitos de la década y convirtió a Bill Murray en uno de los tipos más famosos del planeta. El actor respondió de la manera más inesperada, tras el fracaso de éxito y crítica de El filo de la navaja, decidió retirarse de la actuación durante un tiempo, solo apareciendo en un breve cameo en La Tienda de los horrores, entre 1984 y 1988, y estudiando filosofía e historia en la Universidad de la Sorbona. Al año siguiente se reanudó su colaboración con Ramis con la segunda parte de Los Cazafantasmas, simpática pero bastante menos conseguida que la primera.

Pero la gran obra de su relación, y la película que les separaría durante casi 20 años, fue Atrapado en el Tiempo, mejor conocida por todo el mundo por su título original, El día de la marmota. Ramis quería hacer una comedia romántica y su primera opción para el papel fue Tom Hanks, pero cuando este nopudo recurrió a su amigo.

Bill Murray no pasaba por su mejor momento, se estaba divorciando de su primera mujer, y puede que no se tomara muy bien no ser la primera opción. El caso es que el rodaje fue un infierno, los dos amigos discutían por todo, a Murray no le gustaba el tono más blandengue de Ramis y quería explorar más la contradicción filosófica y existencial entre ese cínico y los optimistas e ingenuos habitantes de Punxsutawney.

Bill Murray

Murray siempre ha tenido fama de difícil en los rodajes, pero esta vez las cosas fueron más allá, con Ramis terminando empujando a Murray contra una pared tras uno de sus ataques, al parecer la marmota no paraba de morderle. En cualquier caso, el resultado es una de las mejores películas de los 90 y combinó bien las visiones de ambos. Eso sí, su relación se rompió para (casi) siempre. Murray no volvió a hablar a Ramis hasta que en 2010 se enteró del que el director había contraído una enfermedad degenerativa.

Tras casi 20 años de rencillas, Murray se pasó por la casa de Ramis sin avisar con un paquete de donuts y escoltado por un policía. La hija de Ramis comenta que estuvieron juntos varias horas riéndose. Ramis fallecería en 2014 y Murray le haría un homenaje en la 86ª Ceremonia de los Oscar.

Secundario de lujo

Pero Murray no solo ha protagonizado películas sino que también ha dejado varias interpretaciones secundarias de lujo. En especial dos, en 1982 interpretó al mejor amigo del personaje de Dustin Hoffman en Tootsie, dejando claro que podía aguantar escenas con un gigante (no es sarcasmo) de la interpretación como Hoffman. En 1994 participaría en otra grandísima película, el Ed Wood (1994) de Tim Burton, creo que su obra cumbre, en un reparto maravilloso en el que compartía escenas con Johnny Depp, Martin Landau (a la postre ganador del Oscar al mejor actor secundario), Sarah Jessica Parker, Patricia Arquette o Jeffrey Jones.

Allí Murray interpretaba a John «Bunny» Breckinridge, una drag queen amiga de Wood. A pesar de su conocida broma sobre que a nadie le interesan los Oscar a los actores secundarios (hecha durante una de sus hilarantes quinielas de los Oscar en el SNL) ambos papeles deberían haberle reportado una nominación…

Wes Anderson y nuevo icono indie

Si Harold Ramis fue la figura más importante de la primera parte de su carrera, la segunda ha tenido otro protagonista, Wes Anderson. Bill Murray ha participado en todas las películas de Anderson desde que apareció en la segunda, la maravillosa Academia Rushmore en 1998.

Eso quiere decir que Murray ha aparecido (o prestado su voz) en Academia Rushmore, Los Tenenbaums. Una familia de genios, Life Aquatic, Viaje a Darjeeling, Fantástico Sr. Fox, Moonrise Kingdom, El Gran Hotel Budapest, Isla de perros y el año que viene aparecerá en su décima película juntos, La crónica francesa (del Liberty, Kansas Evening Sun). Murray, como siempre que aparece en una película, sobresale, no en vano es un conocido roba escenas, pero me voy a centrar en las dos películas en las que es protagonista, Academia Rushmore y Life Aquatic.

Bill Murray

La primera es uno de los mayores soplos de aire fresco que recibió la comedia en los años 90. Tras la irregular Bottle Rocket, Anderson encontraba su estilo con esta historia sobre el joven Max Fisher (Jason Schwartzman), que se enamora de su profesora al mismo tiempo que el señor Blume (Bill Murray), padre de dos compañeros del colegio.

Anderson combina con originalidad elementos de comedia y drama y encuentra un mundo propio, poblado por personajes estrafalarios, en el que desarrollará toda su obra. Murray está espectacular volviendo a hacer de Bill Murray, pero en versión crepuscular, algo que le acompañará a partir de esta película.

Life Aquatic, por su parte, es una de las películas más infravaloradas de Anderson, una extravagante y transgresora obra a la que es difícil encontrar el punto, entre depresivo y cómico, el terreno perfecto para que Murray destaque con ese personaje a medio camino entre Cousteau y el capitán Acab, obsesionado con matar al tiburón que acabó con su amigo, a la vez que va conociendo a su hijo, interpretado por Owen Wilson.

Su colaboración con Anderson le convirtió en un icono del cine indie, a finales de los 90 y en este siglo, lo que le llevaría a trabajar con directores como Jim Jarmusch o Sofia Coppola. Con el primero aparecería en la original Coffee & Cigarettes, viñetas en las que el director, juntaba a varias personas en torno al café y los cigarrillos. Murray aparecía interpretándose a sí mismo, una de sus especialidades (como demuestran Space Jam o Bienvenidos a Zombieland), charlando con dos miembros de los Wu-Tang Clan, RZA y GZA. Era 2003 y Murray volvería a repetir con el director en la interesante Flores rotas, la fallida Los límites del control y esa locura del año pasado llamada Los muertos no mueren.

Unas palabras susurradas al oído

Pero, sin duda, su papel más recordado del siglo XXI es el que interpreta en Lost In Translation (Sofia Coppola, 2003), dando vida a Bob Harris, un actor en decadencia de visita en Japón que se cruzará en la vida de Charlotte (Scarlett Johansson) una joven compatriota que se aloja en el mismo hotel. Una película de apariencia sencilla pero que es pura emoción. Dos almas gemelas perdidas en la jungla urbana de Tokio se encuentran y logran una conexión profunda.

Johansson se convertía en la estrella de la década gracias a una peluca rosa y Bill Murray no interpretaba, sencillamente era. Todavía hay gente que se pregunta qué es lo que le susurra al final de la película Murray a Johansson, creo que lo mejor es no saberlo o poner lo que tú quieras. Pero si necesitan una frase, prueben con esta reflexión del propio Murray: Puedes manejar cualquier cosa que se presente en el camino con una sonrisa creíble, un poco de sentido común y whisky…

Bill Murray

Fue la única nominación al Oscar de la carrera de nuestro protagonista, pero no creo que sea algo que le quite el sueño. Ahora mismo, en los tiempos de Internet y las redes sociales sigue siendo una celebridad enorme y todo el mundo está atento al siguiente avistamiento de Murray en la vida de cualquier persona normal. Las leyendas de Murray apareciendo en los lugares más insospechados para robar alguna patata o alimento, mientras susurra al oído del sorprendido comensal Nadie te creerá nunca, se han convertido en mitos propios.

Es más, todas estas historias tienen su propio documental, The Bill Murray Stories: Life Lessons Learned from a Mythical Man, en las que se puede ver a gente contando historias como la de una fiesta universitaria en la que Murray apareció y terminó fregando los platos, o la de una pareja, cuyas fotos de boda fueron saboteadas por el propio Murray que terminó posando con ellos.

No es algo extraño para un tipo que nunca ha tenido agente en su carrera y que tiene un número de teléfono (al que casi nadie tiene acceso) con un contestador que mira cuando puede, en el caso de quieras ponerte en contacto con él. Si la oferta le interesa hace que le manden los guiones a una tienda cercana a su casa y solo entonces da una respuesta. Esto le ha llevado a perder muchos papeles, pero también le ha convertido en el único e inigualable Bill Murray, el único hombre que podría robarte la comida y dejarte con una sonrisa en la boca.

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