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«Ready Player One»: Spielberg entre nostalgia y entretenimiento

En Cine y Series 5 abril, 2018

Aníbal Moltó Barranco

Aníbal Moltó Barranco

PERFIL

Los incondicionales de Spielberg tenemos como máxima no perdernos ni una de sus películas. Luego, puede que nos guste o no, que la podamos disfrutar más o menos. Pero, aún así, siempre sentimos emoción cada vez que estrena la siguiente. El hype nos sube a la cabeza como el frío del primer lametazo a un helado en una tarde calurosa.

No obstante, no negamos la evolución del cine de Spielberg, no siempre para bien. Por un lado, el director de En busca del arca perdida ha conseguido tocar casi todos los géneros posibles. Se ha convertido con el paso del tiempo en un director versátil, ampliando sus horizontes a todo tipo de público. Pero, por otro lado, ha ido perdiendo fuelle a lo largo de su vida. Aunque sus películas no han perdido interés, sí que carecen de capacidad de convertirse en clásicos repentinos, como les ocurrió a E.T., a Tiburón o a Indiana Jones. Además, Steven Spielberg nunca se ha desprendido del moralismo tan presente en sus películas, ya que en todas ellas se aprecia una clara moraleja y un maniqueísmo más que considerable, aunque no peca de estar excesivamente marcado.

Este año, después de ofrecernos Los archivos del pentágono, llega Ready Player One. En este nuevo film, el director nos presenta un futuro no demasiado próximo y distópico, en el que la sociedad se evade de su mísera situación a través de un mundo de realidad virtual llamado Oasis. En Oasis, a través de un avatar, uno puede vivir miles de aventuras y conocer a sus personajes favoritos sin moverse de casa. Su protagonista, Wade, es un usuario de este universo virtual que está obsesionado por encontrar el huevo de Pascua. Se trata de un tesoro escondido por el creador, mediante el cual el ganador podrá poseer Oasis.

Ready Player One (Steven Spielberg, 2018)

El film se apoya en dos pilares fundamentales: el entretenimiento y la nostalgia. Son elementos que se complementan mutuamente y que se han combinado de una manera equilibrada y sólida. Spielberg parte de una historia no demasiado profunda, cuya temática recuerda bastante a las películas de niños y adolescentes de los años 80. Un grupo de jóvenes que luchan contra una malvada organización, disponiendo de menos recursos, a la hora de desvelar un misterio. Es un argumento muy recurrente en el cine familiar de la época de los pantalones de pinza. Películas comos Los Goonies, o E.T. el extraterrestre, son claros ejemplos de estas historias.

Ready Player One (Steven Spielberg, 2018)

En nuestros tiempos, la nostalgia es uno de los recursos más reclamados. Lo hemos podido ver en la serie Stranger Things o, más previa, Super 8. Vemos guiños y homenajes a films de los 80 constantemente y, en más de una ocasión, pueden resultar empalagosos. El exceso de nostalgia puede ser un claro síntoma de déficit de imaginación y/o ideas nuevas. No obstante, Spielberg consigue darnos las dosis necesarias de melancolía pop para hacer una película que toque al corazón.

El film no pierde ritmo en momento alguno a lo largo de su desarrollo. La acción es trepidante, y a medida que va avanzando la historia, suscita más interés. Mediante la nostalgia, brinda una nueva versión de cinema paradiso de cultura pop y videojuegos vintage. Sus guiños a las historias más dominantes en la cultura pop, más y menos evidentes, consiguen arrancar una sonrisa al público e incluso lágrimas a los más melancólicos–aunque cabe decir que cuesta trabajo detectarlos todas. Se obtiene así una película agradable y divertida, con muchos tiros y simpáticas alusiones a las historias que antaño nos hicieron soñar.

Ready Player One (Steven Spielberg, 2018)

Hay que decir que Ready Player One no se libra del sello de moralidad propio de Spielberg, cabe resaltar la temática adolescente del film, cosa que parece hacerlo inevitable. Sin embargo, la lección que transmite al final le queda muy redonda, mostrando una moderadamente severa crítica a nuestra sociedad.

Spielberg no se reinventa con este film, ni tampoco aporta nuevos conceptos, pero ha sido capaz de recuperar parte de la capacidad que antaño tuvo de hacer soñar. Sin embargo, el director de La lista de Schindler debe arriesgar más y buscar nuevos conceptos y elementos que sean capaces de despertar al niño o niña que todos y todas llevamos dentro. Este es un buen principio, ahora toca independizarse un poco más de la nostalgia.

Lo mejor del film: su capacidad de combinar nostalgia y entretenimiento.

Lo menos bueno del film: la falta de desarrollo y profundidad de los personajes

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