A ti, incrédulo banquero de otras vías de inversión, a ti que dices “rigui” aunque te hayan dicho mil veces que se pronuncia “regue”, a ti, devoto del indie y de la Björk más trasnochada y a ti, vecino de Benicàssim recién llegado, hoy será el día en el que te desvelaremos qué demonios es eso de Rototom.
Rototom es una cita con la esperanza, con un festival en el que no hay patrocinadores, donde los refrescos de Cola son Rotocola y no Coca Cola, y donde puedes ir en chanclas con tus hijos sin que ningún nativo de UK te pote en dicho calzado que acabas de adquirir para una nueva edición de este Festival, el más importante de todo el mundo (o casi).
Quien busque sólo conciertos estridentes está mal encaminado, en este universo lleno de banderas con motivos rastafaris nadie desentona, sólo aquel que no crea que todo es posible en estos ocho días de música, raíces y cultura. Para ello hay que abrir la mente, meditar en los talleres de yoga, bailar en el African Village, conocer los orígenes de todo este heritage en Reggae University, aprender más de los entresijos de los artistas en los ACR Meetings o dialogar sin “Karmeles” ni voces altisonantes de por medio en el Foro Social…sencillamente dejarse fluir.
Unos italianos despechados por un político demostradamente corrupto fijaron sus miras en esta localidad castellonense, para reunir en este recinto a todos aquellos que creen que otro mundo es posible. Al menos, desde el punto de vista de aquellos y aquellas que, con un talante pacífico y concienciado, acuden para desconectar de todas esas mierdas que ven diariamente en los mass media. Nadie ha osado detener el mensaje inoculado en todos nosotros por mitos como Bob Marley y repetido unas veces con más sentido (otras con menos) por los correligionarios del llamado “One love, One heart”.
Al que os escribe, el Reggae le cambió la vida, ya que tiene el honor, la ocasión y la oportunidad de presentar “Alma de león” en Radio 3 y cada vez que acude al micro se le llena el corazón de dicha de llegar a todos los leones y leonas que no piden nada más que se escuchen los graves cuando pinches ese viejo tema de Alton Ellis.
Un crisol de culturas, razas, credos y maneras de bailar se reúnen cada agosto para demostrar que un Festival no sólo es sinónimo de desfasar y parecer que bailas hasta el amanecer, esto más bien tiene que ver con lo que llaman “vibra”, algo que sientes cuando esta música cuasi tántrica te recorre el cuerpo. Cuando sucede eso, poco hay que hacer más que disfrutar, cerrar los ojos y dejar que la esperanza nunca te abandone el resto del año. Y si es así…que no me entere… porque “Todos tenemos Alma de león”.
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