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Cine y Series

Peak TV: demasiadas series, muy poco diálogo

En Pérdida de series, Cine y Series sábado, 27 de agosto de 2016

Emilio Doménech

Emilio Doménech

PERFIL

La era del Peak TV (pico televisivo) en la que se producen más de 400 series originales sólo desde Estados Unidos no tiene visos de acabarse pronto. De hecho, y según comentaba el CEO de FX Networks, John Landgraf, en una ponencia en el press tour de la TCA 2016 (Television Critics Association; asociación de críticos de la televisión) a primeros de mes, la producción tan exagerada de contenido original seguirá creciendo al menos hasta 2018.

Con Netflix metida de lleno en el mercado de la televisión, y compitiendo de tú a tú con los grandes estudios de Hollywood en la creación de nuevas series, lo fácil es supeditarse al análisis simple: con el Peak TV hay una burbuja a punto de explotar. Pero lo cierto es que tanto Ted Sarandos, CEO de Netflix, como el propio Landgraf, tienen claro que no va a haber un descenso rotundo de la producción de series, sino que más bien el mercado va a adaptarse a lo que ahora mismo es una oferta insostenible.

En 2016, los canales de cable (AMC, HBO…), las networks (FOX, ABC…) y las plataformas de vídeo bajo demanda (Netflix, Hulu, Amazon…) tenían ya en ristra en julio casi 20 series más que el año pasado. Eso significa que si el crecimiento continúa en 2017 y 2018, para finales de ese último año podríamos estar ante la tentativa de 500 producciones originales en emisión. ¿Quién puede ver tanta televisión? Y, sobre todo, ¿quién puede competir contra los que tienen más dinero?

Son dos preguntas que se plantearon en una conversación entre ejecutivos televisivos en The Hollywood Reporter. Entre las respuestas podía leerse cierta hostilidad hacia Sarandos, que hablaba con comodidad de los $120 millones que supuestamente ha costado The Get Down, la nueva serie de Netflix producida por Baz Luhrmann.

The Get Down Netflix Peak TV El Hype

Bonnie Hammer, la presidenta de NBCUniversal Cable, decía que esa tesitura de gasto va a empezar a matarnos del todo a la gente pobre del cable básico. Ante la máquina expendedora de billetes, y sobre todo en una industria en la que el color verde de los dólares es tan atractivo (y difícil de conseguir) para las ambiciones de los creadores, los que no cuentan con arcas tan llenas pueden acabar perdiendo a los guionistas y directores que hasta ahora han sido capaces de hacer maravillas con presupuestos bajos.

En esa línea, Netflix no sólo ha abierto la veda de la producción en masa de series, sino que encima no publica datos de audiencia porque es una plataforma de suscriptores y no depende de la publicidad, con lo que es imposible para los analistas (y las otras cadenas) determinar dónde o cuál es el baremo que mide el éxito de esta nueva corriente.

Landgraf lo decía muy bien: Es particularmente malo para los contadores de historias [“storytellers”] y nuestra cultura si una compañía es capaz de dominar el 40% de todo el “storytelling”. Y esto es algo que Netflix puede conseguir perfectamente si su apuesta por el contenido original sigue aumentando de forma exponencial como hasta ahora. Este año contaban con una inversión de $6.000M en series y películas originales, mientras que FX (The Americans, The People v. O.J. Simpson…) “apenas” ha gastado $1.000 y un gigante como HBO (Juego de tronos, The Night Of…), $3.000.

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El techo del Peak TV no lo van a poner sólo las audiencias, porque evidentemente no hay tanto público como para tanto contenido, sino también las propias cadenas, pues llegará un punto en el que los ejecutivos no serán capaces de controlar en qué están invirtiendo tanto dinero o cuál es la conversación que se crea a partir de sus series.

Hay más buena televisión ahora que en cualquier otro momento de la historia, decía Landgraf, que también cree que hay tanta televisión estadounidense que hemos perdido gran parte del hilo de una conversación coherente y colectiva sobre lo que es bueno, lo que es muy bueno y lo que es genial.

Es en esas palabras donde mejor se ve el problema de la Peak TV. La ingente cantidad de series va a acabar por segmentar tanto a las audiencias, que se perderán en una nube de recomendaciones inabarcables, como a los propios medios de comunicación, que no podrán abarcar tantas nuevas series y terminarán editorializando el mismo proceso de decidir qué merece la pena ver según la plataforma y no la calidad del contenido. Y es en ese diálogo entre público y medios donde muchas series nunca tendrán el protagonismo merecido y algunas conversaciones se perderán por falta de réplica. Y no, no hay nada peor que la indiferencia ante la buena televisión.

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