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Cultura

Mondrian y su experiencia artística y filosófica

En El arte es movimiento, Cultura martes, 22 de abril de 2014

Josep Salvador

Josep Salvador

PERFIL

La exposición sobre los principios estéticos de Mondrian se puede visitar hasta el 11 de mayo en el Haags Gemeentemuseum, de La Haya.

Más allá del Mondrian clásico de las líneas negras, del blanco, gris, rojo, amarillo y azul existe un artista teorético, que a la manera de Kandinsky y Malevich, promovió revistas como De Stijl y defendió un lenguaje universal y esencial basado en el equilibrio neoplasticista. Con nuestro afán por buscar efemérides que nos justifiquen como colectivo frente a lo desconocido, vemos proliferar actividades y encuentros que rememoran las causas y consecuencias de la catástrofe de la primera guerra mundial en su centenario. La Gran Guerra de 1914 surgió de un contexto político y social extremadamente conflictivo, inaugurando el “corto” siglo XX y configurando un nuevo orden internacional de las potencias que acabaron con los imperios multinacionales preburgueses de los Habsburgo y otomano. Sin embargo este 1914, tan importante en el desarrollo político y cultural de nuestra sociedad, alumbró también fenómenos cruciales en el curso de las ideas estéticas como la muestra que realizó Piet Mondrian en la galería Walrecht de La Haya y que puso de manifiesto el viaje interior que experimentó durante su estancia en París iniciada dos años antes.

Desde sus tempranos inicios de pintor convencional de paisajes, aunque con un estilo claramente personal, los temas que elige son meramente una excusa para expresar una intensa experiencia de la naturaleza. Sus paisajes crepusculares, con el sol escondiéndose en el mar o el horizonte iluminado por la luna, recogen magistralmente el momento intenso de una experiencia casi cósmica que subyace en la intención de estas composiciones. De ascendencia protestante, su vida y su obra dan testimonio de un ardiente deseo de trascendencia, de espiritualidad y elevación sobre el mundo material. No abandonó nunca esa búsqueda de valores suprapersonales, universales, que rompieran con las creencias preexistentes. Esta voluntad de experimentación teosófica está dirigida y orientada por la evolución, que se produce a través del cambio y permite la llegada de lo nuevo. En términos creativos esto significa que en el arte la imagen externa y accidental de la realidad debe ser destruida a favor de una imagen abstracta, pura, universalmente válida y que implique una etapa más elevada en la evolución del pensamiento.

Piet Mondriaan, Manzano en flor, 1912. Gemeentemuseum Den Haag

Piet Mondriaan, Manzano en flor, 1912. Gemeentemuseum Den Haag

La obra de Mondrian del período 1910-1914 fue crucial para la evolución de la abstracción geométrica a partir de la influencia del cubismo. Este movimiento le ofreció los medios pictóricos que necesitaba, pero pronto lo superaría para alcanzar una visión propia. A través de sus estudios de árboles, de arquitectura y del mar llegó a una imagen fragmentada, construida a partir de pequeños elementos, que se fue haciendo cada vez más plana y más alejada de la realidad concreta y reconocible del cubismo. 1914 marcó la transición final de esta aventura desde la aproximación cubista hasta la abstracción absoluta. A partir de entonces nos encontramos con un uso consistente de los elementos horizontales y verticales que constituyen la base de su obra posterior, que en el vocabulario de la teosofía representan los elementos materiales y espirituales, de reflexión y acción. Horizontalidad y verticalidad, materia y espíritu son los opuestos que se atraen y se repelen. El equilibrio entre ambos aportan armonía y felicidad.

La figura de Mondrian alberga todavía infinitos interrogantes sobre el papel de la abstracción en las artes y la visión que tenemos de sus aportaciones es todavía de una simplicidad alarmante y como sucede con tantos otros análisis del trabajo de determinados artistas, nada recomendable para avanzar en nuestra percepción profunda del debate artístico. Análisis como el ofrecido por el Haags Gemeentemuseum de La Haya  en sus maravillosos espacios diseñados por H.P. Berlage en 1935 son instrumentos esenciales en la correcta valoración del magnífico trabajo experimental de Mondrian  que otorgó nuevos valores a la línea y al color en un momento crucial de propuestas formales para el mundo moderno que vivía bajo el impacto de los avances técnicos, científicos e intelectuales (Einstein, Freud…) que cambiaron para siempre la concepción del mundo.

Los que viajéis por tierras holandesas podéis disfrutar de esta estimulante propuesta expositiva de los principios estéticos de Mondrian que han arraigado en numerosos frentes, incluidos el diseño y el urbanismo. Abierta hasta el próximo 11 de mayo.

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