La Roquetes Fashion Week es una celebración, pero sobre todo supone una lección de talento, entusiasmo y superación. Amparo es de Valencia pero lleva en Roquetes, un barrio a la afueras de Barcelona, desde hace décadas. Ella sabe coser y ha conseguido que las viejas Singer y Alfa que muchas de las vecinas de la zona tenían arrinconadas vuelvan a rugir, a hacer dobladillos y ojales, a crear moda.
El proyecto se llama “Més amb menys” y articula una red de talleres de costura donde las mujeres de Roquetes aprenden a coser, confeccionan su propia ropa y la de sus familiares, e incluso obtienen una pequeña fuente de ingresos: objetivos nada desdeñables en un distrito frecuentemente olvidado por las administraciones y las inversiones. En el imaginario colectivo de la Barcelona del diseño y las tendencias, “moda” y “Roquetes” eran términos antagónicos. Hasta ahora. Este fin de semana las vecinas han montado la cuarta Roquetes Fashion Week, una celebración que las ha convertido en modelos por un día, porque diseñadoras y confeccionistas ya lo son.
Estas fantásticas mujeres se han puesto sus mejores galas y las han exhibido en la plaza del barrio, delante de sus vecinos, y con un garbo que ya quisieran para sí muchas de las lánguidas modelos que pisan las pasarelas internacionales. Mírala, se ha puesto hasta guantes, si la veis, exclamaba una de las presentadoras del evento mientras Ella, una ucraniana arrolladora, lucía su dos piezas en blanco y negro. El público aplaude, las teles han venido a grabar el desfile, el barrio es una fiesta.
Ella y el resto de vecinas han contado con el apoyo de tejidos Gratacós, que ha suministrado stock, y con el asesoramiento del Grupo Rosa Clará, que ha ayudado a convertir en realidad el vestido de novia que ha cerrado el desfile. Es el segundo año que estas grandes empresas colaboran con la iniciativa. El que viene se propiciará que diseñadores de Barcelona, como Edgar Carrascal y otros talentos emergentes, deriven parte de su producción a los talleres del barrio. Finalmente, por las manos de Amparo y del resto de costureras pasarán piezas que se exhibirán en pasarelas internacionales, que son tan de verdad como esta pasarela de barrio.
Más allá de las tendencias, del oropel que envuelve el negocio de la moda, del lujo y del boato, es reconfortante comprobar que la moda toca suelo, respira realidad y sobre todo despierta sonrisas e ilusión en quienes, a veces, no encuentran motivo para ello. Y además, estas mujeres estaban guapísimas.
Nadie ha publicado ningún comentario aún. ¡Se tú la primera persona!