Carolina Martínez es docente e investigadora de la Escola Universitària de les Arts (ERAM) de la Universitat de Girona y una de las mayores expertas en la obra de Maya Deren, pionera del cine experimental y madre de las vanguardias americanas. Visitará València el lunes, 30 de septiembre, para participar en el primer homenaje que se le rinde en la ciudad a la cineasta ucraniana y que se celebrará con entrada libre (19 horas) en el Aula Magna del edificio histórico de la Universitat de València (c/ Universitat 2) gracias a la iniciativa del Aula de Cinema UV que dirige el profesor Manuel de la Fuente, a través del Vicerrectorado de Cultura y Sociedad.
Como Maya Deren, Carolina Martínez se nos presenta polifacética: poeta, bailarina, escritora, investigadora, profesora, cinéfila… Trabajadora incansable, conjuga su actividad docente y universitaria con otros compromisos culturales: es miembro del comité de selección de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (SEMINCI), que también coordina y presenta; es actriz con formación en teatro y danza; es gestora escénica y cinematográfica con la coordinación de la Semana de Cine Español de Cuenca y la dirección de producción del Festival Internacional de Cine Mujeres en Dirección; y poeta y cofundadora, junto a la diseñadora Cristina Vergara, del proyecto artístico-literario Salvoconducto books, donde ha publicado los poemarios escribir y respirar (2020) y el punto ciego del paisaje (2021).
Editora, antóloga y traductora de El universo dereniano. Textos fundamentales de la cineasta Maya Deren (UCLM y ARTEA 2015 y 2020), formará parte de la mesa de debate en València junto a Christine Cloux, bailarina y coreógrafa ganadora del Premio Max 2024, y la compositora Isabel Latorre, en un acto que contará con la proyección de los cortometrajes realizados por Deren en los años 40: At Land, Meditation on Violence, Ritual in Transfigured Time, A Study in Choreography for Camera y Meshes of the Afternoon (premiado en el festival de Cannes en 1947). Witch’s Cradle, película en la que participó Marcel Duchamp, pondrá el broche de oro al homenaje y se ofrecerá con música en directo de Isabel Latorre y Eva Amado. Hemos conversado con Carolina Martínez, para que nos acerque a la personalidad única de la artista ucraniana.
CLAUDIA MORAS: ¿Quién era Maya Deren?
CAROLINA MARTÍNEZ: Maya Deren era, y sigue siéndolo, un personaje fascinante que nació en Kiev en 1917 y murió en Nueva York en 1961. Doy estas fechas porque es importante ubicarla en su tiempo. Fue muchas cosas: militante política, le apasionaba la escritura de poesía, la danza y la fotografía, pero lo que le sirvió como catalizador para todo eso fue el cine, en el que entró de una manera prácticamente autodidacta. ¿Y por qué es importante para nosotros hoy? Pues bueno, Jonas Mekas siempre dijo que Deren era la madre de todos ellos, de todos quienes formaron el movimiento de vanguardia estadounidense. Ellos empiezan a hacer películas unos años después que Maya Deren y siempre la consideraron madre del movimiento, aunque muchas veces no aparece como uno de los nombres del mismo; y también es madre de lo que en su momento llamó el crítico de arte John Martin, a propósito de una película suya, choreocinema o coreocine, es decir, el germen de la videodanza actual.
Una artista polifacética…, ¿pero qué aspectos de su obra se abordarán en la Universitat de València?
Sobre todo nos vamos a centrar en los principios que fue desarrollando en cada una de sus películas donde está muy presente también la idea de ritual, de ahí el nombre de la jornada, y el ritual entendido de una manera expandida, podríamos decir, por lo que respecta a la conexión que existe entre forma y contenido a la hora de hacer una obra de arte y que está presente desde el principio en sus películas, al igual que el movimiento y la danza, de ahí la presencia también de Christine Cloux. Deren, desde la primera película, Meshes of the Afternoon (Un falso despertar, 1943), que le convirtió en la primera mujer en ganar un premio en el festival de Cannes, presenta aspectos que nos llevan a intuir lo que va a venir después: su deseo de coreografiar todo lo que estaba al otro lado del objetivo y también todo lo que estaba detrás del objetivo, porque al final acaba produciéndose una danza entre sí misma, la cámara y todo lo que hay al otro lado hasta traspasar el proceso de posproducción del montaje. Ella tenía una visión integradora del mundo, de hecho sus escritos lo demuestran: cómo conectaba todo, los avances científicos de su tiempo con lo que estaba sucediendo en el medio cinematográfico…
Deren es pionera del cine experimental y madre de las vanguardias en Estados Unidos, sin embargo, también es una desconocida para el gran público, ¿por qué?
El caso de Maya Deren es el de muchas mujeres artistas, como Agnès Varda en la Nouvelle vague, un claro paralelismo de Maya Deren en Europa, o Mary Ellen Bute, Shirley Clarke…, que quedaron en la sombra de sus contrapartes masculinos. Aquí hay un doble filo, ¿no? Por un lado, las mujeres permiten adelantar determinados movimientos artísticos y de vanguardia al trabajar en la marginalidad y no esperarse nada de ellas; no estaban al servicio de lo mercantil o tampoco contaban con grandes presupuestos, lo cual les permitía libertad creativa; pero esa marginalidad, a la vez que abre paso a nuevos movimientos después les deja en la sombra por esa tendencia que ha existido de dejar a las mujeres de lado, invisibilizadas, porque la historia del cine está llena de nombres desde sus inicios, como Ida Lupino y otras, que quedaron en un rol secundario cuando el cine se convierte en una gran industria. Ocurre que las mujeres van adelantando movimientos, y una vez que se consolidan, ellas vuelven a quedar en la sombra y son los hombres los que aparecen al frente, son los nombres de los hombres los que quedan en las listas cuando buscamos información.
Por otra parte, Stan Brakhage, que era un cineasta del movimiento americano de vanguardia muy amigo de ellas, también contó que como Deren se fascinó por la religión haitiana, con todo lo que tiene que ver con el ritual, con la danza (decía que le había poseído la diosa del amor haitiana), sus últimas apariciones en medios, tanto en radio como en televisión, fueron relacionadas con el mundo del vudú, un vudú mal entendido, y esto de alguna manera oscureció su figura.
¿Cómo se puede redimir esa injusticia desde la educación, las universidades, la cultura…?
Hay muchísima labor por hacer, pero lo primero es enseñarlas en las asignaturas. Es verdad que el tema de las cuotas puede ser conflictivo: incluir a las mujeres en las asignaturas de una manera forzada, cuando las deberían integrar directamente dentro de las materias, pero para eso hace falta gente también que se dedique a rescatar y a investigar estas figuras y difundirlas.
A Maya Deren no le gustaba que tildaran su cine de surrealista ni que le pusieran ninguna etiqueta.
Deren, que murió con 44 años, se oponía al mercantilismo y al yugo de la gran industria cinematográfica. ¿Qué cree que hubiera ocurrido si hubiera disfrutado de una vida más larga? ¿Se habría subido al carro de Hollywood, por ejemplo?
Yo creo que no hubiera cambiado, igual que ha sucedido con otras figuras similares como la de Shirley Clarke, pero no lo sé. Deren era una trabajadora incansable, fascinada con todo lo que hacía. Se dice que lo que la mató fue una especie de infarto cerebral debido al abuso de anfetaminas en aquella época, de sustancias de este tipo del que hacían uso muchos artistas, no solo ella, por esa obsesión que tenía con el trabajo, con la escritura… Es muy interesante su caso porque al mismo tiempo que iba haciendo las películas, iba escribiendo textos en los que iba explicando lo que estaba haciendo con el mecanismo cinematográfico; porque se dedicó a explorar al máximo las capacidades del medio, sobre todo en el proceso de realización y posproducción. Entonces, creo que esa intensidad habría sido complicada mantenerla en el tiempo y su vida fue como una estrella que brilló con una luz muy potente el tiempo que brilló hasta que se agotó, ¿no? Creo que cada vida tiene su principio y su fin como una estructura cerrada y en Maya Deren está muy clara esa estructura, es como que su corpus fílmico también está muy completo y es muy coherente.
Su tesis investiga el universo dereniano, ¿qué le lleva hasta él?
Como la mayoría de la gente, yo tampoco conocía a Maya Deren. Era el año 2005 y estaba haciendo el doctorado en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca. Allí teníamos una asignatura de Cine Documental y mi profesor, Ignacio Oliva, invitó a Moira Sullivan, profesora de la Universidad de San Francisco, autora del prólogo del libro El universo dereniano y la primera que realizó en el mundo una tesis sobre Deren. Gracias a ellos se abrió la puerta de Maya Deren en la Facultad en unos momentos que, como decimos, no la conocía apenas nadie. Yo estaba buscando un tema para la tesis e Ignacio me dijo que por qué no hacía más de Maya Deren, porque en ella se conjugaban todas las cosas que a mí me interesaban: la poesía, la danza, el cine… Y así fue cómo me introduje.
¿Sería interesante trasladar la experimentación y el surrealismo hasta los grandes públicos? ¿No perdería su esencia?
Aquí hay que hacer un paréntesis porque a Maya Deren no le gustaba que tildaran su cine de surrealista ni que le pusieran ninguna etiqueta, y además estaba en contra de que se hiciera una traducción directa o simbólica de sus películas, porque ella quería llegar más allá. Y en segundo lugar, cada movimiento tiene su explicación o su razón en cada momento. Ella lo que hacía era luchar por un cine, decía amateur, en contra del profesional, en el sentido de amante, que fuera en contra de lo mercantil, en contra de la industria de Hollywood. Obviamente, eso es un pensamiento radical, pero también necesario para que aparezcan otras voces y contrapartes a lo establecido.
¿Pero cómo nos enriquece el género si únicamente es accesible a una élite cultural?
Hay un gran error y es pensar, como sucede con todo el arte abstracto o experimental, que eso no es lo real o que no tiene qué ver con nosotros o que solo va a las élites. Yo siempre pongo de ejemplo a mis alumnos: si nosotros cogemos un móvil y nos ponemos a grabar desde la ventana de un tren el movimiento, lo que vamos a tener luego como resultado va a ser una película abstracta, sin embargo, es la realidad que nosotros estamos viendo. Lo que pasa es que estamos acostumbrados a que las historias se nos cuenten desde una narrativa lógica y de una manera muy literaria, de acuerdo con la narrativa clásica de Hollywood. Y creo que es maravilloso ver el arte como cuando somos niños, sin sesgo y con una mirada ingenua, limpia y sin juzgar a determinados aspectos, lo que nos permite volver a un tipo de percepción no contaminada o abrirnos a una percepción nueva. En realidad, no todo tiene una explicación con palabras (¡vamos, más bien nada!); la vida no es un causa y efecto, no es una introducción-nudo-desenlace. De hecho, hoy más que nunca vivimos en una sociedad llena de estímulos, fragmentaria, fragmentada, que no es lineal. Entonces, el cine experimental lo que busca es abrirnos a otro tipo de relación con el mundo, a lo intuitivo, a lo sensorial, no simplemente a una lectura racional.
Como Deren, usted posee formación artística y audiovisual, produce, escribe y actúa… ¿Con qué se identifica más: con el personaje o con la obra?
En Maya Deren siempre está todo ligado, conectado, su mirada de la realidad y del mundo, y su obra. Entonces, creo que es tan coherente cómo vivió, cómo trabajó, los textos que escribió, las películas que realizó: no se puede separar el personaje de su obra.
En calidad de experta cinematográfica, ¿cómo define la calidad del cine valenciano?
Es un cine que está luchando por abrirse paso a pesar de las dificultades económicas y cada vez adquiere más entidad. Cuenta con figuras interesantes como Álex Montoya, que quizá es uno de los nombres que más suena por La Casa, y también hay gente con talento que en estos momentos está empezando a despuntar, como Alberto Evangelio y Cristina Fernández. El cine valenciano debería disponer de más recursos, obviamente, pero que hay un talento y una identidad muy valiosa, eso es verdad.
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