Me resulta curioso escuchar o leer constantemente frases o palabras, que pretenden disimulan una realidad considerada por algunos dura o malsonante.
A través del lenguaje, siempre se ha discriminado a los seres humanos en clases sociales, los triunfadores, estudiosos y más o menos ricos frente a la gente del pueblo que utiliza un lenguaje sencillo, fácil y realista.
Los eufemismos son normales en el uso del lenguaje, desde siempre se han utilizado y es una manera bonita de hablar que elimina, de alguna manera, aquello que se teme o se detesta. Lo que preocupa es que este maquillaje lingüístico, que estamos presenciando últimamente, es utilizado por individuos e instituciones que tienen mucho que ocultar y su uso excesivo puede ser un síntoma de una sociedad demasiado enferma para reaccionar.
Leer que la crisis es una fértil fuente de enriquecimiento de la lengua española te alerta del uso que algunos hacen de la misma. Escuchar a expertos decir que ciertas metáforas y eufemismos disimulan la crisis te hace reflexionar sobre el hecho de que todos sabemos a qué jugamos, pero leer a un filólogo como José Manuel Blecua decir que engañar a través del lenguaje produce réditos electorales, es aceptar que cierta parte de la población no hace más que disfrazar con la magia de las palabras situaciones que temen o detestan.
Cierta clase de la sociedad maquilla y disimula la realidad constantemente y distorsiona una situación para que parezca favorable cuando están en el poder y cruda y dura cuando están en la oposición ¡Sin ningún tipo de vergüenza! Estoy cansado de escuchar frases como “conflicto colectivo” para hablar de una huelga, de “contratos a tiempo parcial” para hablar de trabajo basura, de “flexibilizar el mercado laboral” cuando hablamos de abaratar el despido o “tráfico de influencias” cuando hablamos de soborno. Ahora resulta que “una rueda de prensa sin preguntas” es un discurso autocrático, que un “apoyo financiero” es rescatar a la banca y que un “procedimiento de ejecución hipotecaria” es un desahucio.
Este impacto asimétrico del lenguaje afecta siempre a los mismos, a los más desfavorecidos, a los que tienen difícil protestar, entender o sobornar, a los que dependen de otros, en definitiva, los que utilizan este tipo de lenguaje son siempre los mismos, los que obtienen beneficios metaforaseando…. ¡Qué triste!
Pero no me olvido nunca que escuchar “siempre seremos amigos y podrás contar conmigo“ es un adiós para siempre.
Nadie ha publicado ningún comentario aún. ¡Se tú la primera persona!