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Los hippies del Vietnam: El día que murió la música

En Música martes, 10 de septiembre de 2024

Óscar Carrera

Óscar Carrera

PERFIL

Tras varios contratiempos con el servicio militar, la CBC Band, el grupo más conocido de la subcultura hippie de Saigón durante la Guerra de Vietnam, decidió poner tierra de por medio. A finales de 1973 comenzaron un tour internacional de dieciocho meses. La Caída de Saigón los sorprendió en Tailandia. Sospechando que su conexión con las tropas estadounidenses les traería problemas tras la victoria de Vietnam del Norte, se dieron a la fuga. Esperaron asilo político en Australia, que les sería denegado.

Los tiempos que siguieron fueron movidos: tras breves estancias en Bali y Malasia, terminaron rondando por el circuito de clubs nocturnos de Bombay. Se mudarían a Delhi para solicitar la entrada en Estados Unidos, tomando como residencia un templo lamaísta de la ciudad. Un reportero de la NBC grabó allí unos fragmentos de música inédita donde se muestran en plena forma, pese a su falta de medios técnicos (el batería golpea con sus baquetas un maletín). Tras una temporada viviendo en Francia con un familiar, esta genuina band on the run recibirá el deseado permiso para instalarse en los Estados Unidos, gracias, en parte, a la mediación de algunos de sus fans norteamericanos. Allí se sumergieron en el circuito de la música para hoteles y bares; todavía continúan actuando por la zona de Houston, Texas. 

La alternativa para los roqueros que permanecieron en Vietnam tras 1975 fue un trabajo decente, un campo de reeducación o, en el mejor de los casos, su reciclaje como cantores a la Patria y la Revolución. El mundillo hippie que tanto había costado construir se disolvió como un azucarillo: cualquier música considerada demasiado «occidental» fue prohibida por su asociación con la potencia invasora y sus degeneradas cultura y costumbres. Algunos de aquellos Hendrixs y Lennons de breve gloria estuvieron oficialmente censurados hasta entrados los 2000.

Fue también en 1975 cuando la guerrilla comunista se hizo con el control de Laos. El gobierno instaurado por el Pathet Lao, a semejanza del de sus vecinos vietnamitas, apostó por las canciones revolucionarias y la línea tradicional, en oposición a la decadente música euroamericana. En la montañosa tierra del millón de elefantes no podemos hablar de rock o psicodelia, pero sí de préstamos de la canción francesa y ecos de la fiebre luk thung tailandesa, que todavía inspiran karaokes rurales. De momento, ignoramos si hubo laosianos que se atrevieron con el rocanrol en los años salvajes del Vientián afrancesado. Y la singular situación de Tailandia la dejaremos para otro día.

vietnam

La Peanut Company (f. 1968), con el uniforme de la época.

La música popular indochina anterior a 1975 va emergiendo a la luz muy lentamente, gracias a diversos proyectos de rescate. Destacan las antologías discográficas Saigon Rock & Soul; Saigon Supersound 1, 2 y 3Groove Club II y III; The Rough Guide To Psychedelic CambodiaCambodian Nuggets y Cambodian Rocks, así como los documentales Don’t Think I’ve Forgotten: Cambodia’s Lost Rock and Roll (2014), de John Pirozzi, y Elvis of Cambodia, de Chris G. Parkhurst (2023). Aparte de artículos online en inglés o vietnamita, tenemos el ensayo The Republic of Rock: Music and Citizenship in the Sixties Counterculture (2013), de Michael J. Kramer, y la tesis doctoral “Next Stop Is Vietnam”: The Power and Transnationalism of Music in the Vietnam War Era, de Stormy Mikel Shepherd.

Ajenos a veces a estos lanzamientos, van creciendo los archivos musicales de Youtube, como los de ‘Nhạc Thu Âm Trước 75’ o ‘Khmer Music Archive’. La censura de los gobiernos, el aislamiento de decenios, el éxodo de los músicos y la escasa distribución original de los materiales hacen de esta una tarea digna de un detective forense.

La inestabilidad de aquel tiempo estuvo a punto de hundir en el pozo de la historia los rincones en los que el rocanrol, tildado de bárbaro por los puritanos de ambas orillas del Pacífico, se convirtió en un breve remanso de paz durante la sucesión sin fin de guerras y guerrillas: una oportunidad de comprensión y tolerancia mutuas entre golpes de Estado y revoluciones. De todos los lugares, el viejo y corroído club Kim Kim, el Haight-Ashbury de las afueras de Saigón, brilla en el recuerdo, con sus neones destellantes, como una de las burbujas fugaces donde americanos y asiáticos, en lugar de asesinarse, violarse y vejarse mutuamente, bromeaban, flirteaban, bebían y añoraban juntos el fin de la guerra: de todas las guerras.

Al término de una de las grabaciones conservadas se escucha a Loan, la vocalista de la CBC Band, dirigirse así a los destinatarios estadounidenses de la cinta, con su acento vietnamita, sobre los acordes de «Let It Be»: Como en algún momento cercano dejaréis todos el ‘Nam y volveréis al mundo, esperamos que os llevéis con vosotros la comprensión de que algún día, de algún modo, debemos todos reunirnos como hermanos y hermanas unidos en nombre de la humanidad, para producir una paz universal para todos. 

(Gracias por su orientación y traducciones a Jamie LopLop Lambo, británico en Tailandia, y a Phúc «Pru» Huỳnh, saigonesa en Noruega).

 

Primera parte: Los hippies del Vietnam. A este lado.

Segunda parte: Los hippies del Vietnam. Arde Saigón.

Tercera parte: Los hippies del Vietnam. Un Woodstock.

Cuarta parte: Los hippies del Vietnam. La perla robada.

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