Manuel Bolaño tiñe de rosa la próxima temporada estival y nos traslada a un universo de cuento.
¿Por qué tanto rosa?, pregunta una periodista alemana, en el backstage, a falta de unos minutos para que empiece el desfile. Servidor, que ejerce de traductor en este momento para Manuel Bolaño, está a punto de responder él mismo la pregunta. Pues porque es el color más bonito del mundo, mona. Pero me reprimo, guardo la compostura y le traslado la cuestión al diseñador, que es menos visceral que yo. Es el color favorito de mi hermana -responde-, porque ella ha inspirado la colección.
Efectivamente, el rosa, en su multitud de suntuosas tonalidades, es el color estrella de “Diario de una Niña Lobo”, la propuesta para la Primavera Verano 2016 de Manuel Bolaño. Además, hay pinceladas de naranja, un montón de brillos dorados, tejidos blancos iridiscentes, denim estampado con purpurina y hasta tela de paracaídas. El juego de volúmenes añade teatralidad a una colección que nos traslada a un universo como de cuento creepy, de esos que se cuentan a la luz de una linterna, bajo una manta.
Estamos en Barcelona pero Bolaño tiene argumentos para asaltar la Semana de la Moda de cualquier otra capital. Tiempo al tiempo. Para rematar la puesta en escena, la pasarela está adornada con ramilletes de globos, en la misma paleta que las prendas y los modelos -ellos y ellas- lucirán pelucas, efectivamente, de color rosa. A pesar de lo arriesgado de la propuesta, el resultado es sutil y bello, muy alejado del disfraz que hubieran podido pergeñar mentes y manos menos habilidosas que las del bueno de Bolaño.
Apenas tengo tetas, reconoce una de las modelos, a la que le están ciñendo un sujetador dorado, antes de que salte a la palestra. Hija mía -pienso yo-, si cenaras fabada en lugar de oler una rama de apio o mirar una loncha de jamón, igual te crecían una migaja. Pero me relajo y le consiento la delgadez, porque la nena es un encanto y defiende el conjunto con convicción. Además, mis gustos son más de que-haya-de-donde agarrar que de que-tenga-percha-para-desfilar, así que tampoco soy el más indicado para juzgar los estándares que impone el negocio.
Vuelvo a mis ocupaciones, que están aquí los de la tele para hacer una conexión en directo y tengo que velar por que no me pongan a Bolaño en aprietos. Colegas periodistas, el rosa es un color precioso, y no me vais a convencer de lo contrario.
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