Crónica de un encuentro casual en un tiempo futuro, digamos en HBOrwell.
-Hey, ¿cómo estás?
-Pues muy bien. Hace tiempo, ¿no?
-Mucho, ¿trabajas por aquí?
-He venido a la seguridad social por si me pueden borrar unos trabajos bastante innombrables que me tocó hacer en su momento.
-Vaya, ¿de qué me sonará eso?
-Es verdad. Tú hacías cosas así para productoras audiovisuales ¿no? Editabas películas.
-Hacíamos de todo. Al principio nos encargaban únicamente eliminar expresiones malsonantes, pero luego pasaron a pedirnos borrar armas de fuego de cartoons para no dar mal ejemplo a los niños, y después empezaron con las motivaciones de las historias. Cuando un personaje no era correcto advertíamos al público con un pantallazo intermitente, pero si su presencia terminaba por ser insoportable, lo suprimíamos digitalmente y creábamos un argumento alternativo para que la historia conservara el sentido.
-¿Eliminasteis a Clark Gable de aquella película racista, no?
-Primero lo eliminamos tal cual, pero la protagonista, Scarlett, parecía que oía voces todo el rato. Luego lo reemplazamos por Woody Allen, pero el resultado fue aún peor. Pasamos a sustituir a toda la gente de color por nazis, pero nada. Intentamos estilizar a Mammy quitándole 30 kilos de peso, pero nos acusaron de gordofobia. Finalmente, no nos comimos más la cabeza y cortamos por aquí y por allá. La película quedó reducida a un cortometraje, pero nos dieron un premio por él, Lucha por los valores cívicos, 2027.
-Muchas horas de trabajo ahí metidas.
-Y poco valoradas, pues siempre estábamos con el sambenito de la censura. ¿Qué censura podíamos hacer si se nos iba todo el tiempo en corregir? 1984 fue la única película que eliminamos definitivamente de la parrilla, pero porque de ahí podía salvarse nada. Era una absoluta apología de la censura.
-¿Pero os fue bien, no?
-Cuando entraron las plataformas digitales sí. Solo entonces. Nunca supe si por miedo o por desconfianza, pero esa gente no tenía la menor fe en el criterio de su público. Pensaban que si lo corregían todo, nadie se disgustaría, y renovarían suscripciones hasta el fin de los tiempos. Y al principio fue así.
-¿Y seguís aún con ello?
-Qué va… Ahora ha cambiado la tortilla y hay que tirar de backups y volver a restaurarlo todo. Todo como antes. Esa manía de mirar el pasado con los ojos del presente.
-¿Todo? Ya me había acostumbrado a ver Innisfree sin habitantes en El hombre tranquilo.
-Pues en su momento nos denunciaron por alentar la despoblación, y tuvimos que incorporarle coworkings y cooperativas de agricultura sostenible.
-Y total para que en unos años haya que cambiarlo todo de nuevo.
-Creo que en algún momento pasamos una línea roja. Especialmente cuando se eliminaron tres cuartos de hora de Star Wars, por discriminación planetaria.
-Me acuerdo, eso acabó fatal. Puedes tocar cosas, pero precisamente Star Wars…
-Por eso te recomiendo que dejes tu vida laboral en paz. A estas alturas, la gente lo que menos quiere es juzgar. Si es por lo que yo recuerdo, ser basurero es tan digno como cualquier otro oficio.
-Depende de lo que traslades oculto en las bolsas.
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