Los personajes de estas dos series quieren lo mismo: forrarse a costa de sus ideas en el mundo de la tecnología.
El fenómeno de las tobies, películas que tratan un tema similar y aparecen en cartelera más o menos al mismo tiempo, es uno que lleva unas cuantas aventuras en la gran pantalla. No hay que irse demasiado lejos en el tiempo. Recuerden: Mirror, Mirror y Blancanieves y la leyenda del cazador; Olympus Has Fallen y White House Down; Hitchcock y The Girl. Tobies, por cierto, es un término que le acuñó a este suceso la web norteamericana Vulture hace unos años porque el actor Toby Jones había aparecido ya en tres de estos filmes-espejo.
La definición bien puede aplicársele a dos de las mejores series que estrenaron el año pasado y que, lejos de contrarrestarse, justifican su presencia en las cadenas de cable como uno de los mejores dípticos televisivos en emisión. Halt & Catch Fire (AMC) y Silicon Valley (HBO), ambas sobre la prosperidad informática en Estados Unidos -la primera, en la Texas de los años ochenta; la otra, en la Bahía de San Francisco en el presente de las apps y las startups-, tienen motivos de sobra para conquistar por separado, pero hay también numerosas razones para verlas a la vez.
Mientras que Halt & Catch Fire es un drama que propone un relato muy visceral sobre el derrotismo y el grisáceo y poco escrupuloso mundo tecnológico ochentero, Silicon Valley es una comedia ácida y con bastante mala leche que pone a los ambiciosos emprendedores del valle al nivel de unos friquis peleones y resentidos sin demasiadas habilidades sociales.
Halt & Catch Fire y Silicon Valley proponen dos relatos que, aun en sus distintos acercamientos en género y discurso, siguen un hilo dramático y argumental muy parecido: los constantes (e inacabables) obstáculos de los audaces. No hay descanso para aquellos que tratan de dar el nuevo impulso tecnológico o de encontrar la oportunidad definitiva de ganar el primer ¿billón? de dólares.
El hecho de que los personajes de una serie de televisión se encuentren con baches de forma tan continuada no es algo precisamente nuevo. Ted Mosby tardó demasiado en conocer a la madre y las protagonistas de 2 chicas sin blanca llevan ya un tiempecillo llenando la hucha. Pero tanto en Halt & Catch Fire como en Silicon Valley no existe solamente una justificación de esos anticlímax -al fin y al cabo, los personajes pueden alcanzar logros, pero para que aparezca un nuevo estorbo poco después-, sino que además se agradece que los objetivos definitivos queden siempre tan en el horizonte.
En Halt & Catch Fire, el interés recae en el estudio de personajes, en su viaje dramático; en Silicon Valley, en las infinitas cavernas informáticas, y los tipos que las pueblan, que tantos chistes regalan. Y son etapas que, aunque parezcan repetir sus esquemas, se abrazan porque el disfrute es enorme. Con las dos.
Quedará para semanas venideras comentar más a fondo las virtudes (y los defectos) de cada una de ellas, pero por ahora baste este artículo para que las coloquéis en vuestras listas de preferencias. Halt & Catch Fire vuelve este domingo con una segunda temporada que renovó por los pelos, pero Silicon Valley ya lleva en emisión algo más de un mes, así que… a por ello.
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