El genio muere, pero el legado de Frankie Knuckles prevalece para recordarnos la grandeza de una generación de pioneros de la música de baile más excitante de las últimas décadas.
Nos dejaba hace algo más de un mes, apenas rebasados los 59 años, pero su herencia es tan vasta que aún tardará en agotar su eco. Por eso nos permitimos recuperar el perfil de Frankie Knuckles, uno de los insignes músicos que ayudaron a cimentar la edad dorada del house clásico: aquel hijo bastardo de la música disco que, confinado en un principio a acompañar el ansia de libertad, emancipación y la sensualidad desaforada de las comunidades gay y negras de grandes urbes como Nueva York o Chicago (así reza la leyenda, y en eso habrá que seguir a quienes la escribieron, aunque la prédica pueda oler a estereotipo), ha seguido irradiando su prominencia en el terreno de la música popular durante ya casi tres décadas, desde el Chicago de la segunda mitad de los 80 hasta el momento presente. Porque la música house puede haber degradado su esencia a ojos del gran público, pero el cogollo de su vademécum más tradicional sigue siendo también un combustible inagotable para todo aquel francotirador de la electrónica que, desde presupuestos refinados y nada acomodaticios, pretenda hacerse escuchar. Porque entre David Guetta y Disclosure, entre Ultra Naté y Pantha Du Prince, siempre mediará un buen trecho.
La página web del Channel 4 británico trazaba una suerte de árbol genealógico, que perfila el enorme influjo que ha tenido Knuckles en una de las vetas más hedonistas de la reciente historia de la música popular. En ella, disponible en este link, se aprecia cómo el clásico “Your Love”, seguramente su tema más definitorio, fue fagocitado por sucesivas generaciones. De forma más o menos velada, pero conservando siempre su marchamo de hit inapelable. Desde la adaptación de The Source con Candi Staton a Animal Collective, pasando por Florence + The Machine, Friendly Fires y alguno más que se dejaron en el tintero, como Dizzee Rascal. Un estupendo muestrario del poder de penetración de Knuckles en diferentes generaciones, que valida el carácter seminal de su trabajo, plasmado también en temas como “Tears” (con la voz del legendario Robert Owens, aún lumbre espiritual de los mejores Photek, a finales de los 90) o “Baby Wants to Ride” (con Jamie Principle, otra garganta emblema del género) y que corrió paralelo al de otros pioneros e inmediatos continuadores, como Joe Smooth, Marshall Jefferson, Sterling Void, Inner City, Blaze, Lil Louis, Ralphi Rosario, Fingers Inc. o Ten City. Nombres para la posteridad, que integran el auténtico paseo de las estrellas del house, y que nunca deberíamos olvidar.
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