‘Extraordinary Machine’: el inmerecido patito feo de Fiona Apple

En Música miércoles, 29/10/2025

Sergio Ariza

Sergio Ariza

PERFIL

Fiona Apple es una de las compositoras más importantes de los últimos 30 años, puede que de este periodo sea mi favorita junto a Elliott Smith  y Thom Yorke. Con solo cinco discos a sus espaldas, Tidal, When The Pawn…, Extraordinary Machine, The Idler Wheel… y Fetch The Bolt Cutters, ha conseguido que todos y cada uno de ellos tengan una personalidad propia.

Pero si hubiera que elegir un patito feo dentro de esa discografía, un disco que, como todos los suyos, está muy bien visto, pero parece tener una menor consideración, ese es Extraordinary Machine, un disco que este año cumple 20 años. Bien, este artículo quiere romper una lanza a favor del mismo y dejar claro que no solo es que esté a la altura de sus otros cuatro discos, sino que puede que sea el mejor de todos…

Primero habría que aclarar que parte de su (relativa) mala fama se debe a dos conceptos erróneos: primero, algo así como que este disco no era el que quería hacer la propia artista, y otro es que la versión que grabó primero con Jon Brion como productor es mejor que la versión final que produjo Mike Elizondo. Las dos son falsas pero han marcado claramente el relato sobre el disco, así que vayamos a los orígenes del proyecto.

En 2002, Fiona Apple llevaba casi dos años medio retirada; la gira después de When the Pawn… la había dejado exhausta, las canciones no la salían y había llegado a la conclusión de que si no volvía a escribir una sola nota, estaba bien. Pero ese año su amigo Jon Brion le rogó que hiciera un disco, Brion había producido When The Pawn… y era un enamorado del trabajo de Apple, además acababa de pasar por una ruptura amorosa y quería tener la mente ocupada en algo, Apple se pudo manos a la obra y fue el propio Brion el que habló con la discográfica y les dijo que iba a haber un nuevo disco de Apple pero dejando claro que no habría fecha límite para entregarlo.

Apple se puso manos a la obra y comenzó a escribir algunas de las mejores canciones de su carrera, cuentan que cuando Brion escuchó «Oh Well» se puso a llorar de la emoción, según un artículo del New York Times, a medida que se iba grabando quedaba claro que Jon Brion estaba poniendo en el disco tanto o más que la artista, y Extraordinary Machine no era un disco de Jon Brion sino de Fiona Apple.

Para colmo, algunas de las canciones con los suntuosos arreglos orquestales de Brion comenzaron a filtrarse en el naciente mundo de Internet y se comenzó a correr la voz de este disco que iba a ser una especie de respuesta del Siglo XXI al Smile de los Beach Boys. Claro que si Smile no vio la luz en su día y tuvo que esperar a 2004 para ver la luz como trabajo en solitario de su mente productiva, Brian Wilson, esa versión de Extraordinary Machine tampoco vería la luz ese año, aunque no sería completamente la historia que nos vendieron.

Y es que los fans de Apple estaban ansiosos por más material de la cantante, que llevaba desde 1999 sin publicar nada, y los adelantos que se filtraron, como la canción titular, eran de semejante calibre que el mundo estaba esperando la llegada de un nuevo Sgt. Pepper’s. Todo terminó alcanzando su clímax, lo que irónicamente lo convirtió realmente en el nuevo Smile, cuando Brion apareció en prensa diciendo que el disco estaba cogiendo polvo en los estantes de su discográfica porque pensaban que no había ningún potencial sencillo de éxito.

Al poco de esto las oficinas de Sony se comenzaron a llenar con cartas pidiendo la libertad de Apple, a lo que tuvo que responder el presidente de Epic diciendo que le encantaba el entusiasmo pero, según lo que él sabía, Fiona Apple todavía estaba grabando las canciones de su nuevo disco y que le encantaba que hubiera semejante expectación.

El caso es que eso estaba bastante más próximo a la realidad, pero, como en El hombre que mató a Liberty Valance, la leyenda había sustituido a la realidad y la industria discográfica estaba impidiendo que escucháramos el disco más rompedor de la artista más importante de su generación… No era exactamente así, pero cuando la leyenda sustituye a la realidad, hay que imprimir la leyenda.

Así que después de innumerables sesiones de trabajo, con orquestas grabadas en Abbey Road incluidas, hubo una primera versión, producida completamente por Brion, de Extraordinary Machine que se presentó a la compañía y a la que esta versión no entusiasmó. Hasta ahí, todo coincide, pero lo que se suele perder del relato es que a la propia Fiona Apple tampoco la complacía del todo esta versión.

Y es que en esta primera versión había tanto de Brion que terminaba quitando el foco de lo más importante, las canciones de Fiona Apple. Esa primera versión contaba todas las características de una producción de Jon Brion, con muchos matices, múltiples instrumentos y sutilezas inquietantes. Era un gran trabajo, pero los arreglos estaban muchas veces en primer plano, dejando en un segundo plano la voz, el piano y las letras de Apple. En algunas funcionaban a la perfección, pero en otras, no tanto, y Fiona Apple se había dado cuenta de ello.

El caso es que propuso a la discográfica regrabar varias de las canciones y se puso manos a la oba con un nuevo productor, Mike Elizondo, que había tocado el bajo en When The Pawn… y había producido a luminarias del hip hop como Dr. Dre o 50 Cent, el caso es que mientras estaban grabando se filtró todo el disco en las versiones de Jon Brion y a la gente pareció encantarle, ya que suponía un sonido totalmente nuevo. Para cuando el disco salió finalmente, después de numerosos retrasos, en octubre de 2005, tanto la crítica como los fans más acérrimos ya se habían encariñado con las versiones filtradas de Brion y vieron el disco como una especie de compromiso. No lo era.

Y es que Extraordinary Machine es el disco que hace de puente entre el ímpetu juvenil de sus dos primeros discos y las experimentaciones sonoras de los dos siguientes, es también el primer disco maduro de una Apple que comenzó a escribirlo y grabarlo con 25 años y lo terminó con 28, es, también, la mejor colección de canciones de su carrera, y un disco muy bien producido como prueba el hecho de que aquí aparezcan cosas como «O’ Sailor», la canción titular, «Get Him Back», «Tymps (The Sick in the Head Song)», «Window», «Oh Well», «Not About Love» o «Waltz (Better than Fine)», aunque más importante es que no hay una sola canción mala o regular.

Realmente, a pesar de que Elizondo dijo que había rehecho completamente el disco, no es cierto del todo, las dos versiones se parecen bastante, dos de las canciones son iguales, «Extraordinary Machine» y «Waltz (Better than Fine)», la primera y la última canción (algo que también hizo que se pensara que así es como quería que sonara el disco), pero en el resto de canciones tampoco había tantos cambios, siendo el más significativo que la versión oficial es más clara y concisa, y se centra en la voz de Apple y en su piano, a los que pone claramente en primer plano. Es más la única canción nueva que salió de las sesiones con Elizondo, «Parting Gift», es, sencillamente, Apple y su piano en solitario. Escuchándola, era evidente que no necesitaba mucho más.

Muchos vieron en la letra de “Please, Please, Please” una sospecha de lo que había pasado: Danos algo que suene familiar, algo parecido a lo que ya conocemos (Give us something familiar, Something similar, To what we know already). Fiona Apple había sacado el disco que había querido pero el mundo prefirió verla como a la pobre artista a la que no la dejaban expresarse, lo cual no dejaba de ser irónico si uno escuchaba las letras de las canciones.

Y es que Extraordinary Machine es un triunfo precisamente porque es el disco que Fiona Apple quiso hacer. Captura ese momento de maduración en el que deja de ser esa niña herida que confiesa sus penas, ese sambenito que le puso la prensa, a una artista más fuerte y sabia, más segura de sí misma en su expresión.

Puede que ese sea otro de los motivos por los que este disco no está tan bien visto entre sus seguidores, esta es la obra en la que se puede escuchar a una Fiona Apple más optimista y vital, a pesar de que varias de sus canciones traten sobre su traumática ruptura con el director de cine Paul Thomas Anderson.

Aquí está la magistral «Oh Well», una canción brutal en la que la artista arregla cuentas con su ex. Un año después Apple relataría la anécdota que dio paso a esta canción, Anderson le había puesto los cuernos con la joven actriz Estella Warren y había salido en los medios, la relación se acabó y Apple salió con su hermano para hacerse con un equipo de música, yendo a parar a una tienda de electrónica llena de aparatos de televisión donde estaban poniendo el tráiler de la última película de Warren, así que justo en el momento en el que entraron en esa tienda había tres plantas repletas de televisores de todos los tamaños con la cara de la mujer, eso sí, como bien dice Apple ser la responsable de la existencia de esta canción es lo más grande que ha hecho Warren en toda su carrera.

La manera en la que remata esta canción (Oh, qué manera tan fría y común de acabar. Me alimentaba de tu necesidad de conocerme solo para quedar devastada por la velocidad a la que caíste por debajo de mí. Qué amor incondicional tan desperdiciado en alguien que no cree en esas cosas, en fin…) es, sencillamente, espectacular.

Una prueba más de un disco que encuentra . Es cierto que la leyenda que rodea a la versión producida por Brion tiene más magia, e incluso hay canciones que creo que ganan con ella como en el caso de la maravillosa “Not About Love”, y espero que, en estos tiempos de reediciones, algún día veamos publicada la versión producida al completo por Brion con un mejor sonido del disponible en la filtrada. Pero el trabajo finalizado me parece fantástico, a pesar de la deslumbrante versión orquestal, la versión final tiene un sonido maravilloso y su fijación con baterías hip hop, con Questlove tocando en un par de canciones, me parece que adelantan el fundamental papel que la percusión va a tener en los siguientes pasos de su carrera.

Así que sirva este artículo para cantar las loas de este disco que me parece la mejor introducción a su maravillosa carrera, a pesar de no estar tan bien valorado como los otros. Claro que ser el menos valorado dentro de la discografía de Fiona Apple no es tan malo, por ejemplo hace bien poco Paste Magazine ha sacado su lista de los 250 mejores discos del Siglo XXI y Extraordinary Machine aparece en el puesto 150, solo habría 149 discos mejores, claro que dos de esos, Fetch The Bolt Cutters en el puesto 43 y The Idler Wheel… en el segundo, también serían suyos…

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