Nacido de un replanteamiento creativo, tras meses de estancamiento en el estudio, e influido por el descubrimiento de su próxima paternidad, el último trabajo de Trentemøller, Obverse, es un proyecto construido a partir de la pasión y el amor hacia la música, a pesar de todos los desafíos y cambios que sufre uno en la vida. El resultado es una mezcla atmosférica y onírica proyectada por introspectivos sintetizadores, que recrean singulares y misteriosos pasajes sonoros, mientras el artista danés recrea sensuales viajes emocionales.
Así que aprovechamos la salida de su último disco para hablar con él, no solo sobre Obverse, sino también sobre un artista que ha conseguido ser tan auténtico y personal en su trabajo, que sobran las palabras. Él mismo lo declara, pues para él, cada álbum es como una instantánea de donde se haya en la vida. Es realmente difícil señalar algo específico de lo que sucede en mi vida, en cambio, me resulta más fácil expresar un sentimiento general de la atmósfera y el ambiente, por eso creo que toda mi música refleja diferentes partes de mí.
Para él, compartir la música le permite encontrar un equilibrio entre la oscuridad y la luz. La música para mí es una plataforma muy, muy agradable para expresar mis sentimientos. Me resulta mucho más fácil que escribir, pintar o hacer cualquier otra cosa. La música es un arte que consigue hablar directamente a tu corazón. Piensa que siempre estamos trabajando con la mente, pero el arte de la música es más puro para el corazón. Eso también es lo sorprendente de la música instrumental, donde no cuentas con letras que dictan de qué va tema en cuestión, pero puedes crear tus propias imágenes internas.
Trentemøller lleva su pasión por los sonidos nocturnos y siniestros a un nivel completamente nuevo.
La música como medio de expresión ha sido una parte importante de la vida de Trentemøller desde que era joven, sus influencias adolescentes le ayudaron a moldear su identidad e inspiraron a encontrar su propia voz. La música, siempre fue mi amigo invisible con el que podía confiar y acudir siempre que quería, señala. Afortunadamente, con el tiempo, fue capaz de encontrar ese lugar de rendición en la música que le permitió proyectar su espíritu creativo, hasta culminar con Obverse, dando con ello un giro inesperado pero coherente, como la naturaleza, de la cual se inspira.
Para mí, esto realmente surgió porque en mitad de mi proceso creativo, mi novia y yo descubrimos que íbamos a ser padres. Tuve un hijo hace unas 6 semanas, y esto ha sido una locura, algo realmente fantástico. Tan pronto tuve el niño decidí que no quería ir a otra gira mundial más, y volver a estar sentado en un autobús turístico durante muchos, muchos días. Recuerdo que cuando lanzamos el último álbum estuvimos tocando en más de 120 shows en un año, y esos fueron solo los shows, el resto de días libres los pasaba viajando… Sin embargo, este giro lo ha llevado a descubrir las infinitas posibilidades de su estudio, algo que tenía delante suyo durante tantos, tantos años.
En Obverse, Trentemøller lleva su pasión por los sonidos nocturnos y siniestros a un nivel completamente nuevo. Se trata más bien de la historia de un artista que superó el miedo y rompió su rutina artística habitual, para crear algo verdaderamente auténtico y personal. Como resultado, este álbum se siente como un todo sintético.
Esta evasión para responder a las preguntas que plantea en el disco es tanto una fortaleza como una debilidad. Hay una virtud en dejar que estos sentimientos se mezclen sin fin, porque, en última instancia, son sentimientos que no hacen gestos a nada más que a sí mismos y, emocionalmente puede parecer sin rumbo, lejos de las estructuras y expectativas, sintiéndose como la encarnación más pura de El sonido de Trentemøller. Se trata de un nuevo punto de partida, tan hipnótico como estimulante. Este es quizás el mejor logro del álbum. Donde sus otros trabajos intentan encapsular y resumir este tipo de viajes emocionales, la forma en que el pensamiento se desintegra a las 3 a.m. y nos obliga a tomar aire frío para caminar, reflexionar, preocuparse y colapsar, Obverse hace lo mismo, pero en su interior.
Fiel a su palabra, Trentemøller utiliza el estudio como un instrumento, y lo hace con destreza y gran sensibilidad, siempre en perspectiva con los colores instrumentales y vocales. Es fácil decirlo ahora, pero el artista nunca estuvo destinado a la pista de baile, ya que cada álbum de Trentemøller se ha alejado más de cualquier limitación estilística rígida, más allá de todo límite, o como afirma él: es en los sutiles enfrentamientos de sentimientos y contradicciones donde a menudo está la pura inspiración.
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