La película Emilia Pérez dejó boquiabierto al público del 77º Festival de Cannes con una propuesta que, sobre el papel, suena delirante y descabellada: un melodrama musical sobre la tragedia social de la violencia del narcotráfico mexicano, con toques de culebrón, sentido del humor y, como hilo central, la transformación de un sanguinario capo de la droga en mujer. Ojalá haber podido ver las caras de los productores asociados recibiendo la primicia.
Jacques Audiard se ha dejado caer cada tanto por la alfombra roja del Festival de Cannes y siempre con algo totalmente impredecible y fulminante. Desde que en 1996 ganara el Premio al mejor guion con Un héroe muy discreto, ha competido con Un profeta, extraordinario thriller carcelario que se llevó en 2009 el Gran Premio del Jurado; De óxido y hueso (2012), una historia de amor íntima y poderosa fuera de lo común; con Dheepan se llevó la Palma de Oro en 2015 gracias a este drama sobre una ‘falsa’ familia de refugiados políticos en Francia; y volvió en 2021 con París, distrito 13 para hablar del deseo y la insatisfacción. Vale la pena recordar que aunque el western Los hermanos Sisters, protagonizado por Joaquin Phoenix y John C. Reilly no se paseara por la Croisette, se llevó el León de Plata como mejor director en Venecia 2018.
Con una inventiva cinematográfica portentosa que absorbe de principio a fin, Audiard se atreve a poner toda la carne en el asador con temas socialmente comprometidos y sin miedo a lanzar al público varias granadas de mano sobre la transexualidad y el género. Si el arquetipo de la fuerza masculina es la potencia históricamente destructora y la femenina es la reparadora, aquí la transición entre los dos polos es cristalina, pero tampoco evita las fisuras. ¿Las hormonas? ¿La propiocepción interior? ¿La construcción social de la identidad sexual? ¿El reflejo de la visión que nos devuelven los demás? ¿El alma? ¿Qué hace que alguien sea hombre o mujer? En la trama reposa la semilla de otra idea igual de tentadora que alocada: ¿cómo sería el mundo si los hombres responsables del sufrimiento de la humanidad se convirtieran en mujeres? Se agradece que una película proponga imaginar sin miedo a las consecuencias.
Karla Sofía Gascón interpreta con un magnetismo irresistible a esa bestia que alberga en su interior una santa redentora; Zoe Saldana es una aguerrida abogada de primera clase profesional y a la cola de la escala social; Selena Gómez es la mujer del narcotraficante que vive con un velo en los ojos; Adriana Paz, una mujer harta del maltrato que encuentra una nueva vida en las mieles de un romance inesperado. Va a favor de toda lógica interna a la película que el Premio a la mejor interpretación haya sido adjudicado en equipo a todo el reparto femenino de Emilia Pérez. A pesar de la dureza del tema que trata la cinta y que Adriana confirmó en su experiencia como madre en el día a día: la brutalidad que azota a México con sus muertos y desaparecidos a causa de las dinámicas del mercado de la droga; durante la rueda de prensa, Sofía destacó el mensaje esperanzador que contiene la historia y Zoe remarcó la inherente celebración de la cultura mexicana al mostrar a un pueblo capaz de reponerse y reaccionar ante la atrocidad.
A simple vista, no hay película de este director parecida a la otra. Para encontrar lo que tienen en común, habría que despejar el género cinematográfico, quitar a los personajes, aventar la sinopsis y hasta la idea misma (parafraseando las palabras de León Felipe en busca de la esencia de la poesía), y si después de eso queda algo, y queda, eso es el cine de Audiard.
Emilia Pérez ha obtenido el Premio del Jurado de Cannes y el Premio a la mejor interpretación para todo su reparto femenino.
Información actualizada el 25 de mayo de 2024.
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