Sombreros, sí; corbatas, no. Colores, sí; negro, también. Diversión, claro; Cyndi-Lauper-en-miniatura, no, por favor. Estas son mis reglas para configurar un armario infantil razonable.
DON’T: niños vestidos como adultos
Ponerle una americana a un bebé es casi tan absurdo como vestirle sólo con faldones, como si estuviéramos en la corte de Felipe IV. Por muy monín que esté el niño con una corbata, por más gracia que a la abuela le haga colocarle un bombacho de terciopelo, optemos por prendas fáciles de poner, de llevar y de lavar: son más versátiles y baratas y el niño no parecerá sacado de un cuadro de Velázquez.
DO: complementos para niños
Fulares y bolsos serían excesivos, pero hay imprescindibles en un guardarropa infantil que pueden darnos todo el juego que la regla anterior nos restringía. Los gorros, por ejemplo, son ideales para rematar con gracia un conjunto (justo lo contrario que cuando eres adulto). Lo mismo sucede con unos tirantes o unos calcetines de colores. Pero, cuidado, incluso así con mesura podéis desatar al monstruo: servidor, con apenas un año, se negó a salir de casa porque los calcetines no combinaban con las rayas de su camisa.
DON’T: licencias
Una camiseta de la resabiada exploradora o de la caterva de princesas Disney vale, fácilmente, el doble que una lisa o con rayas marineras. Aunque algunas sean lindas, corremos el peligro de que el niño se convierta en un yonqui del merchandising y rechace cualquier juguete/objeto/alimento que no esté decorado con una esponja amarilla.
DO: ropa “lúdica”
El mejor regalo para un niño, según los expertos, es un disfraz. Marcas -como la catalana Yporqué– apuestan por añadir un toque lúdico a sus prendas: tal vez música, un olor o unas cremalleras para convertir una capucha en una capa de superhéroe. Estos diseños pueden ser algo más caros que una prenda convencional pero el factor diferencial es enorme.
DO: rosa para ellos
Si las muñecas, con su camisita y su canesú, van vestidas de azul de toda la vida… ¿Por qué es tan complicado vestir a un niño con una camiseta rosa o con un polo fucsia? Defiendo este color no sólo porque me parece genial ir en contra de manidos tópicos sexistas sino porque, sinceramente, es uno de los tonos más favorecedores que existen y combina genial con todos los neutros (gris, azul, negro, marrón).
DON’T: lujo para niños
Por más que Galiano tenga una línea kids, por más que me fascinen las colecciones de Gaultier para niñas, por más que sueñe con que Paul Smith produzca sus camisas de niño en mi talla… Es obsceno hacer partícipe a un menor del negocio de la marcas premium.
DO: black is the new black
Defiendo vestir a los niños de negro, más allá de la ya aburrida camiseta de los Ramones… Una de mis firmas preferidas, New Generals, ha hecho de los tonos oscuros su bandera y sus colecciones de ropa ecológica -pero no beige, verde ni marrón…- se caracterizan por un uso exquisito del negro, el gris antracita y el azul marino, combinados con toques pastel.
DON’T: tacones para niñas
Los tolero sólo para los trajes regionales… Aunque se enfade la tía Consuelito, el kit de Cenicienta, con su zapatito de plasticucho y purpurina, se va a quedar guardadito. Si la niña o el niño quieren ponerse tacones que haga lo que se ha hecho siempre: que asalte el armario de mamá y le dé un disgusto a la abuela reaccionaria con su ejercicio de travestismo.
DO y DON’T: déjales elegir
Mola que tu hijo demuestre su creatividad eligiendo su ropa, combinando colores y llevando conjuntos inusitados… Excepto si el resultado lo asemeja a Punky Brewster: retiraría más de una custodia a esos padres molones que creen que educar a sus hijos es consentirles que vayan vestidos de arlequín.
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