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Donald Glover, el creador 360º

En Cine y Series 20 abril, 2023

Marc Muñoz

Marc Muñoz

PERFIL

Hay un hombre en América que lo hace todo; y todo lo hace bien. Responde al nombre de Donald Glover, aunque también ha dejado muestras de su talento renacentista como Childish Gambino, ese alias musical con el que juró no publicar nueva música después de 3.15.20 (2020), su cuarto álbum de estudio —aunque ha terminado faltando a su promesa para alegría de sus acólitos. Sin embargo, desde los últimos años, sí que ha reducido su actividad musical para centrar los esfuerzos en una parcela audiovisual en la que se ha convertido en uno de sus creadores más estimables y perseguidos del presente continuo.

Nacido en 1983 en una base aérea californiana, Donald Glover se crió como testigo de Jehová en Stone Mountain, Georgia. Los estudios en escritura dramática lo trasvasan hacia el Tisch School of Arts de Nueva York, donde se graduaría en 2006. Sin tiempo para enfrentar el primer precipicio laboral tras la finalización de los estudios, Glover ingresa como guionista en el programa 30 Rock (NBC), donde también se presta a hacer algunos cameos. Sin salirse del canal, su salto al estrellato se materializa con el papel de Troy Barnes en la serie Community, 89 episodios donde sella sus dotes actorales para el gran público. Mientras en paralelo va levantando una carrera igual de exitosa como Childish Gambino.

Aunque su explosión como autor total le llega con la gestación de su propio show televisivo. Atlanta se incorpora en la programación de FX en 2016 para convertirse, hasta su conclusión el pasado año (Disney + España la ha incorporado con cierto retraso este 2023), en uno de los oddballs más rompedores, originales y geniales que haya ofrecido la ficción catódica en lo que se lleva de siglo. Ahí Glover registra un sello autoral propio y simpar a través de las alocadas y surrealistas aventuras de una cuadrilla de tres personajes: el séquito de Paper Boi, un rapero de Atlanta que intenta, con la ayuda de su primo Earn y de Darius, un colega colgado, abrirse paso en la escena rap de la ciudad de Georgia. En esta, Glover se involucra como actor (Earn), productor ejecutivo, guionista, director y showrunner.

"Atlanta FX". Donald Glover.

Atlanta FX

Esa versatilidad incontestable está puesta al servicio de este anómalo artefacto sobre el trance de ser negro en los Estados Unidos (los de Trump o sin él). Tema que vehicula, con refuerzos colindantes —el mundo del rap, relaciones sentimentales, la ciudad de Atlanta, temas raciales y políticos— la ingeniería narrativa que ha convertido este producto en uno de los visionados más sorprendentes y mindblowing de la última década. En el recuento sin posibilidad de enmienda permanecen capítulos como “Teddy Perkins”, este acercamiento al terror —otra de las singularidades de Atlanta ha sido el dinamitar apriorismos y patrones, algunas veces, apoyándose en el cruce de géneros— con la visita de Darius a un casa victoriana donde reside un inquietante personaje inspirado en Michael Jackson.

Por no hablar de los más recientes “The Old Man and The Tree” (temporada 3), “New Jazz” (temporada 3), “The Most Atlanta” (temporada 4) “Crank That Killer” (temporada 4) que pugnan por quedar en lo alto del podio de los episodios de la ficción. Donde sin duda habría espacio para “The Goof Who Sat by the Door” (temporada 4), un “Bottle Episode” que rompe con la configuración de la última temporada, y con el avance narrativo presupuesto, al presentar, en clave de falso documental inspirado en el seminal La verdadera historia del cine (Peter Jackson, 1995), la historia del primer directivo negro del gigante Disney. Una atrevida incursión política y racial (no olvidemos que FX forma parte del conglomerado empresarial de Disney) donde Glover inserta arriesgados comentarios raciales y lanza sus pullas, refugiadas en el humor y la sátira, sobre la escasa diversidad que reina en los despachos de la megacorporación norteamericana. Capas políticas y sociales que casi siempre intenta incorporar, mediante los diálogos y las situaciones descontroladas, en sus creaciones. Lo imbrica con maestría en el fluir inesperado de Atlanta, siempre buscando, bajo ese quiebro dramático, o ese cambio de género, o esa desubicación espacial que pille al telespectador a contrapié, empapar sutilmente el visionado de la experiencia de la negritud: los miedos, los temores, la extrañeza, el desabrigo, la incomprensión y el sinsentido que comporta ser negros en los Estados Unidos. Y lo resuelve sin renunciar a esa capa autoconsciente alojada en la corteza.

Una signatura autoral que llevó a un estadio viral con el potente videoclip para el “This is America”, canción de su alter ego Childish Gambino. Un estruendoso artefacto gestado con su inseparable artillero visual —un Hiro Murai que ha sido aliado inseparable para gestar el look imaginativo que destila la serie Atlanta— en el que denunciaba sin medianías la cultura de las armas y de la violencia de su tierra.

Su dulce singladura terminaba el pasado 10 de noviembre de 2022 con la emisión de “It was all a Dream”. Sin tiempo para apenarse —por muchos que algunos la echaremos de menos de por vida— Glover lanzó su segunda creación televisiva (con Janine Nabers como coautora). Ese Enjambre que, desde la entrada, tejía complicidades con su anterior show. La miniserie de Amazon Prime sigue los derroteros criminales de Dre, una fan fatale obsesionada, hasta límites criminales, con Ni’jah, un trasunto nada disimulado de Beyoncé. El tapete le sirve al tándem Glover-Nabers como excusa salubre para lanzar su diatriba sobre el fandom extremo, las redes sociales, la fama, el culto a las celebridades, la disociación entre realidad y ficción, y el retorno que las estrellas ofrecen sobre una masa cegada por el brillo del bling bling y el grosor de las billeteras de estos; secuestrados por la devoción de unas imágenes distorsionadas por magos del marketing y de las redes sociales que se validan como reales.

Aquí lo interesante se resuelve en la creación de un personaje central que es una serial killer negra capaz de matar por la razón más trivial. Es en realidad un carácter desesperado en búsqueda de amor, que encuentra un salvoconducto mental para una realidad hostil en la obsesión fantasiosa con una inalcanzable diva de la música. De nuevo, es cuando su discurrir narrativo se desvía por senderos inesperados que rompen, a su modo, con la continuidad dramática de la serie, cuando Enjambre presenta sus mejores actos. Ocurre con el cuarto capítulo, la llegada a una comuna holística en la que Billie Eilish sorprende en el papel de una inquietante líder de secta y, de nuevo, casi como “Bottle Episode”, en la penúltima dosis, cuando el show asume el formato true crime y voltea la representación entre ficción y no ficción —la serie inicia cada capítulo con el falso disclaimer: Esto no es una obra de ficción. Cualquier parecido con personas, vivas o muertas, es intencionado. También señala su genuina entidad con un casting muy autorreferencial. Empezando por las hermanas cantantes Chloe y Halle Bailey —protegidas de Beyoncé—, la mentada estrella del pop Billie Eilish en un rol magnético e inolvidable o de Paris Jackson, hija de Michael Jackson, en la piel de una stripper biracial que hace sarcástica referencia al color ambiguo de su piel.

enjambre

Enjambre se parapeta además en un molde formal incómodo, por momento cercano al terror psicológico, recubierta con cierta estética de la factoría Blumhouse. Un dispositivo formal que incorpora notas de humor que no tamizan su amargura interna, ni sus críticas dispuestas a nuestro entorno y la relación entre público y artista, todo sobrellevado por la espalda de esta impecable y solitaria asesina en serie que interpreta con ejemplaridad Dominique Fishback.

Lejos de tomarse un merecido descanso, Donald Glover ya ultima su próxima creación: Mr and Ms. Smith, adaptación a serial de la película de 2005 Sr. y Sra. Smith (que interpretó una pareja a punto de serlo en la vida real, Brad Pitt y Angelina Jolie) sobre un matrimonio en el que ambos desconocen que el otro es un espía. Donald Glover interpreta a uno de los protagonistas a la vez que actúa, junto a Phoebe Waller Bridge y Francesca Sloane, como cocreadora.

Nada detiene a Glover en su imparable ascenso e intachable currículum transversal. Un creador todoterreno, capaz de explosionar los cánones más anquilosados de la ficción televisiva y labrarse una carrera inusual como rapero. Una estela exitosa que aún tiene terreno por iluminar, empezando por un universo cinematográfico en el que no ha dejado prácticamente muestras de su genialidad.

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