Si estoy triste o enfadado todo me sale mal o peor, pero en ocasiones, cuando me siento bien aparecen las personas que más quiero y siempre me hacen el regalo que deseo.
Viajaba en coche hace unos días y sonaba en la radio una canción que me llamó mucho la atención. Decía algo así como que cuando me siento bien la sartén no se pega y la tortilla sale redondita, con cuatro palabras hago una poesía, enciendo la noche y alargo los días.
Me pareció genial, porque es algo que a mí me sucede, no muy a menudo, pero cuando me siento bien aparco donde sea, los semáforos siempre están en verde y soy capaz de leerte la mente. Al contrario también me suele suceder, cuando estoy triste todo me sale mal, no doy una a derechas y siempre me equivoco de carretera cuando hay que tomar una decisión.
La historia es que me doy cuenta que esto sucede de manera espontánea, mecánica y poco controlada y sería genial que pudiera construir una vida pudiendo elegir, en determinados momentos, si una tortilla redondita vale la pena o romper el semáforo es la mejor opción; Porque lo normal, para mí, es que cuando necesito dinero me aparecen gastos inesperados, si quiero más tiempo llega algo que me absorbe de manera increíble, si quiero adelgazar lo que consigo es engordar más y si quiero encontrar pareja, solo llegan a mi vida personas equivocadas… ¡Uf!
¡Pero, si todo esto de la autoayuda, los gurús empresariales, los grandes maestros y todo cristo dice que si te propones objetivos claros, fiables, alcanzables e ilusionantes los conseguirás, con esfuerzo, pero los tendrán ahí al alcance de la mano…! ¡Mentira! Sin embargo, cuando me siento bien, puedo volar, desaparecer, colarme en tus sueños, cantar, ser un genio sin lámpara y estar siempre de buen humor… ¡Que barbaridad! ¡Si yo quiero eso siempre… pero siempre! ¿Quién tiene esa llave…? Estos de Efecto Pasillo lo tienen muy claro.
Me lo voy a tomar con buen humor, voy a ir contracorriente, me va a importar bien poco que pienses que estoy loco, no voy a escuchar a todos aquellos que me ayudan a no hacer posibles mis ilusiones, voy a cantar cada mañana, sin importarme lo bien o lo mal que lo haga y quiero empezar a pensar que voy a sentirme bien cada día, ¡aunque no sea verdad! igual poniendo algo de mi parte y cambiando algo de lo que pienso y siento, de manera rutinaria, contribuyo a ayudar a que el proceso de sentirse bien se implante definitivamente en mi vida.
¡A ver si tengo suerte y te tengo cuando amanece y me dices te quiero y te quiero tan fuerte que tiembla de emoción el universo… y me sigues el juego!
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