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Coreografía de un escándalo

En Escenas martes, 15 de marzo de 2016

Sara Esteller

Sara Esteller

PERFIL

Como coreógrafo asociado al londinense Royal Ballet, Christopher Wheeldon ha recreado la historia del cuadro Madame X, que tanto revuelo provocó en el Salón de París de 1884.

En el siglo XIX ya existían las It Girls y Virgine Aurélie Avegno Gautreau era una de ellas. Nacida en Nueva Orleans en 1859 en una familia noble francesa, se trasladó a París con solo ocho años, después de la guerra civil americana. La niña, que creció en un entorno acomodado, pronto se convirtió en una joven que frecuentaba las fiestas y salones de moda.

La capital francesa, uno de los centros del arte del momento, le sentaba como un guante a una mujer sofisticada, curiosa, bella y además moderna. Casada con Pierre Gautreau banquero y armador, vivía su vida como quería, incluyendo affaires y todo tipo de licencias contra la etiqueta de la época.

Posó para pintores, que encontraban una fuente de inspiración en su serenidad, su erotismo, en una piel nívea y en una delicadeza altiva llena de magnetismo. Uno de los pintores más reconocidos del momento, John Singer Sargent, la retrató en 1884. Fue él quien se ofreció a pintarla y no ella quien contrató sus servicios, lo que da una idea de la poderosa influencia que Madame Gautreau ejercía en su círculo social.

Madame X

Conocido como el retratista de más éxito de su generación, Singer captó en Madame X la poderosa personalidad de su modelo, añadiendo en la tela un elemento que provocó una tremenda perturbación en el Salón de París por incluir un hombro desnudo. Uno de los tirantes del vestido caía sobre el brazo de la joven, y este pequeño detalle contenía tal universo de símbolos y de sensualidad que se convirtió en bomba que explotó para ambos, pintor y modelo.

Fue tal el escándalo que Singer cambió el retrato dibujando el tirante en el hombro correspondiente, pero ni aún así consiguió acallar las críticas y, finalmente, se quiso alejar del ruido trasladándose a Londres durante una temporada. Años más tarde, ya de vuelta en París, reconocería que el cuadro había sido su mejor obra.

Madame Gautreau también abandonó París, pero ella nunca regresó y vivió desde entonces lejos de la atención de los demás.

Fascinado con el cuadro desde que lo descubrió en el Metroplitan Museum de Nueva York, Wheeldon ha querido recrear esta compleja trama, no en vano es uno de los coreógrafos más queridos en Inglaterra, a quien críticos y público reconocen un talento especial para contar historias a través del baile.

El último programa triple del Royal Ballet (estrenado el pasado 12 de febrero) incluía el estreno mundial de Strapless, pieza en una solo acto en colaboración con el teatro Bolshoi de Moscú, basada en el libro del mismo nombre, en el que Deborah Davis se adentra en las consecuencias que el famoso cuadro tuvo en las vidas de sus protagonistas. Además de pintor y modelo, una serie de personajes ayudan a desarrollar la trama ideada por Wheeldon.

Aunque la crítica ha recibido con entusiasmo a la protagonista femenina, la rusa Natalia Osipova, no ha dado una buena valoración a un ballet al que el crítico de The Thelegraph, Mark Monahan, define como elegante pero impreciso.

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