Conversamos con los artistas e ilustradores Ricardo Cavolo (Salamanca, 1982) y Cristóbal Fortúnez (Santiago de Compostela, 1980), dos mentes inquietas y creativas, capaces de representar lo irrepresentable. Ambos han trabajado para grandes medios, editoriales y publicidad, manteniendo un imaginario muy singular y personal, colmado de colores. Su proyección rebasa el ámbito local, y como un relámpago, su obra ha ido calando dentro y fuera de España. Aprovechamos para conversar con ellos sobre su obra, trayectoria e inquietudes.
¿Cuándo decidisteis dedicaros profesionalmente a la ilustración? ¿Hubo algún momento, algún detonante?
Ricardo: No recuerdo un momento concreto en el que lo decidiera. He dibujado desde siempre, nunca dejé de hacerlo y entendí que de una u otra forma me dedicaría a algo relacionado con el dibujo y la pintura. De manera natural empezaron a llegar encargos y proyectos.
Cristóbal: Yo siempre he dibujado, pero lo hacía solo para mí. Y había hecho algún trabajo paralelo de ilustración, cosas muy puntuales y pequeñas, pero no me empecé a plantear dedicarme a ello por completo hasta que me empezaron a salir cosas habitualmente, a raíz de Fauna Mongola. Estaba muy quemado de mis anteriores trabajos, y en algún punto me di cuenta de que, aunque el esfuerzo y la frustración que implicaban dedicarte a full a un proyecto personal fueran enormes, también lo era la satisfacción cuando las cosas salen bien.
Desde que empezasteis hasta la actualidad, ¿en qué creéis que ha mejorado el arte gráfico en España desde entonces?
Ricardo: Poco a poco, la escena se va acercando a las de otros países donde la cosa es un poco más sana. Se va entendiendo que esto es una profesión, no un hobby. Pero creo que aún queda bastante por mejorar.
Cristóbal: Cuando empecé, vivía en una burbuja en la que no era muy consciente del mundillo o de lo que se hacía a nivel gráfico, pero lo que veo ahora es que la ilustración ha llegado masivamente al gran público. Si le preguntas a la gente cuáles son sus ilustradores nacionales favoritos, muchos te podrán decir varios nombres. Yo creo que eso es algo impensable hace unos años, cuando el ilustrador era, quizás, menos autor. Supongo que es también gracias a las redes sociales, pero hay gente con unos lenguajes súper personales muy desarrollados y totalmente reconocibles, y creo que eso ha calado en los espectadores, que son mucho más sensibles y receptivos a temas de ilustración.
A pesar de que ya se puede hablar de vuestro estilo, ¿cuáles creéis que son las principales influencias que habéis tenido?
Ricardo: Creo que uno va encontrando influencias hasta el último día. No es que llenes un cajón de influencias y con esas tiras el resto de tu carrera. Yo, al menos, voy incorporando nuevas inspiraciones constantemente. Hasta ahora, mis principales influencias son el cómic, cartoon, arte outsider, arte medieval y arte tribal o primitivo.
Cristóbal: Yo he copiado a diestro y siniestro, hasta que me he ido sintiendo cómodo con lo que hago. Aún lo hago, vamos. El problema es que me gustan tantísimas cosas y he intentado asimilarlas todas que ya no sé ni qué me ha influido más. Hay cosas que siempre he tenido claras, sin embargo. Igual no tienen mucho que ver, pero me flipan las cosas muy coloridas. Ed Repka, Ernst Ludwig Kirchner… No sé. Siempre me decía yo quiero hacer cosas con ese color.
¿Conserváis los mismos referentes desde que empezasteis?
Ricardo: Más o menos sí, pero algunos quizás con menos protagonismo que en el pasado.
Cristóbal: Yo, totalmente, aunque he añadido un montón más. En mi ordenador guardo por carpetas trabajos de los ilustradores, pintores, fotógrafos, etc. que veo que me van molando. Gigas y gigas. Los miro a veces y siempre hay algo que me apetece probar.
¿En qué os inspiráis a la hora de abordar un diseño o ilustración? ¿Cuál es vuestro criterio estético para que le deis el visto bueno a un trabajo vuestro?
Ricardo: Yo no pienso demasiado en esto, la verdad. Trato de disfrutar con lo que hago y mantenerme en mi modo de hacer habitual. De esta manera elimino presiones y el resultado final suele ser bastante fresco.
Cristóbal: Depende de si estoy trabajando para un proyecto específico o es algo meramente personal. Para lo primero, tengo siempre unas referencias o criterios estéticos previos que en algún punto se van a encontrar con mi forma de ver y hacer las cosas. Suelo tener muy claro hacia dónde me tengo que dirigir y cómo. Además, para esto los tiempos suelen ser ajustados, por lo que no suele haber mucho margen de maniobra. Cuando me enfrento a algo completamente personal le doy muchas más vueltas, y por lo general, me quedo un poco insatisfecho porque pienso que el punto correcto de acabado estaba en alguna fase anterior. Pero es que me lo paso bastante bien trabajando y me cuesta parar.
¿Y cuál es vuestra técnica favorita?
Ricardo: Últimamente, estoy trabajando más con acrílicos.
Cristóbal: Me gusta muchísimo el lápiz, pero casi nunca lo uso para nada más que para abocetar. Lápiz de grafito, lápices de colores. Me flipan. ¡Pero tardo demasiado con ellos!
Debate clásico: ¿es tan importante la idea como la técnica?
Ricardo: Para mí, la técnica cuenta poco. Evidentemente, es el envoltorio y eso ayuda a cómo se percibe la composición. Pero creo más en el poder de la idea. Pero lo bueno de esto del arte es que hay para todos los gustos.
Cristóbal: Para mí lo importante es cómo cuentas la idea. La idea detrás de muchos de tus libros o películas favoritos seguro que se reduce a unos mimbres muy básicos. Pero es esencial, porque es lo que aguanta la pieza. Ahora, sobre eso hay que tejer un universo que la haga atractiva para el espectador, y a ser posible, única.
¿Os consideráis más diseñador gráfico o ilustrador? Vuestro trabajo parece nadar entre ambas aguas con total naturalidad.
Ricardo: Yo, de diseñador gráfico no tengo nada. De hecho no se me da bien. La ilustración es una parte de mi trabajo. Pero también pinto murales, o cuadros para mis propias exposiciones… Prefiero usar la palabra artista que incluye más cosas.
Cristóbal: A mí se me da bastante mal el diseño gráfico. Claramente, ilustrador. Ojalá pudiera nadar entre ambas aguas, pero en una no hago pie, creo, ¡jajaja!
Trabajáis para marcas, branding, temas de comunicación, ilustración… ¡nada se os resiste! ¿creéis que es necesario mantener un estilo o, por el contrario, es mejor desligarse de una técnica concreta para abordar cada trabajo? ¿Intentáis mantener vuestro estilo o es más importante el mensaje que pretendéis transmitir?
Ricardo: Para mí es una condición inquebrantable el poder hacer lo que sea siempre con mi estilo. Y si no encaja con el proyecto es porque se han equivocado al elegirme.
Cristóbal: Lo ideal es mantener tu estilo todo lo que sea posible, creo. Yo he ido usando varios registros para adaptarme a diferentes entornos. Te diría que por ser versátil, pero en realidad pienso que es solo porque no tenía totalmente desarrollado un estilo eficiente. Quiero pensar que a medida que pasen los años iré encontrando un lenguaje personal más efectivo para abordarlo todo. Ahora mismo, eso es algo que tengo muy en mente.
Si empezarais ahora mismo de cero, ¿qué errores evitaríais y qué pasos repetiríais de nuevo?
Ricardo: Yo tengo claro que me lo tomaría con más calma y no agotaría todas las energías desde el principio.
Cristóbal: A mí me hubiera gustado tener mucha más seguridad sobre lo que hacía y no probar tantas cosas diferentes. Coger un camino y seguir a saco por él. Y trataría de dibujar mucho más del natural. Es algo que he comenzado a hacer hace poco y que me ha dado muchísima seguridad. Y sin duda, lo que repetiría es haberme atrevido a dar el salto para dedicarme totalmente a esto.
¿Pensáis que vuestra ciudad es cómoda para desarrollar vuestro trabajo como diseñadores e ilustradores?
Ricardo: En mi caso no afecta demasiado. Me he ido moviendo por diferentes ciudades y no siento que haya afectado a mi trabajo.
Cristóbal: Madrid es guay para ver gente y estar al tanto de las cosas nuevas que se hacen. La oferta cultural es bastante buena, pero por otro lado es cara y un buen espacio para trabajar no es fácil de encontrar. Supongo que el lugar en el que estés no es determinante si tienes claro lo que quieres hacer. En mi caso, ahora mismo te contesto desde Galicia, donde también trabajo estupendamente.
Un pequeño juego sinestésico: del texto creas imágenes. Viendo tus imágenes, ¿a qué suenan?
Ricardo: No lo tengo muy claro. Siempre he pensado que mi trabajo y la música de Cocorosie son primos hermanos.
Cristóbal: A volcar un cubo lleno de Lego.
En un mundo profesional con un repunte destacado en la ilustración como medio de expresión y comunicación, a un tiempo, ¿algún consejo para las nuevas hornadas de dibujantes que salen de las escuelas de arte con un despiste monumental?
Ricardo: Yo, lo único que diría es que se lo tomen con calma. Entiendo la urgencia de empezar a trabajar, también por la necesidad de empezar a cobrar. Pero las prisas son una gran fuente de frustraciones en esta profesión. Si estás en esto para quedarte, tranquila, tranquilo, que va a llegar.
Cristóbal: Yo reivindico mucho el placer de dibujar porque sí, sin mayores aspiraciones. Cuadernos de dibujo, esas cosas. No todo son likes y cosas para enseñar. Hay que probar ideas nuevas, equivocarse mucho, hacer muchas cosas horribles, etc. A la hora de dedicarse profesionalmente a esto, ten por seguro que tendrás que salir muchas veces de tu zona de confort. Cuanto más bagaje tengas, menos difícil será enfrentarse a ello. Y algunas de las mejores ideas salen de esas libretitas llenas de ideas absurdas, dibujos fallidos y monigotes deformes que se van acumulando por la casa.
¿Qué es lo que más admiráis del trabajo de Ricardo Cavolo / Cristóbal Fortúnez?
Ricardo: El trabajo de Cristóbal siempre me ha gustado mucho porque genera una armonía muy interesante entre los trazos y los colores. Se me hace como una ilustración de otra época, como de los 70. Es una atmósfera muy placentera para el espectador.
Cristóbal: Ricardo tiene un lenguaje que ya es casi universal. Y con él lo abarca todo, es como si hubiera inventado su propio alfabeto. Eso es increíble, porque además habla su idioma con una soltura absoluta.
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