-Tengo que contarte algo.
-Dime.
-He conocido al hombre, pero no de mi vida sino de la de otra.
-Vaya.
-El problema es que ignoro cúal es esa otra, y tengo miedo que ella piense que hago estas cosas habitualmente, y sea una persona desesperada que intente hacer alguna barbaridad…
-¿No le puedes preguntar a este hombre de qué vida es?
-Lo estoy conociendo aún. Es incómodo empezar una conversación con una pregunta así, especialmente en esos primeros momentos en que hablar no es lo importante.
-Pero si realmente no es el hombre de tu vida, no pierdes mucho intentándolo.
-Imagínate que es el hombre de la vida de mi hermana, o de mi jefa, o del embajador de Estonia… vete a saber. Imagínate que esa vida es una vida de penurias buscando a la persona adecuada, y de repente aparezco yo en medio como un jueves lluvioso, como una amnesia en unas oposiciones.
-Pero no lo hiciste adrede…
-¿Yo? Ya tengo bastante con mi vida.
-Deberías decirle la verdad.
-¿A quién?
-No sé, ¿él ve bien todo esto?
-¿Ser hombre de otra vida? Y quién no.
-Chica, te metes en cada fregado…
Foto ©Tereza Vlckova “A Perfect Day Elise”
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