Carpisa, la firma italiana de bolsos y accesorios, busca becarios. Contratar estudiantes o jóvenes profesionales en prácticas es muy beneficioso para cualquier empresa y, en particular, para las del sector de la moda. A cambio de su primera experiencia laboral, los chavales aportan a la organización savia nueva -y barata. Este win-win simbiótico es lícito y hasta sano. Quien no haya sido becario o haya contratado a uno que tire el primer… monedero, ya que hablamos de bolsos, va. En Carpisa, donde de forros entienden un rato, se han pasado precisamente por ahí los términos del acuerdo. Y se ha armado una buena tarantella.
En sus redes sociales, la empresa ha colgado un post para captar a jóvenes talentos. Cómpranos un bolso y podrás ser nuestro becario durante un mes, así se resume el contenido del anuncio, o mejor dicho, del concurso. Si esperaban un aluvión de solicitudes, lo que han recibido ha sido uno, bien caudaloso, pero de críticas y burlas. Notoriedad, pero de la mala, también han obtenido: el hashtag #Carpisa ha sido tendencia en Italia durante los últimos días y el caso ha saltado de los timelines jocosos a las portadas de la prensa seria y rigurosa.
El post de marras…
A la firma poco o nada le importa el curriculum de sus aspirantes, ni su portfolio, ni sus inquietudes. Lo que quiere es que pasen por caja. Ante todo, enfoque comercial, habrá dicho alguien desde un despacho…
Una vez comprado el bolso, entiendo que para conocer en profundidad el producto, los aspirantes han de presentar una propuesta de plan de comunicación, con su estrategia, su presupuesto y su canesú, y con las hermanas Cruz, Penélope y Mónica, como embajadoras. Facilito todo. Algo de lo que se encarga, sin duda, el recién llegado a un equipo. ¿De verdad esta acción ha sido diseñada, desarrollada e implementada por profesionales del marketing y la comunicación de moda? ¿O se la han encargado precisamente el becario?
No todo en la trampa-oferta huele a azufre. Las prácticas son remuneradas. Los 30 días en Carpisa se gratifican con 500€. No se concreta si al agraciado se le reintegran los 30 euros que, como media, cuesta una pieza de la marca.
Tratándose de una empresa napolitana, la broma fácil de las tácticas mafiosas resulta tentadora, pero adecuada. Aunque más que de Camorra, lo de Carpisa es de morro, mucho morro.
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