Impresionante victoria de Carlsen en la 78º edición del TATA Steel, un clásico del ajedrez magistral que se jugó en Holanda el pasado enero. En 2015 el campeón del mundo sufrió un bache de juego. Ahora está que se sale.
EFICAZ COMO UNA MÁQUINA
Magnus Carlsen, actual campeón del mundo, tuvo una pequeña crisis de juego en los primeros meses de 2015. Hace alrededor de un año sufrió algunas derrotas bastante incomprensibles, no solo por las derrotas sino sobre todo por la alarmante falta de ideas que mostró en ellas. Todos los jugadores, incluso los más grandes de la historia –es el caso del noruego Carlsen, junto con Lasker, Capablanca, Alekhine, Tal, Fischer y Kasparov- tienen momentos bajos. No me acaba de enamorar el juego de Carlsen –muy técnico, algo aburrido, propio de una máquina- pero me fascina su espíritu de lucha y sus resultados. Ahora ha recuperado su mejor forma y vuelve a estar arrollador.
En la 78º edición del TATA Steel, que se disputó en Wijk aan Zee (Holanda) del 16 al 31 del pasado enero, jugó un torneo magnífico. Pese a la dureza de sus adversarios, con un altísimo ELO medio, no perdió ninguna partida. Logró 9 puntos de 13 posibles (5 victorias y 8 tablas) y ganó el campeonato con un punto de ventaja sobre el segundo clasificado (Fabiano Caruana, italoamericano) y sobre el tercero (Din Liren, de nacionalidad china). Todas las partidas fueron retransmitidas en directo por el Internet Chess Club, y se realizaron resúmenes diarios en español a cargo de notables jugadores latinos.
El ajedrez, bien presentado y visualizado, puede alcanzar categoría de gran y emocionante espectáculo. Naturalmente, hay que saber jugar medianamente bien para captar las complejidades de una posición. Pero jugar medianamente bien al ajedrez no es difícil. Lo difícil es jugar muy bien. Ese es un don que tiene el que lo tiene. No se puede alcanzar solo con la voluntad. Del TATA Steel me quedo con la partida que Carlsen le ganó a Adams. Electrizante.
NO SUBÁIS, QUE ES PEOR
Del mejor ajedrez del mundo me paso al ajedrez valenciano. No tenemos talentazos equiparables a los que compitieron en el TATA Steel -eso son palabras mayores-, aunque también se hacen buenas partidas y a menudo la emoción de las mismas es intensa. Con todo, ahora quiero comentar algo que me preocupa desde hace años. En el campeonato interclubs de la Comunitat, subir desde la categoría autonómica (división norte o sur) a la División de Honor, se ha convertido en una misión no imposible -no lo es, ya que todos los años ascienden dos equipos-, pero sí poco deseable. Me explico. Todos los clubs valencianos son modestos. No reciben subvención alguna, al revés, han de pagar a la Federación unas cuotas no precisamente ligeras y los jugadores han de pagar además una cantidad anual para renovar sus licencias.
La Federación de Ajedrez de la Comunidad Valenciana no financia los desplazamientos de los equipos en las competiciones oficiales, algo que a mí me parece impresentable. A veces los viajes son largos, especialmente en la División de Honor. Por ejemplo, el de Castellón a Alicante. Son 250 kilómetros de ida y 250 de vuelta. Ocho jugadores. Dos coches. En la ida hay que comer y en el regreso hay que cenar (las partidas comienzan a las cinco de la tarde, hora taurina, y acaban pasadas las nueve de la noche). Calculen los gastos. No son insignificantes, y menos en tiempo de crisis y con un altísimo paro (más del 20%). Encima, en la División de Honor juegan un montón de profesionales del ajedrez, mucho más preparados -no me atrevo a decir que con más talento, no sería justo- que los amateurs recién ascendidos de categoría. Eso se traduce en frecuentes y desmoralizantes palizones de los profesionales a los amateurs.
El año pasado subieron del Autonómico norte a la máxima división dos buenos y combativos equipos, el Camp de Morvedre y la Dama Roja. Les dejo aquí el enlace de su clasificación tras seis rondas. El Camp de Morvedre ha ganado un solo encuentro (al colista, precisamente el Dama Roja) y ha perdido cinco, a veces de forma apabullante. Por su parte, el Dama Roja ha perdido de modo rotundo los seis encuentros. El desánimo puede hacer mella en los voluntariosos jugadores de uno y otro equipo. Si los jugadores del Autonómico quisieran conocer mi opinión, en mi condición de viejo zorro muy bregado en esto del ajedrez, les diría solo cinco palabras: No subáis, que es peor.
Nadie ha publicado ningún comentario aún. ¡Se tú la primera persona!