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Cine y Series

«Billions»: salivar por poder y dinero

En Pérdida de series, Cine y Series 27 febrero, 2016

Emilio Doménech

Emilio Doménech

PERFIL

La nueva serie del canal Showtime tiene un reparto sensacional liderado por Paul Giamatti, Damian Lewis, Maggie Siff y Malin Akerman.

Paul Giamatti tiene tendencia a interpretar personajes exagerados; a hombres con la verborrea de expulsión salivar que sólo se le conoce al cine y a la televisión. En Billions, la nueva serie del canal Showtime, Giamatti vuelve al tajo para encarnar a Chuck Rhodes, el fiscal federal del distrito sur de Nueva York.

Tan trascendental puesto político convierte a Rhodes en una de las figuras más temidas por los poderosos de Wall Street. Entre ellos está Bobby Axelrod, interpretado por Damian Lewis (Homeland), un multimillonario estrella al que Rhodes quiere destruir porque sospecha de la valía del fondo de cobertura que “Axe” ha hecho tan impresionantemente rentable.

Y aunque parezca un mundo no demasiado atractivo, lo cierto es que en este nuevo siglo de cine económico ininteligible, Billions encaja a la perfección. Su superficie está teñida de excesos. Aquí no hay espacio para las risas y el divertimento inherente de La gran apuesta, aquí está todo ligado a la atracción. Poder, sexo y dinero. Ya saben, lo de siempre en las altas esferas del 1%.

Billions

Si por algo Billions es un entretenimiento adictivo, aún en su demasía, es porque los escenarios y personajes dibujados en él están absorbidos por lo que les rodea: poder, sexo, dinero y… tenerla más grande que el otro. Porque Billions es eso, dos tipos sacándosela en la mesa de escritorio de sus oficinas para ver quién hace más ruido.

Y la virilidad, para que no agote, es contrarrestada por las mujeres de Chuck y Bobby: Wendy Rhodes (impresionante Maggie Siff) y Lara Axelrod (Malin Akerman), cuyo trabajo es el de controlar el marcado infantilismo de las batallas campales de sus maridos.

Pero el ego de los hombres no ensombrece la fuerte personalidad y las ambiciones de Wendy y de Lara, sino que más bien protege las tramas y los escenarios menos obvios en los que ellas luchan. Y esta es una sutileza que hace que los estudios de personajes que les conciernen tengan muchas más lecturas. De hecho, la batalla de quienes ven desde fuera es probable que acabe tratando más del hacia dónde irán ellas que del quién ganará de entre ellos.

Maggie Siff en "Billions"

Claro que todos estos toma y daca van supeditados al giro argumental esencial de Billions: Wendy es la mujer de Chuck, pero también la psiquiatra del fondo de cobertura que dirige “Axe”. Este conflicto de interés hace más visceral el enfrentamiento protagonista y ayuda a que los debates sobre los ideales de justicia o la persecución de ambiciones sean más fáciles de llevar a primer plano.

Es ahí donde Billions hace muy evidente la forma en la que moldea a los personajes que se dan caza. Paul Giamatti es exagerado (y poco atractivo) porque sería muy fácil ponerse de su lado —el correcto, al fin y al cabo— si su personaje no estuviera tan obcecado en apuntarse la victoria de encerrar a Bobby. Pero tal y como en House of Cards, estos pasillos corrompidos por el poder y el dinero tienen que retar al espectador.

Lo vimos en El lobo de Wall Street: al final todo se trata de elegir entre ir a trabajar en metro o largarte con el maletín subido en un helicóptero. Lo de salivar se lo dejaremos a Giamatti.

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