Fotógrafo, periodista y también equilibrista, viaja compulsivamente desde que hace unos años dejó la redacción de una revista en el extrarradio de la capital en busca de la paideia. Cuando descubrió que la paideia no era fruta exótica ya había recorrido unos cuantos países y le dio vergüenza volver, así que siguió viajando poniendo cara de mirar de lejos cuando alguien le preguntaba por su pasado. Se le ha visto vivir en Essaouira, Marruecos, arruinarse entre Indonesia, Camboya, Vietnam o Nepal -incluso vivir una temporada en Berlín-, y desde hace seis años se le ha vuelto a ver reiteradamente en India, subcontinente que le solivianta tanto como le sulivella. En la actualidad ejerce de reportero freelance desde allí y desde cualquier lugar del mundo para los principales grupos de comunicación, desarrollando unas extraordinarias dotes equilibristas para poder llegar a fin de mes. Él dice que así es feliz y que no cambia. ¡Bendito!