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Así se escribe (y se canta) la nostalgia en el s. XXI

En Música 21 septiembre, 2016

Carlos Pérez de Ziriza

Carlos Pérez de Ziriza

PERFIL

La nostalgia puede ser un tostón, pero hay veces en las que da lugar a auténticas gemas creativas, incluso en nuestro atribulado presente.

Los diccionarios la definen como un sentimiento de anhelo por un momento pasado. No dicen que sea una enfermedad, porque no lo es. De hecho, hay una cierta sensación de bienestar en la melancolía que conlleva. Quizá el problema resida, como todo, en digerirla en su justa medida. Porque la nostalgia -en grandes dosis- también puede ser paralizante. Hoy en día vivimos sometidos a un cúmulo de estímulos culturales que se sustentan en la nostalgia. Como si el fin de la historia pronosticado por Fukuyama tuviera su correlato en el mundo de las artes, y solo valiera la pena delegar, una y otra vez, en un remoto pasado, para incentivar el gasto de las generaciones que ahora tienen la sartén del consumo por el mango. ¿Moriremos ahogados por la nostalgia?

De cualquier forma, en cuestiones musicales el relato nostálgico no siempre es sinónimo de autocomplacencia. A veces, de forma imprevista, puede dar lugar a rutilantes repuntes creativos o renacimientos inesperados. En este listado echamos un vistazo a seis momentos que han definido, con cegadora belleza, la nostalgia abordada desde el rabioso presente. Seis momentos que han definido la nostalgia de lo que llevamos de siglo, en su veta más provechosa.

#1 LCD Soundsystem – “All My Friends” (2007)

James Murphy tuvo el gran mérito de demostrar -rondando ya los 40 y sin una imagen especialmente vendible en el mercado de las tendencias rock- que podía ser el tipo más cool e inteligente, a la hora de reciclar sonidos que parecían sepultados por las modas y diseñar con ellos el rock bailable de la primera década del siglo. Si su single “Losing My Edge” (2005) ya había definido con precisión el incesante mercadeo de tendencias de los nuevos tiempos, en “All My Friends” (2007) describe con arrebatadora precisión el paso del tiempo, las contradicciones entre acercarse a los 40 y tener nostalgia de los 20, la necesidad de seguir aferrándose a las viejas lealtades cuando la vida ya ha diseñado un plan para nosotros (¿o somos nosotros quienes lo diseñamos?).

Pasaste los primeros cinco años tratando de que el plan saliera adelante, y los siguientes cinco intentando estar de nuevo con tus amigos, declama. La melodía, deudora de los momentos más euforizantes de New Order, bascula entre la alegría y una amargura teñída de melancolía. Si pildorazos tan bailables y jaraneros como “Take Me Out” (Franz Ferdinand, 2004) se habían perfilado como himnos festivos de la nueva centuria, puede decirse que “All My Friends” constituye el reverso agridulce de la misma moneda, unos cuantos años más tarde. Si pudiera ver a todos mis amigos esta noche…

#2 Arcade Fire – “The Suburbs” (2010)

Los canadienses han sabido canalizar una épica de tinte mundano y colectivista a través de canciones que han moldeado -por su influencia- gran parte del indie rock de la última década. Tampoco se han dormido en los laureles: siempre han tratado de ir un paso adelante con cada nuevo disco, cambiando de tratamiento sonoro y decantándose por colaboraciones con las que huir del estancamiento. Con The Suburbs (tanto el álbum como la canción), echaron la vista atrás hasta sus tiempos de infancia, sin que su propuesta cayera ni mucho menos en lo regresivo. El tema titular, con ecos de Neil Young, es una estupenda muestra.

En los suburbios aprendí a conducir, y tú me dijiste que no sobreviviríamos, coge las llaves de tu madre que nos vamos… ¿puedes entender por qué quiero una hija cuando todavía soy joven? Quiero cogerla de la mano y mostrarle algo de belleza antes de que todo el daño esté hecho. Por cierto, que con «We Used To Wait» sí que rizaron el rizo de la nostalgia (de forma menos justificable), cuando Chris Milk les creó un vídeo interactivo que era una especie de visita personalizada al hogar de la infancia de cada uno de nosotros, como si fuera un viaje a través de Google Street View. Pueden hacer la prueba aquí.

#3 Mac McCaughan – “Barely There” (2015)

El alma mater de los incombustibles Superchunk, institución absoluta del rock independiente norteamericano, se nos descolgó el año pasado con un sorprendente álbum en solitario en el que evocaba sus recuerdos de adolescencia y juventud, y lo hacía dotándose justo de la clase de sonidos que estaban en boga en aquella época, las radiaciones vitamínicas del jangle pop, las tramas sintetizadas de los mejores New Order o la evanescencia de los Cocteau Twins. No quiso ni pretendió emularlos. Tan solo escoger algunos de los elementos que les distinguía, y con ellos gestar una de las colecciones de canciones más subyugantes de toda la temporada, de forma imprevista.

El disco se llamó Non-Believers (Merge, 2015), y deparó viñetas tan estupendas, en las que la nostalgia filtra su encanto agridulce sin dar motivos para la esclerosis creativa, como “Barely There”. En ella dice: Ahora los senderos por los que hemos caminado no son mas que piedras y viñas, agarrándose fuerte a lo que tienen… Yo intenté agarrarme fuerte a ti, pero te me escapaste en el tiempo, desvaneciéndote como aquella foto de un viaje en carretera de 1989.

#4 Pet Shop Boys – “The Pop Kids” (2016)

Neil Tennant y Chris Lowe han sabido extraer oro puro de la nostalgia cuando les ha venido en gana. Ya en “Being Boring” (1990) dieron una buena muestra, porque aunque no llevaban ni un lustro funcionando como dúo, sobrepasaban entonces con creces la treintena. Y aunque su trayectoria haya tenido altibajos (¿quién no los tiene, tras tres décadas ininterrumpidas?) y su último álbum (Super, 2016) sea uno de los más flojos que han facturado, lo que no han perdido es su pericia para seguir siendo una factoría de extraordinarios singles. El último de ellos fue el fabuloso “Pop Kids”, precisamente el avance de aquel álbum.

Un efervescente recuento de memorias que, aunque habla sobre una pareja de amigos de los tiempos de la universidad, bien podría ser también la historia de su propia vida: Recuerda aquellos días, a principios de los noventa, los dos nos inscribimos en la misma universidad, terminamos en Londres, donde teníamos que estar, para seguir nuestra obsesión con la escena musical/Estudié Historia mientras tú hacías Biología, el cuerpo humano no revestía misterio para ti, éramos jóvenes y creía que éramos tan sofisticados, diciéndole a todo el mundo que el rock estaba sobrevalorado…

#5 David Bowie – “Where Are We Now?” (2013)

Este 2016 será recordado como el año en el que David Bowie, ese músico multiplicado en mil personajes que parecían cualquier cosa menos terrenales, nos dejó. Haciendo, además, toda una obra de arte de su propio deceso. Pero hace tres años nos regaló, cuando ya prácticamente nadie lo esperaba, una canción que avanzaba el contenido de uno de los mejores álbumes de su última época (The Next Day, 2013), y que sustanciaba una punzante y conmovedora evocación del paso del tiempo, en sintonía con la portada del álbum al que prologaba.

Se llamó “Where Are We Now?”, y esgrimía líneas como estas: Tuve que subirme al tren en Potsdamer Platz, nunca supiste que yo podría hacer eso, simplemente paseando a los muertos… ¿Dónde estamos ahora? ¿Dónde estamos ahora? El momento en el que lo sabes, lo sabes. Mientras haya sol, mientras haya lluvia, mientras haya fuego, mientras esté yo, mientras estés tú…  Sobran más palabras.

#6 Kitchens Of Distinction – “Japan To Jupiter” (2013)

Y concluimos con una banda que regresó al mundo de los vivos (discográficamente, claro) tras casi veinte años disuelta, y lo hizo precisamente con un single que se acercaba a Bowie via la producción más temprana de Suede, y con ello ganaba en suntuosidad y se distanciaba del pop atmosférico y de tinte post punk que inspiró sus discos en la primera mitad de los 90. Eran los londinenses Kitchens Of Distinction, en otra espléndida muestra sobre cómo convertir un pedazo de nostalgia por los viejos y locos tiempos de juventud en una resurrección creativa en toda regla, cuando ya nadie lo esperaba. El videoclip es muy sencillo, pero inspirador e ilustrativo. Gritábamos, nunca miramos atrás, éramos aquellos cosmonautas perdidos en el espacio exterior… 

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