El año que vimos un film de Woody Allen

Woody Allen estrena cada año una película. Es así desde el año que nací. A punto de llegar Irrational Man, apuntamos nuestras 10 preferidas.

Sí, en realidad, todos los años son el año que vimos un film de Woody Allen. Esto es así, porque con un par de excepciones que no vienen al caso, el cineasta de Nueva York lleva estrenando una película por año los últimos 46.

Yo nací precisamente el año de su primera película. Esto es, (caigo mientras me pongo por quinta vez “Gloom”, el estupendo tema de Kid Wave) el bloguero y yo nacimos justamente con Toma el dinero y corre (1969), la divertidísima historia de Virgil Starkwell. Desde entonces, el número de sus películas y la contabilidad de mis días han ido siempre a la par. Es decir, si nadie, nunca, si nadie jamás fuera a morirse o a morir, uno siempre tendría la edad de la filmografía de Woody Allen.

Alvy Singer

A la par, entramos en la adolescencia con Hannah y sus hermanas (1986), nuestra película preferida, aunque ciertamente no la de él, que se sentía orgulloso de Zelig o de La rosa púrpura del Cairo pero que ese film, al igual que Manhattan, no le gustó y lo volvería a hacer.

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Dentro de unos meses, con Irrational man, sabremos que tenemos 46. Una vez sucedió (eso fue con el filme número 44 de Woody Allen, la hermosa Midnight in Paris) que el estreno coincidió con mi cumpleaños: No sé (nadie lo puede saber) cuánto tiempo seguirán las cosas así.

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¿Por qué nos gustan tanto las películas de Woody Allen? Yo creo que la cuestión no es que nos gusten las películas de Woody Allen -como decimos que nos gustan, por ejemplo, las películas de Alfred Hitchcock o John Ford– sino que con las películas de Allen ocurre que se convirtieron pronto, casi desde niño, en una fuente. ¿Una fuente de qué?

Vitalidad-Allen

Una fuente de vida; De adolescente, porque el cine de Allen tiene que ver con la desorientación; En la juventud, porque nos gustaban las chicas como Diane Keaton: Chicas listas a las que siempre pasan cosas y siempre tienen algo interesante que decir; En la madurez, porque el cine de Allen tenía que ver con el amor, pero sobre todo con los problemas que se derivan del amor. El sexo, la muerte, la crítica del intelectual, la perplejidad de existir, la extrañeza de vivir rodeado de personas que parecían tener respuesta a esas preguntas son todas cuestiones que también nos pasaban a nosotros: mares de dudas y contradicciones. El cine de Allen plantea todos estos grandes interrogantes y nos gustaba la forma de resolverlos, esto es, de forma vital y sin dejar de reírnos de nosotros mismos.

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Sí, hemos estado revisando estas noches de verano todos los films de Woody Allen. Hoy la vida no imita al arte sino a la mala televisión. Nosotros, en lugar de exponer lo que opinamos del cerebro de las chicas que no escogió el último tronista en Sálvame, hemos querido exponer de acuerdo con un gusto particular y en orden cronológico (tal como las recomendamos ver) las que consideramos 10 películas imprescindibles de Woody Allen:

#10 Medianoche en París (Midnight in Paris, 2011)

#9 Match Point (2005)

#8 Desmontando a Harry (Deconstructing Harry, 1997)

#7 Todos dicen I love you (Everyone Says I Love You,1996)

#6 Misterioso Asesinato en Manhattan (Manhattan Murder Mystery,1993)

#5 Maridos y mujeres (Husbands and Wives,1992)

#4 Hannah y sus hermanas (Hannah and Her Sisters,1986)

#3 Annie Hall (1977)

#2 La última noche de Boris Grushenko (Love and Death,1975)

#1 Bananas (1971)

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Esa era la lista. He querido que hubiera alguna a la Bergman (Interiores) e incluso la más turbadora (Maridos y mujeres), no por hacer un chiste onanista sino porque con el tiempo se ha fortalecido mi rechazo frontal a este tipo de cine cuyo mejor exponente podría ser Michael Haneke. Es estupendo su tono sombrío y también turbador pero, me da la impresión de que a fuerza de insistir solo en él, el cuadro que ofrece de la vida, por incompleto, acaba provocando el tipo de reacción que justamente trataba de evitar. Preferimos a Allen: La vida es, sobre todo, contradicción. No tiene sentido pero tiene momentos de una absurda belleza y perfección; Es tragicómica; Es agridulce.

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A pesar de lo que dice él mismo, yo no creo que sus guiones nieguen la realidad, sino que en algún punto la mejoran, como en esa lección sobre las relaciones entre la vida y el arte que fue Deconstructing Harry.

La realidad es insoportable pero es el mejor lugar donde comerte un buen bistec. Es decir, que la vida es un lodazal resulta de una evidencia palmaria pero, parafraseando a Allen, es también el lugar donde echan las mejores películas. Y entre todas ellas, seguro que esas 10.

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