Anna Atkins (1799-1871), considerada la primera mujer fotógrafa de la historia, es también la creadora del primer fotolibro, que, confeccionado manualmente página a página con la fantástica técnica de la cianotipia, consiguió la primera autopublicación fotográfica.
Utilizó para ello la técnica de la cianotipia, uno de los primeros procesos fotográficos, descubierta el 23 de abril 1842 por Sir John Frederick William Herschel (1792-1871), poco más de tres años después de que Louis Jacques Mandé Daguerre y William Henry Fox Talbot anunciaran sus invenciones independientes de fotografía con plata.
La técnica de la cianotipia utiliza dos componentes químicos: el ferrocianuro de potasio y el citrato de amonio y hierro que, una vez mezclados, se convierten en una solución sensible a los rayos ultravioleta. Por contacto, cualquier objeto depositado sobre esta solución queda registrado. Y una vez revelada con agua, la imagen adquiere un intenso color azul Prusia.
El padre de Anna, el botánico John George Children, y Herschel eran amigos, y las familias Atkins y Herschel residían a sólo 30 kilómetros de distancia en Kent, Inglaterra. Children fue miembro de la Royal Society, y cuando su amigo Herschel anunció su descubrimiento de la cianotipia en 1842, los Children transmitieron rápidamente la noticia a su hija Anna. Aunque no hay pruebas concluyentes de que Herschel fuera el mentor de Atkins es más que probable que ella aprendiera el proceso de la cianotipia en el hogar de Herschel.
Su gran afición por el dibujo le llevó a ilustrar el libro de su padre, Genera of Shells con 256 ilustraciones, dibujos de moluscos con gran minuciosidad, perfección y preciosismo. Sin embargo, la dificultad de hacer dibujos precisos de objetos tan pequeños como algas y confervas le llevó a desarrollar el bello proceso de la cianotipia para obtener impresiones de tales plantas.
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