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«American Crime Story: The People v. O.J. Simpson», importancia

En Pérdida de series, Cine y Series 9 abril, 2016

Emilio Doménech

Emilio Doménech

PERFIL

Ryan Murphy vuelve a acertar con American Crime Story: The People v. O.J. Simpson, su nueva serie para el canal FX, sobre el denominado en Estados Unidos como el caso del siglo.

En el noveno episodio de la serie, los abogados protagonistas no pueden evitar deslizar miradas cómplices a las cámaras que ruedan el juicio. Saben de la repercusión de sus palabras, de la cobertura nacional del caso y del otro pleito, el que tiene lugar a espuertas entre los espectadores que siguen sus ponencias desde el sofá.

Es una complicidad que habla sobre los problemas sociales que todavía hoy quedan relegados al ostracismo en Estados Unidos. Esto es, el debate racial que segrega a la ciudadanía y la divide entre guetos y suburbios, colegios públicos y privados, multas y barrotes, rascacielos y cárceles.

Y el hecho de que Ryan Murphy (American Horror Story) saque ahora un caso como el de The People v. O.J. Simpson para protagonizar una serie del canal FX no es baladí. Tiene, sin ninguna duda, una marcada legitimidad social porque coloca el foco sobre un problema que a día de hoy es igual de evidente (y triste) como lo era en 1994, cuando O.J. Simpson fue acusado de asesinar a cuchillazos a su exmujer y al novio de esta.

Todavía mejor, y por inevitable inercia, American Crime Story tiene que vivir supeditada al entretenimiento que The People v. O.J. Simpson fue en sí mismo.

Denominado por los medios como el caso del siglo, el juicio contra O.J. tuvo la mayor repercusión mediática que se le conoce a un caso de estas características. Por entonces, O.J. era una exestrella del fútbol americano que había aprovechado su fama para entrar en Hollywood y aparecer en películas como Agárralo como puedas. Sumada su popularidad a la cruenta escena del crimen y a la persecución por las autopistas de Los Ángeles que precedieron a su detención, la bomba de la opinión pública necesitaba muy poco para terminar de explotar.

The people Vs O.J. Simpson

El podcast Serial y las miniseries documentales The Jinx y Making a Murderer ya han corroborado en el último par de años que el true crime es más adictivo (y atractivo) que nunca. Es esa tesitura la que aprovecha American Crime Story.

La serie dramatiza un caso real y lo adapta a un formato que el género agradece por tres razones: primero, la serie puede contar con un elenco de actores impresionante (Sarah Paulson, John Travolta, Courtney B. Vance o Nathan Lane, entre otros); segundo, los guionistas tienen mayor libertad a la hora de escribir las líneas argumentales de los personajes —y así ponerlos en situaciones que no tienen por qué haber ocurrido de verdad; y tercero, Murphy y su equipo pueden permitirse ciertas licencias en el argumento siempre que no trastoquen el cómputo general de quién es culpable o no.

Al fin y al cabo, el mayor problema al que se enfrenta una adaptación de estas características es al de contar varios viajes dramáticos sin llegar a cuestionar la integridad o la culpabilidad de los implicados —recordemos que están basados en personas reales. Y es ahí precisamente donde American Crime Story prueba que ha hecho prácticamente todo bien.

Algunos detalles del caso, ya sea por falta de capítulos o porque hacían demasiado complejos los guiones, se han perdido en el montaje final de diez episodios, con lo que tocará a los medios estadounidenses entrevistar a los protagonistas reales para dar el contexto necesario al escenario global que la serie no enfrenta.

Pero es en la dramatización de los personajes, y en la repercusión de sus desventuras personales, donde de verdad American Crime Story es uno de los mayores éxitos de la temporada. No es sólo que la rivalidad entre la fiscalía y los abogados del acusado viralicen en debates más descarnados sobre problemas raciales o de impartición de la justicia, sino que además existe un viaje emocional en el que de verdad puede uno entrar y quedarse.

Los logros de American Crime Story no residen en el haber conseguido convertir el juicio de The People v. O.J. Simpson en una serie entretenidísima —y eso que el final es de sobra conocido—, sino en los rostros de sus protagonistas en el último episodio.

The People v OJ Simpson Sarah Paulson El Hype

The People v OJ Simpson Sarah Paulson El Hype

En el de Marcia Clark (Sarah Paulson, futura ganadora del Emmy) cuando recibe los papeles que le otorgan la custodia de sus hijos —y tras la debacle del caso y la sexista cobertura mediática que tanto han vapuleado; en el de O.J. Simpson (Cuba Gooding Jr.) cuando ve a su amigo Robert Kardashian (David Schwimmer) abandonarle para siempre —y después de que los medios de comunicación sembraran dudas sobre su inocencia, alejando a muchos de los que le querían; e incluso en el de Robert Shapiro (John Travolta), melancólico al final del caso cuando ve que poco puede hacer ya por ganarse el respeto (o la amistad) de sus compañeros —y tras tomar decisiones controvertidas a lo largo de todo el caso.

El viaje de Marcia es especialmente relevante (y de merecido aplauso) porque el espectador pasa de verla como una frígida antipática a una comedida, íntegra y sensible abogada. Y en ese mismo recorrido pueden verse también las fallas de un caso que acabó convertido en un show mediático sin precedentes —y del que ella no quiso formar parte; las consecuencias del atosigamiento de los medios sobre quienes participaron en el juicio —y por el que ella vio su físico ser protagonista de un debate corrosivo; y, por supuesto, las relevantes cuestiones raciales que ondean durante los diez capítulos.

Marcia representa a la sociedad blanca estadounidense que no sabe lidiar con el problema racial. Su relación con Darden, tanto en lo personal como en lo profesional, evidencia la falta de empatía que existe en el conflicto racial norteamericano y sólo el final deja caer una gota de esperanza sobre el que es un mar de lágrimas de decepción.

Las imágenes reales que ven la reacción del público estadounidense ante la decisión del jurado de The People v. O.J. Simpson es determinante. Estados Unidos estaba dividido en 1995. Lo peor es que sigue estándolo ahora, y por esa razón American Crime Story no es sólo entretenida; también es importante.

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