Descansa en paz, primer largometraje de la directora noruega Thea Hvistendahl, es una adaptación del escritor sueco John Alvide Lindqvist, cuyas obras han asombrado y conmocionado a espectadores de todo el mundo por su originalidad y audacia a la hora de replantearse cuestiones sobre nuestra esencia y límites como seres humanos. Los dilemas a los que nos ha enfrentado en películas como Border (Ali Abbasi, 2018) o Déjame entrar (Thomas Alfredson, 2008) impregnan otras de sus novelas, como la que ha dado pie a una de las películas de zombis más originales jamás rodadas. Thea Hvinstendahl evita el gore y la violencia, que solo se vislumbra en un videojuego, para hacernos reflexionar, en cambio, sobre la pérdida, el duelo y el apego.
Entrevistamos a la directora de una película de combustión lenta, ritmo calculado e impresionantes interpretaciones de los actores noruegos Renate Reinsve y Anders Danielsen Lie (La peor persona del mundo), junto al veterano Bjørn Sundquist.
EVA PEYDRÓ: En primer lugar, me gustaría saber cómo fue el proceso de escritura. El guion fue redactado en colaboración con John Alvide Lindqvist, que anteriormente había escrito películas que desafiaban la idea de género. Al mismo tiempo, no puedo evitar pensar en tu último corto, Children of Satan (Satans Barn, 2019), que me gustó mucho y también implica ya esa idea de desconcierto provocado en el espectador. ¿Cómo fue la colaboración con Lindqvist?
THEA HVISTENDAHL: Sí. Bien. Ya que mencionaste Hijos de Satán, este se inspiró en un libro que él escribió llamado Little Star. Así que estaba como inspirada para entrar en ese género. Y luego, obtuve los derechos para Descansa en paz, —heredé el guión que él ya tenía, que fue adaptado para un director sueco hace 15 años. Así que trataron de trabajar en él, porque el libro es de 2005. Así que intentaron hacerlo en Suecia hace mucho tiempo, pero no funcionó. Y entonces conseguí ese guión y fui a su casa junto al océano en Suecia, fue muy agradable. El me lo leyó. Es muy buen lector y hablamos mucho sobre ello y todo eso…
Aunque haya ocurrido, y luego veas que están vivos, pero tienen un aspecto horrible, sigues sin querer asustarlos porque los quieres mucho.
Y luego, creo que me hizo un par de revisiones, pero entonces me di cuenta de que tenía que escribirlo yo. Así que fue muy generoso y me permitió reescribirlo como quisiera. Y luego pasaron muchos años para llegar a la primera, porque algunas cosas no funcionaban realmente. Así que intentaba poner más, pero luego, poco a poco, comprendí que tenía que quitar todas las cosas que no me gustaban tanto. No funcionaba. Y luego, terminó, creo, siendo como la esencia de lo que había escrito. Así que no trabajamos tanto juntos, pero fue más él primero y luego yo.
El diálogo en la película es muy minimalista. Parece un requisito para este estilo de película atmosférica.
Sí, en mi caso. Quiero decir, cuando me dieron el guión, había mucho más diálogo y quería quitarle bastante, y luego, poco a poco, también me di cuenta de que, como dices —porque cuando haces esta atmósfera, cuando teníamos más diálogo, y si el diálogo es sobre otra cosa…— como que nos aleja un poco de la atmósfera…, pero también creo que cuando está tan pelado como es ahora, e cuando descubrí que tenía que ser así, porque son tres historias en muy poco tiempo. Si hablan demasiado de lo que está pasando…
Todo parece muy orgánico.
Eso me alegra (risas).
Y en esta película de zombis sin zombis, lo más importante no es el gore ni la violencia, sino la reacción emocional de quienes experimentan el dolor y el deseo que se hace realidad: que sus seres queridos vuelvan. En efecto, se trata de una auténtica reflexión sobre la muerte. Y sobre su significado (si es que tiene algún significado). Esta idea me hizo darle vueltas después de ver la película. Además, es más humana que sobrenatural. ¿Cómo has explorado lo imposible, esa idea de algo integrado en la vida cotidiana de los vivos?
Eso era lo que queríamos, o eso era lo que yo quería conseguir con la película, que fuera lo más naturalista posible. Es una premisa absurda, porque todo el mundo sabe que no es posible. Pero si ocurriera de verdad, ¿cómo sería? Así que creo que ese fue siempre el objetivo también, y cuando hicimos la investigación de cómo se verían los no-muertos, siempre se trataba de que se vieran lo más naturalistas posible, así como el hecho de cómo los vivos se encuentran con sus seres queridos. Incluso si sucede, y luego ves que están vivos, pero tienen un aspecto horrible, todavía no quieres asustarlos, porque los amas tanto…, no quieres hacerles entender que se ven horribles, o que están muertos, o que algo está mal, sólo quieres fingir. Así que creo que era sólo era posible tratando de ser lo más realista posible, todo el camino.
Trabajando en una película tan original, ¿recurriste a alguna referencia? ¿Es complicado encontrar fuentes para un tipo de película así?
Sí, en realidad fue muy difícil encontrar referencias adecuadas o precisas porque, en primer lugar, ya que quería hacer una película que fuera a la vez inquietante y emotiva, era muy difícil encontrar una referencia para una película con tres líneas argumentales que no se encuentran entre sí. Eso también fue muy complejo. Y luego, encontré trozos aquí y allá. Creo que la referencia más real es Solaris (Andrei Tarkovsky, 1972), con la que hay algunas similitudes: reencontrarse con un ser querido de una forma imposible. Y por el estilo de la película, una película francesa llamada Innocence (Lucile Hadzihalilovic, 2004), que también es muy inquietante, pero muy contenida.
Hablando de los diálogos minimalistas y de la atmósfera, hay que mencionar la música. Trabajaste con un compositor de talento, Peter Raeburn (Under the Skin, 2013), que ganó el Premio Especial del Jurado en Sundance por Descansa en paz. ¿Qué tipo de directrices le diste?
Creo que era lo mismo. Siempre que escribo, tengo una lista de reproducción con muchas canciones. Sabía en parte cómo quería que fuera la música y supongo que le hablé de que quería que fuera inquietante, pero también emocional y que tuviera algo de terrenal. Así que, antes de empezar a rodar, hizo un boceto muy acertado. Cuando estábamos rodando, escuchábamos mucho esa música. El director de fotografía, Dolly Grip y yo la escuchábamos. Así que probablemente por eso todas las tomas son tan seguras porque cuando pones la música, estás como… bueno, es genial. Así que creo que fue eso. Pero también me di cuenta de que cuando empiezas a editar la película, no puedes tener tanta música como pensabas, o la música se vuelve demasiado importante, o no quieres ir demasiado en una u otra dirección, porque la película debería estar en el medio. Así que tuvimos que explorar bastante para encontrar lo que la película necesitaba, pero es un compositor increíble. La película no podía soportar demasiada música o música demasiado imponente o demasiado rápida.
El título de la película en español es Descansa en paz.
Sí, lo sabía.
El título en español pierde el punto que “handling (manejo)” revela, y que recuerda a una película en negativo, donde la gente experimenta el duelo de forma diferente, como teniendo la oportunidad de vivir algo imposible, pero que nos ayuda a aceptar la pérdida. De ese modo, el énfasis se pone en los que se quedan, no en los que se van. Los que descansan en paz son los vivos. En el caso del niño (Kian), imaginé que la forma en que se despide de su madre es a través del entierro del conejo que le regalan por su cumpleaños y que ella estrangula. Esa oración o especie de nana es muy emotiva y tiene ese doble sentido, ¿es así? También implica comprensión.
Sí. Y también porque en realidad la canta en farsi. Porque su madre es persa sueca, viven en Noruega, por eso él canta una especie de nana persa. Así que la escena está muy relacionada con la madre, y creo que también para él, enterrar al conejo es una forma de enterrar a la madre.
Por otro lado, en el caso de la madre de la otra historia, Anna, vemos que se cierra un círculo porque ella ha intentado suicidarse, también es muy impactante, pero al final, prefiere vivir y seguir adelante. Así que para mí fue un final perfecto para la película. Renate Reinsve es muy conmovedora en su papel, ¿por qué la eligió?
Ella estuvo mientras yo hacía las audiciones y dio algo completamente diferente al papel. Hice una ronda de audiciones en 2019 y, realmente, no encontré a nadie entonces —ella estaba embarazada—, así que no pudo hacer la audición. Luego hice una nueva ronda y ella participó. Y cuando vi su primera prueba, yo estaba como, ¡Wow!, ella era algo completamente diferente de todos los demás. Y luego tuve otra prueba en la que se enfrentaba al abuelo (Bjørn Sundquist) y aportó mucho al personaje y me hizo entenderlo de otra manera. Pero también hizo que el abuelo fuera mucho más vulnerable. Como es uno de los mejores actores de Noruega, es muy imponente. Pero luego, cuando actuaba con Renate, tenían una dinámica muy interesante, una dinámica que también le hacía muy vulnerable, lo que era agradable. Y ella aportó mucha fuerza, creo, al personaje de Anna.
El reparto es noruego, pero también muy conocido en el extranjero, incluyendo a Anders Danielsen Lie.
Sí, pero cuando hice el casting fue antes de que se estrenara La peor persona del mundo. Así que no sabía que esa película sería tan conocida.
Tengo entendido que en un momento dado los derechos de la película estuvieron en peligro de pasar a manos de una productora estadounidense. ¿Es cierto? No puedo imaginarme qué película tan diferente habrían hecho. ¿Qué aporta su película como escandinava?
Sí, creo que por eso quizá tampoco el guionista quería que se hiciera primero en inglés. Así que prefería que se hiciera en sueco. Pero el noruego era su segunda mejor opción, así que le pareció bien (risas). Para ser escandinavo, creo que su escritura es también muy discreta, muy humanista y creo que tal vez, o esa es al menos mi interpretación de los escandinavos, que las emociones se dicen entre líneas, o como la forma en que nos comunicamos, pero que en Estados Unidos tal vez es más abierta o como más grandilocuente, y creo que las historias son tan maravillosas porque todos los personajes tienen un montón de ricas vidas interiores, pero también tratan de lo difícil que es comunicarse y de la soledad.
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