La cantante mexicana Silvana Estrada se ha hecho un hueco en la escena musical gracias a sus delicadas composiciones dedicadas a las derrotas del corazón.
La artista compone historias de amores fallidos al ritmo de una fusión única forjada a partir de sus raíces —de ellas cosecha el huapango y el son jarocho— y del jazz, que ejecuta acompañada del cuatro venezolano.
La joven, que creció en Veracruz, al sur de México, en medio del taller donde sus padres creaban y reparaban instrumentos musicales, grabó su primer disco con el estadounidense Charlie Hunter. De esta reunión surgió Lo Sagrado, un álbum semilla donde se mezclaba el jazz y el folk.
En Marchita, su más reciente LP, se lanza en solitario y lo hace bajo el ala de Glassnote Records, convirtiéndose en la primera artista latina en fichar para el sello norteamericano, que tiene en su roster a grupos como Phoenix y Two Door Cinema Club.
El disco es un poema melancólico repartido en once temas, que desgranan las etapas de un duelo donde el dolor es profundo y la rabia es comedida.
Más o menos antes, Te guardo, Sabré olvidar… pasean por todo el cúmulo de sentimientos por los que atraviesa el despecho y lo hacen en forma de un álbum casi desnudo, que deja el espacio justo a la voz y a cada uno de los instrumentos utilizados.
Aunque el desconsuelo de Estrada se ha visto reconocido desde la publicación de “Marchita”, sus primeros EPs y singles ya seguían el camino de la pérdida con temas como Para Siempre, adaptación al castellano de Forever de Chvrches. En ella, Estrada despojó al tema original de su cubierta bailable y festiva para dejar al descubierto su lado amargo.
La veracruzana también ha hecho suyo un clásico del cancionero mexicano: Amor eterno, cosecha de Juan Gabriel, ídolo indiscutible de la música popular, que habla de la soledad tras la muerte de un ser querido.
Un himno contra la violencia machista
Pero ninguna de sus melodías toca tan de cerca la desesperanza y la pesadumbre como Si me matan, un apabullante y conmovedor himno contra la violencia de género, que adquiere un significado especial en la sangrante situación de feminicidios, que vive en su país de origen.
El título de la canción nace de las protestas surgidas tras el tratamiento que las redes oficiales de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México dieron al feminicidio de Lesvy Berlín ocurrido en 2017.
Las controvertidas publicaciones aseguraban que la joven había abandonado los estudios y estaba consumiendo drogas y alcohol en el momento de su muerte, dando a entender que llevaba un estilo de vida, que la hacía responsable de su asesinato, que al principio fue equivocadamente catalogado como suicidio.
Marchita es un poema melancólico repartido en once temas, que desgranan las etapas de un duelo donde el dolor es profundo y la rabia es comedida.
Como respuesta, cientos de mujeres inundaron las redes sociales usando la etiqueta #SiMeMatan con mensajes sobre lo que quisieran o pensaban que se diría sobre ellas en caso de ser víctimas de la violencia.
Si me matan / Cuando me encuentren /Que digan siempre /Que digan siempre/ Que fui cantora/ Viviendo sueños/ Que como todas / Crecí con miedo/ Y aún así / Salí solita/ A ver estrellas / Andar los días , canta Estrada en este profundo alegato contra el peligro de vivir en una sociedad con pocas respuestas a las desapariciones y crímenes contras las mujeres.
Su emergente carrera ya ha sido distinguida con el Latin Grammy en la categoría de Mejor Nueva Artista, que compartió con Ángela Álvarez el año pasado, y entre sus logros se encuentra su participación en los Tiny Desk Concerts que organiza la cadena de radio estadounidense NPR, que la incluyó en un ciclo dedicado a celebrar el Mes de la Herencia Hispana.
Sus actuaciones al lado de figuras con largas trayectorias como Jorge Drexler, Silvia Pérez Cruz y Natalia LaFourcade han aupado su popularidad y han puesto los focos sobre la delicada elegancia de esta creadora, que sigue la senda que han marcado los grandes de la música latinoamericana.
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