La campaña de lanzamiento de unos calzoncillos, en la que aparecen hombres reales, resulta ser una broma. Tras la muerte del metrosexual, achicharrado en una cabina de rayos UVA o sumergido en una balsa de cera depilatoria, supongo, los hombres con cuerpos algo menos que perfectos según los cánones imperantes creíamos estar de enhorabuena. Por doquier emergían famosos fofisanos; las barbas, los bigotes y el vello corporal eran motivo de orgullo piloso; y hasta un tal Zach Miko -un macizorro, tipo jugador de rugby- triunfaba como modelo plus size masculino. ¡Alegría y alboroto! ¡Si hasta cierta marca de desodorantes, famosa por su lenguaje rayano en lo sexista, se ha apuntado a lo de acéptate como eres!
Pero cuidado con abandonar la dieta o borrarse de las clases de body-pump: es todo un espejismo. El patinazo épico de una marca de ropa interior en su última campaña publicitaria ha pinchado la burbuja de feliz flacidez en la que creíamos haber encontrado refugio seguro.
American Eagle Outfitters, supuestamente, iba a lanzar la versión masculina de su línea de lencería Aerie. Para calentar motores (y al personal), durante el mes de marzo la red se llenó de vídeos y fotos de hombres en calzoncillos Aerie que no eran modelos: eran peludos, tenían tripa, algunos resultaban incluso algo feetes, uno sí que marcaba abdominales… Las imágenes no presentaban retoque digital alguno, marca de la casa: hace un tiempo, una campaña de lencería de esta firma, protagonizada por Emma Watson, se viralizó debido a que, precisamente, no había pasado por el filtro del Photoshop. Diarios, blogs y redes del todo el mundo han aplaudido a Aerie fervorosos. ¡Bravo! ¡Por fin! ¡Así, sí!, hemos leído en publicaciones de prestigio de todo el planeta. Pero… era una broma. Y de mal gusto, porque la marca piensa seguir tirando de modelo esculpido con cincel para sus fotografías.
En España no, pero en medio mundo, el 1 de abril es el día de los inocentes, el momento de hacer chascarrillos, de publicar noticias absurdas que resultan ser falsas y de tomarle el pelo a to’ quisqui. Los mismos que se deshicieron en elogios, como es normal, ahora lanzan puñales contra la marca del águila y pían: ¡Mal! ¡Fatal! ¡Traidores!.
Aunque genere ruido y repercusión mediática, esta broma repercute muy negativamente en la reputación de American Eagle Outfitters. Abogar por la -pongámosle muchas comillas- “belleza real” sabemos que es una estrategia de marketing, la marca quiere vender y si en las carnes encuentra mercado, a por él que irá. Pero una cosa es que consintamos este engaño atávico y otra que, directamente, un hombre peludo en calzoncillos sea, según la marca, objeto de mofa, befa y escarnio. ¿No se dan cuenta que se han reído de sus potenciales compradores?
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