Sharon Van Etten tiene una de esas voces que podrían cantar la canción más banal del mundo y arrancarte unas cuantas lágrimas, que sabrían cantar el listín telefónico y hacer que terminaras llorando de la emoción. Y no es una cosa técnica, no es que tenga un chorro de voz, perfectamente entrenado, es otra cosa, es un pellizco que algunos tienen y otros no, por muchas clases que tomen, causando el mismo efecto que las voces de Neko Case, Hope Sandoval o Sinead O’Connor antes que ella.
A Sharon Van Etten le rompieron el corazón y la autoestima en una relación abusiva y desmedida.
Corazones rotos y sentimientos a flor de piel, no hay nada nuevo en las canciones de Sharon Van Etten, esos mismos sentimientos se pueden encontrar en la mayoría de las canciones de la historia de la música popular de los últimos 70 años, pero cada vez que una voz las interpreta como lo hace Sharon Van Etten vuelven a sonar significativas e importantes como la primera vez que te rompieron el corazón. Claro que a eso ayuda que las canciones que interpreta esta artista no son precisamente el listín telefónico, sino sinuosas melodías que van subiendo en intensidad, ayudada por una voz normalmente doblada en unas armonías espectaculares.
A Sharon Van Etten le rompieron el corazón y la autoestima en una relación abusiva y desmedida, y desde entonces ha utilizado sus canciones como terapia para ella misma y, de paso, para sus oyentes. Y es que su relación con la gente que la escucha es algo muy importante para ella, una artista a la que le gusta escuchar lo que tienen que decir después de los conciertos, algo que le hizo ver que esa terapia musical también era compartida por los que escuchaban sus canciones. Y es que algo que lleva repitiendo desde el principio de su carrera es que se ve a sí misma terminando sus días como terapeuta y no como cantante y compositora…
Y es que ahí está ella con poco más que una guitarra, batería y bajo para demostrarnos que todavía hay canciones capaces de erizar la piel y sanar las heridas más profundas con la fórmula más antigua y repetida de la historia del pop, que hay quien sigue sacando petróleo de un pozo que parece exhausto pero que sigue siendo, gracias a artistas como Van Etten, inagotable.
“Your Love Is Killing Me”
No sé si será su mejor canción, pero “Your Love Is Killing Me” sí que es la canción que mejor la define, aunque su instrumentación se aleje de aquello a lo que nos tiene acostumbrados. Con la voz en primer plano, Sharon parece vaciarse por completo, exorcizando los demonios de una relación condenada al fracaso (Are We There es uno de los mejores discos de ruptura de todos los tiempos): Rómpeme una pierna para que no pueda correr hacia ti, quémame la piel para que no pueda sentirte, acuchilla mis ojos para que no pueda verte, son cosas que podrían pasar por clichés si no fuera por la fuerza de una voz que las canta como si estuviera a punto de arrancarse los ojos ella misma. La intensidad que llega a alcanzar roza niveles estratosféricos.
“Seventeen”
Remind Me Tomorrow vio a Sharon Van Etten actualizando su sonido con sintetizadores añejos, dejando a un lado la guitarra, pero el resultado fue igual de emocionante que siempre. “Seventeen” la ve echando la vista atrás a su yo de 17 años, queriendo decirle que todo va a salir bien, en cierta manera practicar esa terapia que la obsesiona consigo misma de joven.
Es una canción que juega con la nostalgia, pero que lo hace desde una perspectiva fuera de la banalización, canalizando la música de Bruce Springsteen, hasta llegar a ese liberador final en el que se deja la voz gritando. Y es que la canción es, además, una despedida a Nueva York, el sitio en el que más años ha vivido.
“Save Yourself”
Publicada en su segundo disco, Epic, “Save Yourself” ve a Sharon Van Etten adentrándose en territorios cercanos a la ‘Americana‘, gracias a esa maravilloso pedal Steel que la recorre, y entregando una canción mayúscula con un estribillo memorable, destacado por su increíble voz (nuevamente doblada para conseguir unas armonías celestiales).
Pero es que más allá de su maravillosa melodía e interpretación, en la letra escarba en la abusiva relación que casi la destruye cuando era una joven veinteañera. La intensidad del recuerdo sigue ahí en esos You’re just like everyone else repetidos del final, que suenan a una persona expulsando todos sus fantasmas.
“Tarifa”
La relación de Sharon Van Etten con España comenzó antes de que esta iniciara su carrera musical. Y es que cuando estudiaba en el instituto estuvo un mes viviendo en Logroño aprendiendo el idioma, así que no extraña tanto que una de sus canciones más emocionantes se llame Tarifa, en honor al pueblo gaditano donde disfrutó de un descanso con la pareja cuya ruptura es el tema principal del disco.
“Tarifa” actúa como ese momento imborrable que no se olvidará, aunque aquello haya terminado. La música que lo acompaña es tan bonita y nostálgica como el sentimiento que evoca, con vientos soul acariciando su voz de terciopelo… Hablando de terciopelo, su inclusión en el sexto episodio del retorno de Twin Peaks, con Sharon tocando esta canción en el Roadhouse Bar es uno de mis momentos televisivos favoritos de la última década…
“Every Time The Sun Comes Up”
Are We There es uno de los discos más intensos de la segunda década del siglo XXI, un clásico disco de ruptura, en el que la intérprete se expone al máximo, por eso es tan revelador que decida terminarlo con la canción más desacomplejada y relajada de su carrera, llena de bromas ligeras y buen humor Lavo tus platos pero luego cago en tu baño o, ironizando sobre su carrera comercial, La gente dice que solo tengo un éxito, pero ¿qué pasa si logro dos?. Repitiendo ese Incluso cuando el sol sube a lo alto estoy en problemas, sobre la batería del “Be My Baby” y nuevo guiños a Springsteen.
La calma después de la tempestad, el rayo de sol que comienza a cicatrizar nuestras heridas, una canción enorme que termina con unas carcajadas y deja ver el buen sentido del humor de una cantante intensa, pero que ha llegado incluso a hacer sus pinitos como cómica de monólogos…
“Leonard”
Cuando grabó Tramp, su tercer disco, Van Etten no tenía residencia fija, sino que iba, cual moderna Llewyn Davis, durmiendo en los sofás de varios amigos y amigas. Es más, esta canción se llamaba al principio “Kevin 2”, por la casa en la que la compuso, la de su amigo Kevin, pero decidió cambiarla a “Leonard” para no tener dos canciones llamadas Kevin y porque Leonard Cohen era su principal banda sonora en ese momento.
El disco se lo produjo uno de sus mayores admiradores, Aaron Dessner de The National, que se quedaba sorprendido de todas las cosas que tenía Van Etten en su coche cada vez que quedaban, hasta que comprendió que, al no tener residencia fija, la cantante tenía casi todas sus cosas personales allí. El caso es que “Leonard” iba sobre otra relación que había salido mal, aunque en este caso la compositora no tiene muy claro si la culpable es ella misma, I am bad at loving, con sinceridad desarmante, claro que escuchando su voz el oyente no puede sino ponerse de su parte…
“Serpents”
La canción que más rompía con su imagen de cantante folk en el disco con el que la descubrí, Tramp. Una canción de una intensidad enorme, guitarras disonantes y baterías machaconas, eso sí, las armonías siguen presentes y la cantante juega con su voz de manera precisa. Van Etten sabe sacar toda la angustia que le producen todavía esas serpientes en su mente, el recuerdo de ese tipo que abusaba de ella físicamente (Close in on my black eye) y psicológicamente (como declararía mas tarde, “el tipo no dejaba ni que tuviera una guitarra”). Musicalmente, es lo más cerca que ha estado nunca del rock alternativo de los 90, con las Throwing Muses de Kristin Hersh como principal referente.
“Malibu”
Puede que para Remind Me Tomorrow Sharon Van Etten ya hubiera encontrado el amor, sentado la cabeza, tenido un hijo e incluso dejado Nueva York por Los Ángeles, pero sus canciones siguen sonando igual de cautivadoras.
Esta es la canción más cercana en espíritu a Are We There, a pesar de que aquí el corazón roto se cambia por un momento de felicidad pura con su actual pareja, el resultado es igual de emocionante, I walked in the door, The Black Crowes playing as you cleaned the floor, I thought I couldn’t love him any more. Una prueba más de que su música sigue sonando, nunca mejor dicho, terapéutica.
“I Don’t Want To Let You Down”
Una de las medidas para distinguir a un gran compositor de uno normalito es fijarse en sus descartes, caras B, etcétera. Si cuando escuchas estos te quedas con la impresión de que son tan buenos como los temas oficiales, entonces es que el compositor está en el primer grupo.
Claro que llamar descarte a “I Don’t Want To Let You Down” es un poco injusto, ya que, a pesar de que se quedó fuera del maravilloso Are We There, Van Etten la recuperó al año siguiente, 2015, y la repescó para titular un EP de canciones que se quedaron fuera de su obra magna.
La cantante vuelve a tirar de crescendos emocionales con una canción que parece ir subiendo hasta el cielo y que termina con un solo de uno de sus invitados de lujo, Adam Granduciel de The War On Drugs.
“One Day”
Como ya había comentado antes, la vida de Sharon Van Etten quedó marcada por la relación que tuvo, en los tiempos de la universidad, con un hombre mayor que ella que no apoyaba ninguno de sus impulsos artísticos. Durante los años que duró, la cantante se mantuvo totalmente apartada de su familia, hasta que reunió el valor suficiente para dejarle y volver con lo puesto a casa de sus padres.
Muchas de esas experiencias se ve reflejadas en sus letras, como en esta maravilla de canción que aparecía en Epic, en la que habla sobre su vuelta a casa tras una experiencia tan traumática, Momma still love and daddy still love, They know that I’m here like that, Unlike mine, true and kind (mamá todavía me quiere y papá todavía me quiere, saben que estoy aquí así, al contrario que el mío (el de su pareja) su amor es verdadero y amable).
La melodía es una caricia, nuevamente cantada con su voz doblada haciéndose la armonía, su voz vuelve a mostrarse dura y dulce a la vez, mientras canta ese ambivalente You don’t leave me now, do you love me back final
Extra: “The End Of The World”
Me permito este pequeño extra para meter alguna de sus estupendas versiones, y es que con una voz como esa es normal que sus versiones siempre terminen sonando bien, hay mucho donde elegir. Van Etten ha versionado desde clásicos modernos, como el “New York I Love You But You’re Birnging Me Down” de LCD Soundssytem, a cosas más clásicas como el “Stop Draggin My Heart Around”, junto a Shearwater, pasando por el “Do You Realize?” de los Flaming Lips, el “People Ain’t No Good” de su adorado Nick Cave o el “The More You Ignore Me” de Morrissey.
Cuando la vi, a finales de 2014, nos regaló una preciosa versión del “A Perfect Day” de Lou Reed, además en 2020 colaboró con Josh Homme en una brillante relectura del “(What’s So Funny About) Peace, Love & Understanding” de Nick Lowe, convirtiéndola en un lamento country. También se ha versionado a sí misma, bajando el tempo de su “Seventeen” en un glorioso dueto con Norah Jones, con la canción convertida ya en un clásico moderno.
Pero me he decantado por una fiel versión, con violines incluidos, de una de mis canciones favoritas, el “The End Of The World” de Skeeter Davis (cuya versión original era parte fundamental de la maravillosa The Leftovers) que la artista hizo para la banda sonora de la serie The Man in the High Castle. Una versión que te deja con ganas de escuchar un disco country de Sharon, con su voz rodeada de suntuosos violines. Aunque si hablamos de la voz de Sharon Van Etten, uno siempre se queda con ganas de volver a la terapia…
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