Mientras las radios se inundan de trap, reguetón y algún vástago aflamencado de los mismos, el cine lidera una contrarreforma. Desde hace un año se han lanzado por lo menos cuatro producciones de un nuevo género: el cine pureta. Después de los biopics de Queen y de Elton John, Yesterday le cede el turno a los Beatles, banda que, si no es la mejor de todos los tiempos, como se repite una y otra vez en pantalla, es al menos la más definitoria. Esta vez, la nostalgia corre de cargo del veterano director Danny Boyle.
El héroe arquetípico de esta ola de cine pureta es un joven con raíces surasiáticas y una pasión por la música popular anglosajona. En el biopic de Freddie Mercury, tal era su protagonista (de orígenes parsis); en la inminente Blinded by the Light, un británico de familia pakistaní obsesionado por Bruce Springsteen. Yesterday nos presenta a Jack Malik (Himesh Patel), reponedor de almacén y músico fracasado que, tras un misterioso apagón mundial en mi mayor, parece ser la única persona que recuerda las canciones de los Beatles, borradas de la historia (junto a sus imitadores de Oasis y otras cosas adictivas, como los cigarrillos o la Coca-Cola).
No es preciso analizar su retrato estereotipado de la industria musical estadounidense para sospechar el anglocentrismo de esta producción británica: en efecto, de acuerdo con su premisa, un zulú o un mongol no tienen otra cosa que olvidar que las canciones de Lennon y McCartney. Supone, pues, un extraño homenaje a la primera banda con proyección global, y nada mejor para encarnarlo que un inglés de pura cepa con ancestros indios.
El otro mito del argumento es que la calidad es evidente y se traduce invariablemente en fama, como le sucederá a este secreto legatario de los Fab Four: en una escena muy significativa, la superestrella Ed Sheeran, interpretándose a sí mismo, reconoce la derrota en una competición musical y concede los laureles del pop a Malik (que interpretaba a Paul McCartney). No hace falta conocer a muchos músicos para figurarse lo infrecuente de este saber perder.
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Yesterday es un deleite para el connaisseur, no solo por su exquisita banda sonora, sino por la cantidad de alusiones beatlescas de sus diálogos. Para sus horizontes de comedia romántica, tampoco escasean los vuelos filosóficos: todos nos hemos preguntado alguna vez quién podría superar a Lennon, McCartney y Harrison si fueran una sola persona, pero sobre todo qué sucedería si existiera un compositor como ellos hoy en día.
Curiosamente, Jack tiene en su cuarto un visible póster de In Rainbows (2007) de Radiohead, que no pocos creemos lo más parangonable de las últimas décadas. Cuando Jack se prepara para grabar un álbum, el equipo de marketing desmonta títulos de discos y canciones de los Beatles (“Hey Jude” por “Hey Dude”, entre otros). En su primer gran show en Moscú, el protagonista se pasea entre emoticonos y efectos de móvil, como sugiriendo que la música que está interpretando no pertenece a este siglo.
También reprocha Yesterday esos hits actuales creados por “dieciséis personas”, en contraste con el individuo a quien se atribuye el catálogo completo de los de Liverpool. Allí el artista y artesano, aquí un pop vuelto industria desde el germen de la creación. No obstante, en los propios créditos podemos comparar los austeros “Lennon y McCartney” de las canciones de los Beatles (firmadas por ambos pero compuestas en su mayoría por uno de los dos) con una canción de 2017, “Shape of You”, acreditada al citado Sheeran y a cinco más. Sería una elección pésima para una película crítica, pero se le perdona a una película nostálgica y, como tal, pasiva e impedida.
Desde luego que no hemos olvidado a los Beatles: películas como esta y la ola nostálgica que cabalgan se encargan de que estemos más lejos que nunca de hacerlo. Pero sin duda hemos olvidado cómo se llega a ser como ellos. El camino, de haberlo, no pasa por convertirlos en una reliquia insuperable: una cima cultural de tal calibre que haría falta un milagro para que alguien, en algún rincón del planeta, los extravíe por un rato.
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