No sólo los esclavos van a mover las cadenas: también hubo peces gordos que bailaron el Tutti Frutti. David Koresh y Dwight York: les presentamos a dos cabecillas de sectas que, en algún momento de sus vidas, juguetearon con un mecanismo de control de masas llamado pop-rock.
Personajes como estos deberían quedar relegados a la historia universal de la infamia, aunque quizás puntuarían más alto en la historia musical de la infamia… A veces, la música era una estrategia para captar adeptos, a veces una forma más, una de tantas, de echar una canita al aire.
Dr. York
Dwight York, Dr. York para la música, cumple en estos momentos una condena de 135 años de cárcel por, entre otras cosas, su costumbre de abusar sexualmente de los hijos de sus seguidores. Según sus fans, el juicio fue una farsa orquestada por los poderes en la sombra: para empezar, York no sería ciudadano de los Estados Unidos, como señalan la mayoría de sus certificados de nacimiento, sino del planeta Rizq.
El hombre conocido por sus seguidores como Issa Al Haadi Al Mahdi, o como Malaquías, es el líder de la secta de los nuwaubianos, que en su mejor hora afirmaba tener unos 5.000 adeptos. Los nuwaubianos creen que la raza blanca fue creada mediante el cruce de babuinos y orangutanes por los nubios de Marte, quienes vivían mil años y disfrutaban de una tez verdosa, que el contacto con el hierro de la atmósfera terrestre oscureció.
Tenían como objetivo sintetizar una raza de esclavos asesinos cuyos pequeños genitales garantizaban un bajo nivel poblacional (pues las mujeres preferirían, obviamente, a los dotados nubios). Hoy, sin embargo, esos hombres blancos que nacieron para ser esclavos se han convertido en los nuevos amos y se alimentan de sangre de los negros para suplir la debilidad sanguínea que expresa su palidez.
La mitología de los nuwaubianos, que se declaran los nubios moriscos indígenas norteamericanos, posee un idioma propio y unas supuestas 1.700 páginas de Escrituras. Combina black power, reptilianos, conspiranoia, egiptología, reencarnación, teorías de la tierra hueca, indigenismo o Star Wars a los mayores niveles contrafactuales que nos ha sido dado conocer.
Se atribuyen al Doctor opiniones como que todos somos concebidos como gemelos, pero solo uno de ellos sobrevive al parto, los pájaros descienden directamente de los peces, los bebés abortados de las alcantarillas se preparan para tomar el poder mundial, hay una carretera subterránea entre Londres y Nueva York y cada ser humano dispone de siete clones ocultos en algún rincón del universo. Ah, y Adolf Hitler era negro.
Lo curioso es que a mediados de los ochenta Dwight York, que se presentaría años después con atavíos de faraón o tocado de cheroqui, aparecía como un trajeado cantante de soul y funk, con letras absolutamente anodinas. Consciente de su fracaso musical, afirmaría haber compuesto en secreto algunos de los grandes hits de los sesenta y los setenta. Quizá el poder y el desfogue sexual que no pudo obtener con el estrellato lo condujera a centrarse en la religión más excesiva de su día.
Creemos que, entre sus prosaicas composiciones, la más susceptible de tener un doble significado es “Plain as Black and White”. Por lo menos, para él estaba muy claro.
https://www.youtube.com/watch?v=3cmqdhr9Rd0
David Koresh
David Koresh, nacido Vernon Wayne Howell, era un joven cantautor con cierta tendencia a que Dios justificara sus líos de faldas. Ya mozo, cuando se encaprichó de la hija de cierto párroco, citaba una revelación bíblica como causa de su innegociable obsesión. En 1982, se unió al grupo adventista de los Davidianos de la Rama en su Mount Carmel Center, Texas, pero sus luchas de poder contra el líder George Roden (con cuya anciana madre mantenía relaciones en virtud de Isaías 8:3) merecieron a Koresh y sus seguidores la expulsión a punta de pistola.
Tras años a la intemperie tratando de retomar el control (y emprendiendo varias intentonas fallidas de lanzar una carrera musical), el Último Profeta consiguió que Roden lo retara por el liderazgo de la secta, desafiándolo a resucitar a un muerto. En su lugar, Koresh llamó a la policía. Un asesinato a hachazos fue el motivo definitivo del encarcelamiento de su rival y permitió el regreso de Koresh al Monte Carmelo, donde descubrió un laboratorio de metanfetaminas.
Es su hora: Koresh se adjudica el deber de engendrar una estirpe, la “Casa de David”, que gobierne un mundo postapocalíptico. Se dice que se impuso por decreto 140 esposas; se le conocen una veintena. Recibía a sus seguidores como una estrella de rock, rodeado de posters de Megadeth o Ted Nugent, y afirmaba tener derecho sobre cualquier mujer de la Tierra. Según se descubrió después, Dios le había prometido a Madonna.
En tiempo récord, se multiplican las acusaciones de violencia, abusos sexuales y pedofilia, amén de tenencia ilícita de armas. Parece que los davidianos se están preparando para una gran batalla anunciada por su líder. Una visita de la autoridad competente es invitada a un cóctel de metralla. Interviene el FBI, que asedia el recinto durante 51 días, recurriendo al gas lacrimógeno, los tanques y un insoportable hilo día y noche de “These Boots Are Made for Walkin’”, de Nancy Sinatra.
El asedio de Waco, la mayor hecatombe de los servicios secretos de Estados Unidos contra su propia población, se saldó con un incendio de origen incierto que acabó con la vida de 76 personas que se encontraban dentro, incluido el líder. La investigación oficial concluye que fue un desesperado suicidio en masa ante la invasiva; otros culpan al FBI o lo creen fruto del azar. Koresh tenía treinta y tres años el día de su martirio. Todavía hay quien cree que regresará de entre los muertos para resucitar a todos aquellos cadáveres de los que se le culpa.
Una carrera musical frustrada es el nexo entre personajes siniestros como David Koresh, Dr. York, Charles Manson o el profesor de canto Marshall Applewhite. Sin duda, Vernon, debiste haberte quedado en el rock ‘n’ roll. Habrías lavado igualmente cerebros influenciables, te habrían adorado igualmente como a un dios y 140 concubinas te habrían parecido pocas. ¿Que pensabas que eras mediocre?
Bueno, como santo tampoco es que hayas dado precisamente la talla, aunque hubiera quien te lo repitiese cada par de minutos.
https://www.youtube.com/watch?v=mMyN-c02H24
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