Ira Sachs dirige en Frankie a un excelente elenco de actores, encabezado por Isabelle Huppert, que dan vida a la familia y amigos de la matriarca que titula el filme, una famosa actriz que cumple así el deseo de verlos reunidos de vacaciones en Portugal. La historia intimista que transcurre a lo largo de una única jornada, cruza pequeñas historias entre sus protagonistas con un cierre dramático coral y fue coescrita por Sachs y Mauricio Zacharias. Paseando por Sintra, el bosque, la playa, se muestra una dinámica de relaciones, que desvela la carga del pasado en común y un interrogante sobre el futuro de todos ellos, individualmente y como grupo. Frankie es una película pequeña, interpretada por Brendan Gleeson (el marido de Frankie), Marisa Tomei (la amiga) y su novio (Greg Kinnear), Jérémie Renier (su hijo), Pascal Greggory (exmarido)… El juego de identidades va construyendo el filme, definiendo a los personajes y dejando abierto el final. Las conversaciones a dos, las discusiones y rupturas y reconciliaciones pivotan alrededor del amor, las carreras, las decisiones que determinan el futuro, y también sobre el pasado y su huella en el presente. Frankie no es un gran filme, pero es sincero, bien interpretado y austero.
La conciencia de Cannes, exaequo con Loach, la representan los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne. Ganadores de dos Palmas de oro con Rosetta (1999) y El niño (2002), han presentado El joven Ahmed, sobre un adolescente de 13 años, devoto musulmán, entregado peligrosamente al odio que las enseñanzas radicales de su Imán le transmiten. A pesar de criarse en una familia bien integrada y contar con el apoyo de profesores y educadores, la ceguera y la irracionalidad le acercan a un destino violento cuando apenas ha empezado a vivir. Narrada con la economía tan característica de los directores belgas, de forma fluida y sencilla, sin complicados diálogos, directa y clara, El joven Ahmed es una película sólida, política, que no indaga en las raíces de la conducta y los problemas del protagonista, limitándose a constatar las consecuencias del extremismo y la despersonalización, con un colofón humanista y dolorosamente esperanzador.
Otra de las películas más esperadas del 72 Festival de Cannes ha sido Lo que arde, del director Oliver Laxe, en versión original gallega. El director que ya había presentado anteriormente sus películas en secciones paralelas, compite este año en Un certain regard. Tras la aventura marroquí, el director de Mimosas rodó en Galicia, en el pueblo abandonado de donde es originaria su familia, y donde pasaba los veranos de su infancia, viajando desde Francia, a donde habían emigrado. Los Ancares son un paraíso perdido, un mundo que responde solo ante la naturaleza, los bosques, las cabras, vacas, caballos, fuentes y arroyos. Las montañas encierran y protegen un universo casi perdido que vive del respeto a la relación que une a todos sus habitantes. Lo efímero y la caducidad de las existencias, la necesidad de protegerse mútuamente, son el corazón de Lo que arde, una oda a un estilo de vida que ha marcado a Laxe y transmite con su cine.
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