Máximo Huerta nunca ha ocultado su fascinación por París. El exministro, escritor (Premio Primavera de Novela 2014), periodista y tertuliano de magacín ha convertido a la capital del Sena en símbolo de la Cultura con mayúscula, y no es el primero que hubiera dado un dedo meñique por pasearse una medianoche en París junto a Dalí o Scott Fitzgerald.
Tras unos meses de silencio, después del mal trago que supuso haber dimitido del recién nombrado gobierno socialista, en 2018, en unas circunstancias más que discutibles, Huerta, que en una declaración de intenciones ha recuperado su nombre original (el valencianizado fue una sugerencia de sus jefes en la televisión), habló por primera vez en Icon a tumba abierta. La aplastante sinceridad de sus declaraciones mostró la profundidad de la caída, pareja a la reflexión que, sin duda, ha servido para mejorar su percepción, por parte de quienes ahogaron su nombramiento en prejuicios.
El autor, que lanza próximamente su nueva obra Intimidad improvisada, ve ahora subirse a las tablas la adaptación de su novela Una tienda en París, cuyo estreno tendrá lugar en el Teatro Talía de Valencia.
Siempre hace falta un golpe de locura para desafiar el destino… y en el destino de Teresa, una de las protagonistas de la obra, nada se había movido hacía mucho tiempo, era un lienzo en blanco que necesitaba desesperadamente el color, pero vivía rodeada de gris. Y así habían pasado los años, paralizada ante el proyecto de su vida… hasta que la casualidad y un viejo cartel de una tienda en París que encontró en un anticuario de Madrid, pertenenciente en su día a una tal Alice Humbert, despertó su irreprimible necesidad de volar. El empujón que Teresa necesitaba para volver a empezar… ¿Quién no ha pensado alguna vez en dejarlo todo y empezar de cero en otra ciudad?
La obra transcurre entre los felices años 20 parisinos y la actualidad, uniendo las vidas de dos de sus protagonistas, Teresa y Alice. La ambientación de la obra es una apoteosis de ese periodo, en cuanto a artes plásticas y con reminiscencias de los grandes artistas de la época de entreguerras, una de las más vanguardistas y prolíficas artísticamente de todos los tiempos. Así, Man Ray (fotógrafo), Modigliani, Degas, Chagall (pintores), Chanel o Lanvin (moda) demuestran la huella indeleble que dejaron en la historia de la estética y en la escenografía de la obra, que fusiona varias técnicas y disciplinas: Música en directo, teatro, danza, pintura, cine, vídeo proyecciones interactivas… un caleidoscopio de sensaciones al servicio de una historia mágica y sorprendente.
Entre los recursos empleados en la puesta en escena encontramos clásicos como el óleo o la acuarela combinados con los tecnológicos como el mapping y el croma. No hace falta decir nos encontramos ante todo un espectáculo destinado a cautivar al público.
El músico Guillem Durán ha compuesto los temas originales de la obra, que es recorrida por versiones-homenaje a las grandes y eternas figuras de la música francesa, como Charles Aznavour, Edith Piaf o Françoise Hardy. Una tienda en París está interpretada por María Piaz, Jaume Fuster, Maria de Lluc Soler, Miriam Gala y Pedro Victory y se podrá disfrutar del 2 al 12 de mayor en el Teatre Talía, puedes comprar las entradas aquí.
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