Que son tiempos difíciles es algo innegable, como también que la injusticia y la desigualdad existen desde los albores de la historia. Tanto en radio como en televisión escuchamos y vemos noticias sobre violencia, pobreza, guerras, injusticia social… No obstante, ¿hasta qué punto somos conscientes de los límites de esas injusticias y desigualdades? ¿Cómo es posible que seamos capaces de normalizar o de transigir ante este tipo de circunstancias? La única razón factible es la falta de conciencia en la sociedad. El cine, una vez más, podría ser un revulsivo o nuestra inspiración para encontrar en él lecciones que aprender. En este sentido, no está de más una propuesta de filmes de temática social que nos inviten a la reflexión.
Lloviendo piedras (Raining Stones, Ken Loach, 1993)
Ken Loach es ya una leyenda del cine protesta. Su cine, políticamente incorrecto, le grangeó durante el gobierno de Margaret Thatcher gran cantidad de enemistades. Una vez desaparecida la dama de hierro de la política, comenzó a crear filmes de marcado carácter reivindicativo. En ellos pone de relieve la realidad social del Reino Unido, denunciando las diferentes situaciones en las que se se encuentra una parte considerable de la sociedad británica. Ésta es una de estas primeras películas.
La historia es muy sencilla. Un padre de familia trabajador que, pese a vivir graves problemas económicos, hará todo lo que pueda para que su hijita pueda lucir un vestido de primera comunión. Pese a su sencillez, la historia es más compleja de lo que aparenta. El vestido de comunión es un símbolo, representa todo aquello que el padre está dispuesto a hacer para que su familia no se quede atrás respecto al resto. Construye sobre un detalle nimio una clara crítica a la falta de igualdad social, un clamor ante la desigualdad de oportunidades.
Yo, Daniel Blake (I, Daniel Blake, Ken Loach, 2016)
De nuevo, Ken Loach. No deja indiferente y es absolutamente necesario verla. Una película que va directa a la mente y a la conciencia del espectador. La historia cuenta la vida de un anciano desesperado por cobrar la jubilación, que ayuda a una madre soltera desempleada, obligada a llegar a extremos desesperados para mantener a su familia.
Loach critica un sistema en el que los seres humanos son concebidos como ovejas o naranjas, un sistema que no apela a los sentimientos ni al individuo, una crítica dura y audaz que todos deberíamos ver para, acto seguido, reflexionar.
Full Monty (Peter Cattaneo, 1997)
Podría traducirse al castellano como “a por todas”, y es precisamente de lo que va esta hilarante comedia con ligeras dosis de drama.
Relata la historia de un grupo variopinto de desempleados unidos por un único objetivo: superar su situación. Hartos de colas de paro, de no llegar a fin de mes, de problemas familiares y de no dar rienda suelta a sus sueños, deciden, sólo por una noche, convertirse en strippers ante sus vecinos.
Filme dotado de un exquisito equilibrio entre comedia y drama. Es asímismo, una original aproximación al drama social de las regiones mineras inglesas.
Techo y comida (Juan Miguel del Castillo, 2015)
El producto nacional no podía quedarse fuera de esta lista. Desempleo, desahucios, precariedad son palabras que lamentablemente se encuentran muy presentes actualmente en nuestro vocabulario, pero no todos conocemos hasta qué punto puede afectar emocionalmente a alguien vivir una situación así.
Este filme elabora un retrato veraz a través de la historia de una madre soltera que sufre los efectos de la crisis de la manera más cruel. Recuerda a una película de Chaplin, exenta de todo el componente cómico. Su crudeza, realismo y su desnudez despierta en el espectador tristeza o congoja. Sin embargo, provoca también indignación, pues nos sitúa claramente ante una injusticia social. Ganadora de un merecidísimo premio Goya a la mejor actriz para Natalia de Molina, es un filme que deberíamos ver casi como imperativo moral.
Acusados (The Accused, Jonathan Kaplan, 1998)
La sentencia de “la manada” provocó gran consternación en la mayor parte de nuestra sociedad. No obstante, y como siempre, hubo quien cuestionó el testimonio de la víctima. Y es de esto precisamente de lo que va esta película. Una joven que violada por varios hombres, cuestionada en su credibilidad y enfrentada, junto a su abogada a una sociedad patriarcal que protege a sus agresores.
Esta película, que recuerda manifiestamente al caso real citador, logra concienciar acerca del hecho de que existen muchas manadas por el mundo. Nos sitúa así ante el análisis de la violencia contra las mujeres, provocando nuestra indignación tanto ante agresiones sexistas como ante el proceso judicial subsiguiente.
Incendies (Denis Villeneuve, 2010)
Antes de hacer temblar a los espectadores con Enemy, Prisioneros, Sicario, La llegada o Blade Runner 2049, Denis Villeneuve brindó al mundo una película de obligatorio visionado.
La guerra es elemento clave para entender el mundo actual y por eso este film se encuentra en esta lista. Aunque el mundo occidental ha normalizado los conflictos bélicos en próximo oriente, el film no se centra en las características concretas de la guerra del Líbano, sino que va más allá.
Villeneuve se centra en la descripción de los efectos, a largo plazo, de la guerra. Muestra cómo sus traumas y consecuencias perduran en el tiempo, afectando tanto a quienes las vivieron como a quienes no. Una película con interpretaciones colosales que cuenta con un final que sobrecoge a cualquiera.
Las tortugas también vuelan (Bahman Ghobadi, 2005)
La crisis de los refugiados es, sin duda, la crisis humanitaria más grave desde la Segunda Guerra Mundial. Si bien esta película trata este tema en un contexto diferente, la cuestión que maneja no pierde actualidad ni interés. Su impacto y crudeza golpean al espectador haciéndole sentir culpable e impotente ante la situación. Esto se debe a que evidencia que el mundo que conoce es plenamente responsable de esta lamentable realidad. Sin embargo, esa imagen de niños viviendo situaciones deplorables obliga de manera efectiva al público a reflexionar y buscar soluciones. En conclusión, no es un film para ver con palomitas, pero sí para profundizar y mover conciencias.
14 kilómetros (Gerardo Olivares, 2007)
Tercera película española de la lista. Se rodó hace doce años, y, sin embargo, no ha perdido actualidad. Y resulta muy apropiado verla ahora cuando tenemos tan cerca aquel singular suceso que fue el desembarco del Aquarius en el puerto de Valencia. En este film, su director, Gerardo Olivares, narra la historia de Buba, Violeta y Mukela, quienes emprenden un viaje hacia Europa atravesando Mali, Níger, Argelia y Marruecos. Con ello, se pretende dar luz a los aspectos más oscuros del fenómeno de la inmigración, así como la situación social en África.
Pride (Orgullo) (Mathew Marchus, 2014)
Lo importante es que todos vayamos juntos. Basada en hechos reales, el film relata el apoyo a la lucha de un grupo de mineros por parte de un colectivo LGTBI. Muestra cómo la solidaridad es un factor inherente a la lucha por los derechos sociales. Y este es, en definitiva, el mensaje que la película transmite al público. Para ello, será necesario superar los prejucios, transformar las mentalidades y hacer un ejercicio de tolerancia. Una película sobre unión y fraternidad, sobre respeto y concordia, que emociona y obliga a reflexionar.
Nadie ha publicado ningún comentario aún. ¡Se tú la primera persona!