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La medida de las cosas: 5 conciertos convertidos en discos imprescindibles

En Música jueves, 2 de marzo de 2017

Jorge Salas

Jorge Salas

PERFIL

Entre los clichés de manual del crítico musical está que la verdadera medida de una banda se comprueba, de manera indiscutible, en un concierto. Y sí, es cierto, es la prueba del algodón de la música. En la historia ha habido grandes fiascos en escena, desequilibrios de ciencia ficción entre lo que escucha uno con los cascos en el sofá de su casa y el espectáculo sonoro al que asiste en una actuación en directo. El aquí y el ahora. El serlo frente al parecerlo. El tacto versus la vista.

En ese sentido, la tradición de discos a partir de conciertos se ha prolongado desde hace más de media centuria. Por el camino, ha dejado ediciones recaudadoras y absolutamente prescindibles, pero también verdaderos diamantes capaces de encapsular algo tan efímero como el aquí y el ahora; algo tan intangible como la energía. En el segundo grupo se encuentran algunas de las siguientes referencias.

#1 Johnny Cash, At Folsom Prison

Si hay un disco grabado en directo que lo tenga todo para convertirse en referencia del género, ese es, sin asomo de duda, el que grabó Johnny Cash, junto a Carl Perkins y June Carter, en el centro penitenciario de Folsom. At Folsom Prison no sólo difumina las fronteras entre la relevancia de un disco de estudio y otro en directo, sino que es uno de los pocos ejemplos (por no decir el único de esa entidad) en los que la edición de un concierto ha supuesto un punto de inflexión en la carrera de un músico. Para Cash, que tiene en ese disco algunas de sus mejores interpretaciones (“Folsom Prison Blues”, “Cocaine Blues”, “I Still Miss Someone”), supuso el resurgir mediático y, sintetizando todo mucho, la posteridad; tanto fue así, que siguió la serie de discos de conciertos en prisiones con San Quentin y la prisión sueca de Österåker.

#2 The Doors, In Concert

 

 

discosAmerican Nights: In Concert, de los Doors, es uno de esos discos fantásticos en falso directo. Es decir, resulta evidente que están grabados en directo, pero no corresponden todos al mismo concierto (de hecho, es un totum revolutum de varios discos de actuaciones); algo similar a lo que sucede con discos apasionantes como el From Here To Eternity de los Clash. En el caso de los Doors, lo confirmó el mismo productor, Paul A. Rothchild: los problemas de sonido eran tan insostenibles, en según qué momentos, que la misma canción puede empezar en un concierto de Detroit y acabar en otro en Philadelphia. Aún así, In Concert es la mejor manera de acercarse al espectáculo que eran los Doors en directo, y a la histeria que desataba Morrison entre el público.

#3 Bob Dylan, Live At The Royal Albert Hall

Entre bootlegs (grabaciones no publicadas oficialmente) y discos en directo como tal, resulta enormemente complicado elegir un disco en directo de Bob Dylan. Al mismo tiempo, es muy sencillo. Hay una colección que se eleva sobre todas las demás; al margen de lanzamientos oficialísimos como Before The Flood, Hard Rain o Live At Budokan, o de ediciones como el doble CD con la Rolling Thunder Revue de 1975. El bootleg que recoge la actuación de Dylan, en dos partes, en el Free Trade Hall de Manchester (no en el Royal Albert Hall de Londres, como se atribuyó en un principio) es testimonio del curso de la historia, del viraje eléctrico del músico que convirtió a parte de sus seguidores en detractores en cuestión de media hora.

#4 Nine Inch Nails, And All That Could Have Been

Al contrario de lo que pueda parecer en la mayoría de los casos, no cualquier tiempo pasado fue mejor; hay que mirar al pasado como quien mira el éxito del vecino, olvidando que uno es español y ha de seguir la tradición de hacerle la puñeta al prójimo. En 2002, y para celebrar la salida de la época dorada de Nine Inch Nails (nunca jamás ya como en los 90), Trent Reznor decidió que lo mejor era grabar la gira del grupo en 2000. El resultado es una catártica y poderosa colección de canciones en directo que, aunque en NME calificaran con un puede que varíe el tempo un poco, pero no deja de ser siempre el misionero, coloca a Nine Inch Nails en el grupo de bandas que lo hacen mejor en directo.

#5 Aretha Franklin, Live At Fillmore West

Captar la esencia de un concierto de soul no debe de ser una tarea sencilla; a pesar de que los ejemplos de James Brown (Live At The Apollo), Sam Cooke (Live The Harlem Square Club), Donny Hathaway (Live) o Bill Withers (Live At Carnegie Hall) aparenten decir lo contrario. La entrega y el exorcismo de energía que suelen condicionar este tipo de conciertos corren el riesgo de perderse en el frío tacto del plástico. El caso de Aretha Franklin en el Fillmore West es paradigmático: Live At Fillmore West huye de la voluptuosidad que suele acompañar a los discos en directo, y finiquita la colección con 10 canciones. A Franklin y sus músicos les basta para plasmar una lección de soul y rhythm&blues de la que no escapan ni “Bridge Over Troubled Water” ni “Eleanor Rigby”.

De entre la lista que dignifica la tradición de los discos en directo tampoco hay que olvidar los hitos de The Band (con su famoso The Last Waltz y el nunca justamente ponderado Rock Of Ages) o The Who (Live At Leeds), el unplugged de MTV de Nirvana, la compilación póstuma de Jeff Buckley en Mystery White Boy, la delicadeza de Joni Mitchell en Miles Of Aisles o la energía descontrolada de Jerry Lee Lewis en su concierto en Hamburgo. En España, no hay discusión: el mejor disco en directo es A Pelo, el que publicó Platero Y Tú años antes de su separación.

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