Timecode es la película de Juanjo Giménez que el domingo 26 de febrero aspira a llevarse una estatuilla en la categoría de cortometraje de ficción, y que narra la historia de Luna y Diego, dos vigilantes de parking que encuentran en la danza una manera de comunicarse.
Laly Aiguadé y Nicolás Ricchini no son actores de cine pero si intérpretes y son ellos los que han plasmado con su movimiento y con su complicidad esta historia que ya ha cautivado a espectadores de multitud de festivales de todo el mundo, logrando numerosos y variados galardones, algunos tan destacados como la Palma de Oro en el festival de Cannes, el premio al mejor corto en el Film Fest de Gante o el Goya en su categoría.
Tras su reciente paso por Los Ángeles para la promoción del corto, ambos han regresado a su trabajo, a la espera de que Timecode gane el domingo el más popular de los reconocimientos en la industria mundial del cine.
Hablamos con Nicolas Ricchini, quien se encuentra en Suecia de gira con la compañía de Akran Khan para la que baila en el espectáculo Chotto Desh. Fue precisamente bajo la batuta del prestigioso coreógrafo inglés donde Aiguadé y Ricchini se conocieron en 2012 como bailarines en la inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres. Desde entonces, una estrecha relación artística y personal los ha llevado a colaborar juntos en numerosos proyectos como Incógnito, dúo firmado por Aiguadé de cuya composición coreográfica se alimenta Timecode.
Nos comenta que han pasado tres intensos días de promoción en Hollywood, viendo en su caso por primera vez la película en pantalla grande, charlando con el público y bailando alguna de las coreografías de Timecode, aunque reconoce que han bailado menos de lo que les hubiera gustado, porque la Academia es muy estricta con los actos promocionales.
El día 26 no podremos estar ninguno de los dos por tema de agenda, pero estaremos con los dedos cruzados y apoyando a todo el equipo, nos cuenta.
Sobre Timecode, el joven coreógrafo y bailarín (Filipinas, 1988) nos cuenta que es una historia sobre cómo la gente puede encontrar maneras de comunicarse a través de medios muy distintos; esto es lo que hacen Diego y Luna a la vez que encuentran una relación que les hace mejores como personas. Redefine la idea de cómo somos, más allá de a qué nos dedicamos.
El realizador Juanjo Giménez, a quien gusta adentrase en ámbitos que no controla, supo del trabajo de Laly Aiguadé por un reportaje de televisión. Aunque ella es una bailarina y coreógrafa de amplio reconocimiento en el mundo de la danza contemporánea (formada en el Institut del Teatre de Barcelona y en la escuela belga PARTS, que dirige Anna Teresa de Keersmaeker, ha firmado algunas de las coreografías más interesantes del panorama actual) Giménez no conocía suficiente lo que se cuece en la escena como para saber quién era.
Después de contactar con el tándem de intérpretes y organizar el rodaje, en dos intensos días de trabajo concluyeron una grabación en lo que para ambos era su primera experiencia ante la cámara. Es muy diferente trabajar en un escenario, donde todo sucede en tiempo real, que ante una cámara, pero fue fácil. Laly y yo funcionamos de la misma manera, compartimos la información, pero en este caso yo me he dejado dirigir.
La visibilidad que en pocas semanas ha alcanzado el corto (disponible en plataformas digitales desde el pasado 21 de febrero) dista enormemente de la que puede llegar a tener una obra de danza. En un caso hablamos de industria, mercado, marketing, aunque se trate de un corto modesto, y en el otro de un arte intangible y efímero sometido al olvido institucional y a la falta de público.
En ese sentido, Ricchini considera muy positivo todo lo que Timecode está ofreciendo a la danza: Necesitamos oportunidades para defenderla y que se dé a conocer. Pero no hay que quedarse ahí, hay que unir fuerzas con otras artes, para que la danza deje de lado esa imagen de exclusividad. Queremos que los teatros estén llenos y para eso hay que transmitir mensajes. Por eso la narrativa del corto ayuda.
Tras la resaca de los Óscar, Ricchini continuará con su agenda y de regreso a Cataluña retomará A Sweet Hello junto a Nadine Gerspacher, pieza que presenta en L’Estruch de Sabadell el 27 de mayo.
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