La dimensión auditiva participa activamente en el proceso de nuestra humanización controlando el lenguaje, la atención y la conciencia de estar presentes en determinados entornos.
Siempre hemos oído que escuchar no es lo mismo que oír, sin embargo, lo hacemos en el mismo tiempo y espacio con la única diferencia de tener una actitud pasiva o activa en el proceso.
En escuchar está la verdadera comunicación y es un proceso activo, voluntario y perfectamente selectivo. La escucha te obliga a estar presente para poder comprender correctamente e integrar los mensajes que recibimos.
No vamos a entrar en el proceso comunicativo que se produce con una escucha eficaz o con la capacidad de comprender y entender los mensajes que en toda la comunicación se transmiten, pero sí vamos a tratar de dejar sobre la mesa el proceso de la escucha selectiva como un mecanismo de defensa psicológico ante situaciones que no podemos o no queremos afrontar.
Así pues, no es que alguien no quiera escuchar los mensajes que se transmiten sino que su oído se modifica a nivel neurofisiológico y no puede escuchar determinado tipo de mensajes que pueden impactar a nivel emocional.
La cantidad de discusiones que me hubiera ahorrado en esta vida si esto lo hubiera sabido antes y las veces que hubiera cambiado un mal gesto por un abrazo estimulante y amoroso…
Porque no únicamente este tipo de problemas afecta al oído, sino que la voz se ve modificada por ciertos trastornos auditivos y esto representa ciertos problemas comunicativos a todos los niveles.
El otorrinolaringólogo, psicólogo, investigador e inventor Alfred Tomatis, después de investigar durante años el proceso auditivo y su relación con la voz, emitió una serie de comunicados tan concluyentes como que la voz reproduce sólo lo que el oído capta y que si modificamos la audición, se modifica instantáneamente e inconscientemente la emisión vocal.
“La escucha es el lazo de unión entre el hombre y su conciencia” (A. Tomatis)
El aprendizaje de un ser humano depende, en gran medida, de la manera en que trata la información y se comunica consigo mismo y con los demás y de ahí que nuestra actitud y aptitud ante la escucha sea fundamental. Observarnos y estar atentos a nuestras dificultades de atención en la escucha puede ser un propósito atractivo para poner en marcha en los próximos días. El beneficio que podemos obtener sólo estará relacionado con nosotros y en una mejora en nuestras relaciones con los que nos rodean y queremos.
Tener una buena capacidad auditiva y una escucha perfecta nos ayudará a disfrutar estados de ánimo magníficos y una vida mucho más saludable.
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