Sonreír no es la panacea que te abre todas las puertas pero sí una buena herramienta para vivir mejor si te llevas bien contigo mismo.
Estos días que estoy pasando me encuentro mucho más feliz. Me doy cuenta que sonrío más de lo normal en mí y además, con mayor efusividad. Sonrío porque me siento bien, cualquier situación me parece mucho más graciosa que antes y consigo emocionarme y alegrarme con cosas que hace un tiempo podía obviar sin inmutarme.
Me doy cuenta que con una sonrisa envío a los que me rodean un mensaje de acercamiento, de ganas de compartir espacios y tiempos para combatir los momentos de soledad con los que nos vestimos cada día y también, cómo no, disfruto de ese poder magnético y atractivo que supone cada sonrisa.
Tengo un amigo que me parece un ser generosísimo. No solo tiene algo para ti cuando vas a verle, sino que siempre trata de echar unas risas cuando estas a su lado. Lo mismo le da que Hacienda le este pisando los pies un día sí y otro no, que su pareja se vaya a California con otro a pasar el fin de año o que sus hijos le llenen la casa de zombis sin avisar. Esa sonrisa me parece que forma parte de su magia personal, de ese atractivo incondicional y de esa sencillez con la que la vida sale de paseo con él.
Siempre que sonrío siento que el acercamiento hacia el otro se hace mucho más evidente y consistente. Y no estoy hablando de esas sonrisas forzadas con las que todos hemos tenido que lidiar en alguna ocasión, sino a esas sonrisas sinceras, genuinas y en las que, además, intervienen los ojos.
Ahora me fijo en los emoticonos del whatsapp y todos mezclan la sonrisa de la boca y de los ojos, es genial. Y también me doy cuenta que cuando más sonríes más sonrisas te encuentras por doquier, es contagiosa en la instantaneidad. Y quizá da lo mismo cómo te encuentres o qué problemas tengas en la vida, creo que es importante cómo te sientes contigo mismo o qué tipo de relación tienes contigo para que la sonrisa brote sin dificultad o te vistas de seriedad desde la mañana a la noche.
Y si, además, es cierto lo que dicen los investigadores de la Wayne State University de que sonrisa es igual a longevidad, tu esperanza de vida dependerá de cuan amplia y generosa sea tu sonrisa porque, además, en esa larga vida tendrás más posibilidades de vivirla en una compañía agradable que en la soledad de un serio cascarrabias.
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