De Bob Dylan a Johnny Cash, pasando por Eric Clapton o Damon Albarn, pocos se libran de la tentación de los supergrupos. La tradición de las formaciones surgidas de la colaboración entre músicos, de más o menos éxito en solitario o en otros grupos, ha sido cultivada por infinidad de artistas desde que en los 60 se acuñara por primera vez el término.
La hemeroteca musical de los sesenta es bastante turbia, por lo que para casi todo hay más de una teoría perfectamente fundada. Así, el origen del concepto se encuentra entre 1968 y el Super Session de Al Kooper y Mike Bloomfield, escuderos ambos de Bob Dylan en Highway 61 Revisited, junto a Stephen Stills (de Crosby, Stills, Nash & Young), y el 69 con Goodbye, último disco de Cream. El grupo de Ginger Baker, Jack Bruce y Eric Clapton es posiblemente el primer gran supergrupo de la historia, con permiso del cuarteto del millón de dólares formado por Elvis, Johnny Cash, Jerry Lee Lewis y Carl Perkins; Million Dollar Quartet fue grabado en 1956 a modo de improvisación en los estudios de Sun Records en Memphis, casi por casualidad, y todavía representa el estado más puro de la práctica.
Cash repitió treinta años después con los Highwaymen, un supergrupo de country que en los 80, su década de inadaptado, formó junto a Waylon Jennings, Willie Nelson y Kris Kristofferson. En la misma época que cogió a Bob Dylan jugando al pilla-pilla con la religión, el de Duluth se paseó junto a George Harrison, Tom Petty, Roy Orbison y Jeff Lynne con los Traveling Wilburys; Un disco en el 88 y otro en 1990, ya sin Orbison por requerimiento celestial, observan la ofrenda al heartland rock de Dylan y compañía.
Los 80 fueron, de hecho, prolíficos en cuanto a supergrupos de enorme ascendencia rock. The Firm, con Jimmy Page y Paul Rodgers; El protopunk rock de New Race con miembros de Radio Birdman, los Stooges y MC5; Asia, con estandartes del rock progresivo de King Crimson, Yes y el mismo Carl Palmer; Tin Machine, con David Bowie al frente; O el hard rock de Gogmagog con Paul Di’Anno (Iron Maiden), Pete Willis (Def Leppard) o Neil Murray (Whitesnake). Aunque el supergrupo que más ha hecho por el hard rock en la historia de la música moderna ha sido Bad Company; Con miembros de Free, King Crimson y Mott The Hoople, la banda ha desafiado el destino efímero de las coaliciones musicales desde su formación en 1973.
La tradición fugaz de los supergrupos es un hecho. Entre los mejores casos, el surgido a finales de los 60 durante los últimos estertores de Chess Records; Referentes del blues como Muddy Waters, Little Walter y Bo Diddley (y Buddy Guy, en la sombra) grabaron Super Blues en el 67 y, tan solo un año después y con la incorporación de Howlin’ Wolf en lugar del fallecido Little Walter, cerraron la colaboración con The Super Super Blues Band. Tampoco duró demasiado la Plastic Ono Band de John Lennon y Yoko Ono. La interminable lista de músicos con los que tocaron entre 1969 y 1974 incluyó a Eric Clapton, George Harrison, Ringo Starr y Keith Moon; Menos aún vivió The Dirty Mac, el grupo que Lennon, Clapton, Keith Richards y Mitch Mitchell formaron para tocar en el espectáculo televisivo The Rolling Stones Rock and Roll Circus en 1968.
En los 90, en plena ebullición del sonido Seattle, The Temple of the Dog, con Chris Cornell y Eddie Vedder, propició de hecho el nacimiento de Pearl Jam. Un supergrupo retroactivo. Mad Season, The Backbeat Band e incluso los Foo Fighters de Dave Grohl surgieron bajo el signo de la conjunción astral y el grunge. Desde entonces, el concepto se ha normalizado tanto que es complicado encontrar un músico que sólo haya tocado en un grupo. En la tradición rock, como con Them Crooked Vultures, pero también en el ya mal llamado indie: Monsters of Folk, Atoms For Peace con Thom Yorke y Flea, The Last Shadow Puppets con Alex Turner y Miles Kane, The Good, The Bad & The Queen con Damon Albarn y el mismo Paul Simonon, The Dead Weather con Jack White a la cabeza, o los prometedores FFS (Franz Ferdinand & Sparks) son dignos ejemplos de supergrupos en este siglo. No tan digno es lo de los New Kids On The Block y los Backstreet Boys, que se unieron en 2011 para un imposible NKOTBSB.
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