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71 Mostra de cine de Venecia #7 Poetas en el cine

En Cine y Series viernes, 5 de septiembre de 2014

Gian Giacomo Stiffoni

Gian Giacomo Stiffoni

PERFIL

Mario Martone propone con el Giovane favoloso un retrato original del poeta Giacomo Leopardi, mientras Abel Ferrara se queda cortro con Pasolini. Decepciona Nobi de Tsukamoto.

La película Il giovane favoloso (tercera obra italiana del certamen oficial) es mucho más que la simple biografía de la vida y obra de Giacomo Leopardi. Mario Martone se acerca a la figura del poeta más importante y complejo de la literatura romántica italiana con gran sensibilidad y un trabajo de investigación inmenso. Los 137 minutos de largometraje se centran, sobre todo, en los años de la madurez poética de Leopardi, antes en su ciudad natal (Recanati, un pueblo situado en la región de La Marche en frente al Mar Adriático) y después, con un lapso de tiempo de diez años, en los últimos años pasados en Florencia y Nápoles. Las secuencias que componen la película no se centran sólo en contar los acontecimientos, históricos y personales, ocurridos al personaje, narrados con precisión y extrema exactitud, sino sobre todo en penetrar la esencia anímica del personaje, así como su pensamiento y particular actitud de crítica hacia la Naturaleza y hacia su condición de persona con constantes problemas de salud, y que sólo una definición superficial (como él mismo dice en un espléndido momento del metraje) definiría pesimista.

Las imágenes utilizadas por Martone son precisas, de una belleza casi pictórica y el ritmo narrativo es capaz de ser siempre eficaz; tanto en su desarrollo lineal, como en los momentos en que el quiere seguir las emociones, el pensamiento y la poesía de Leopardi. A todo esto se añade el trabajo ejemplar de Elio Germano (serio candidato al premio de mejor actor) que consigue alcanzar gran cantidad expresiones y modificar hasta la pastores de su cuerpo para tratar la deformidad física del poesía como su atormentada, pero también irónica, personalidad.

Bastante menos lograda la película de Abel Ferrara dedicada a otro de los grandes poetas italianos, esta vez contemporáneo, Pier Paolo Pasolini. Pasolini describe el último día de vida del conocido escritor y cineasta, mezclando la crónica de su muerte por asesinato a la imaginación, el sueño y sus dos últimos proyectos, literario e cinematográfico, inacabados. La novela Petrolio y el guión Porno-Teo-Kolossal son representados visualmente junto a momentos de vida de Pasolini, entre relaciones familiares y de trabajo, incluida la famosa entrevista que dio a uno de los periodistas más importantes de la prensa italiana, todavía hoy activo. La idea habría podido ser interesante pero Ferrara la realiza de forma bastante superficial siendo incapaz de trasmitir la complejidad del pensamiento y de la poética del escritor y así como su capacidad de analizar con sutileza a la sociedad contemporánea.

Todo se queda esbozado y sin las necesarias referencias culturales fundamentales para entender la profundidad del pensamiento pasoliniano. Willem Defoe además, pese a un buen trabajo, no llega a comunicar con fuerza las ideas del poeta así como hacía el verdadero Pasolini; y es que todavía es demasiado fuerte su presencia en nuestro imaginario visual. Una nota de demérito, finalmente, por la banda sonora que utiliza las misma música que usaba el cineasta en sus películas, pero sin la misma inteligencia y con una aria cómica de Rossini a comentario de las imágenes del cadáver y del dolor de los familiares, que francamente me ha sonado a tomadura de pelo.

Willem Defoe representando a Pasolini en la película de Abel Ferrara

Willem Defoe representando a Pasolini en la película de Abel Ferrara

Gustav Mahler decidió eliminar en versiones sucesivas a la del estreno, el último de los tres golpes de martillo que había introducido en su Sexta Sinfonía (denominada “Trágica”) y que simbolizaban el anuncio de un destino trágico ineludible. Una reacción en positivo y contraria a una visión predeterminada de la vida, que el compositor asumió después de haber sufrido la pérdida de su hija y serle diagnosticada una grave enfermedad del corazón, tras la primera ejecución de su obra. La decisión de tomar las riendas del proprio destino es los que hace también Victor, el protagonista de Le Dernier coup de marteau de la relizadora francesa Alix Delaporte, última obra gala presente en el concurso oficial.

La sinfonía de Mahler es la que dirige el padre del joven adolescente, director de fama de vuelta a Montpellier donde rencuentra el hijo y lo acerca al mundo de la música mientras éste intenta sobrevivir, en una casa roulotte en la playa, con una madre enferma, entre la emoción del primer amor y el deseo de poder ser seleccionado por un equipo de fútbol juvenil. Delaporte consigue contar el estado emotivo del protagonista (un excelente y debutante Romain Paul) con toque ligero y con una notable equilibrio entre los diferentes planos narrativos, no obstante alguna vez cae en un tono algo sensiblero. Todo gracias a una cámara que sigue la vida de Victor utilizando sutileza y gracia, dosificando la emoción por medio de una imagen límpida y ritmo de montaje muy natural y espontáneo.

Romain Paul en un momento de "Le Dernier coup de marteau"

Romain Paul en un momento de “Le Dernier coup de marteau”

En Chuangru zhe (Red Amnesia) del director chino Wang Xiaoshuai, Deng es una viuda en pensión de carácter obstinado. Dedica sus días a cuidar a la madre anciana y a sus dos hijos, ya grandes, sin dar demasiada importancia a los esfuerzos que todos hacen para aligerarla de sus fatigas cotidianas. Una rutina que se ve alterada por la llegada de misteriosas llamadas telefónicas anónimas y silenciosas y la presencia de una misteriosa joven que la sigue por todas partes. A lo largo de las casi dos horas del metraje se nos presenta una historia que oscila entre la descripción realista de lo que es la vida de la población anciana en la China actual y la visión subjetiva, a momentos onírica, de la anciana que esconde en realidad el remordimiento por un episodio del pasado no del todo resuelto.  Wang Xiaoshuai presenta todo esto utilizando un estilo visual muy controlado, sirviéndose de un montaje por lo general lento, pero capaz también de rupturas inesperadas. Al que se añade una forma de contar bastante original basada un narración de tipo costumbrista a la que se añaden, de forma a veces no convencional, elementos de suspense y toques de ghosts story. Un coctel algo insólito y que deja huella en la mente del espectador.

Un momento de "Chuangru zhe" (Red Amnesia)

Un momento de “Chuangru zhe” (Red Amnesia)

Nada de verdaderamente interesante en el resto de las películas del concurso vistas en estos días. Nobi (Fires on the Plain) del aclamado Shinya Tsukamoto no nos convenció. El director japonés, que además de dirigir interpreta el papel de un soldado, descartado por problemas pulmonares, que vaga por la jungla de Filipinas durante la retirada del ejercito nipón al final de la Segunda Guerra Mundial, confecciona una obra muy recargada, llena de imágenes truculentas y excesiva en lo visual como en el desarrollo del argumento. Sin duda es interesante la forma en que Tsukamoto transmite la angustia y el ambiente claustrofóbico de la selva, pero todo se pierde en una violencia y un detallismo macabro que la mayoría de las veces peca de innecesaria complacencia.

Shinya Tsukamoto en "Nobi" (Fires on the Plain)

Shinya Tsukamoto en “Nobi” (Fires on the Plain)

Inconcluyente y nada interesante también Sivas, primera obra del realizador turco Kaan Mudjeci. La historia del niño Aslan y de su perro de lucha Sivas en una aldea campesina de Anatolia tiene una narración tan torpe, un corte visual tan confuso y unas interpretaciones tan anodinas que solo tiene capacidad para provocar el bostezo.

Bastante sosa y en varios momentos insoportable, por exceso de silencios y escenas demasiado enigmáticas, Tsili de Amos Gitai presentada fuera de concurso. El director israelí convierte la novela Paisaje con niña de Aharon Appelfeld (basado en la historia de una joven judía que escapa de un campo de concentración nazi) en algo tan metafórico (como tres jóvenes que durante más de media hora duermen y rompen arbustos en un bosque indefinido) que termina por ser casi del todo incomprensible.

Una escena de "Tsili" de Amos Gitai

Una escena de “Tsili” de Amos Gitai

Un último comentario sobre el cortometraje de Manoel de Oliveira O velho do Restelo también presentado fuera de certamen oficial. El director portugués con su 105 años de edad y su inimitable estilo consigue en pocos minutos (utilizando algunos materiales de algunas de sus películas y utilizando unos versos de Os Lusíadas)  una profunda y muy sugestiva reflexión sobre los mitos poéticos de la literatura ibérica en un diálogo culto e irónico, entre Miguel de Cervantes, Camilo Castelo Branco, Teixera de Pascoaes y Luís de Camões.

O velho do restelo (2014, Manoel de Oliveira)

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