Schiaparelli, revolucionaria y desconocida. El gran público ignora su historia, aunque su legado ha sido esencial para conformar ese concepto abstracto y fascinante que hoy reconocemos como moda. Elsa Schiaparelli forma parte del póker de reinas -junto a Lanvin, Vionnet y Chanel, su némesis- que alumbró el nacimiento de la haute couture, entre finales del XIX y mediados del XX. Es un icono por muchos motivos.
1. Porque inventó el trampantojo.
Schiaparelli debutó en 1927 con una colección de street wear que incluía una serie de sencillos suéteres bicolor. A la altura del cuello, el tejido dibujaba un adorno, a modo de lazo. Sublime. ¿Cuántas veces el mass market ha emulado esta solución? ¡Infinitas!
2. Porque inventó la falda-pantalón.
En 1931, Lily de Álvarez participó en Roland Garros con un atuendo inusitado: un cómodo conjunto de camiseta y falda-pantalón, que facilitaba sus movimientos. Sí, lo había firmado Schiaparelli: alta costura y moda deportiva, décadas antes de que Adidas y Yamamoto se aliaran.
3. Porque hizo del fucsia su enseña.
Lanvin reivindicó el azul y Chanel, el blanco y negro. Schiaparelli, por su parte, se adueñó de un color tan vibrante y radical como su propia personalidad: el fucsia. Y le puso un apellido a su altura: para la eternidad, el rosa Schiaparelli es el shocking pink.
4. Porque creó un perfume impactante.
El nombre de ese aroma fue Shocking también, porque su composición dejaba literalmente en shock hasta a las pituitarias más entrenadas. Una gota contenía notas de bergamota, frambuesa, estragón, miel, rosa, jazmín, clavel, narciso, incienso, vainilla, patchouli, almizcle y hasta clavo. Complejo, sí; fascinante, también. ¿Y la botella? ¿Caéis en qué se inspiró Jean Paul Gaultier para su Classique?
5. Porque colaboró con otros genios.
Elsa era una moderna de pro. Aristócrata, hermana de un astrónomo brillante y amiga de -agárrense- Magritte, Giacometti, Warhol, Man Ray y Cocteau, quien bordó con sus dibujos algunas de las creaciones de la diseñadora. Entre sus creaciones más icónicas, el vestido langosta que surgió de su colaboración con Salvador Dalí y que lució la mismísima Wallis Simpson.
6. Porque innovó como nadie.
¿Que Diane Von Furstenberg inventó el wrap dress? ¡Mentira! Fue cosa de Schiaparelli. Como lo es el uso de cremalleras visibles o los efectos tridimensionales -véase su vestido esqueleto. Ella también fue pionera en sostener un leitmotiv de principio a fin de un desfile. Lo hizo con su rompedora colección Circus.
7. Porque ha resucitado (y de qué gloriosa manera).
En 2013, una colección cápsula de Christian Lacroix despierta a la marca del sueño que dormía desde hacía seis décadas. Con la incorporación en 2015 del brillante Bertrand Guyon como director creativo, la firma recupera su esplendor con diseños que harían vibrar a la propia Elsa.
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