66º Festival de Tesalónica: Nuevas voces, nuevas miradas

En Cine y Series domingo, 26/10/2025

Eva Peydró

Eva Peydró

PERFIL

Descubrir talentos emergentes y narrativas capaces de renovar nuestra forma de mirar el mundo es, una vez más, el núcleo de la 66.ª edición del Festival de Tesalónica, que se celebrará del 30 de octubre al 9 de noviembre de 2025. En sus secciones competitivas —International Competition, Meet the Neighbors+ y >>Film Forward— el festival propone un viaje cinematográfico que atraviesa fronteras geográficas y emocionales, reuniendo obras que exploran identidades, conflictos y deseos desde perspectivas singulares.

Competición internacional: Un espacio para las nuevas generaciones de cineastas

La Competición internacional reúne 12 largometrajes firmados por directoras y directores en ascenso, entre ellos tres producciones griegas. El jurado estará compuesto por Elegance Bratton, director, guionista, productor y actor; Thania Dimitrakopoulou, responsable de ventas internacionales en The Match Factory; Fred Elmes, reconocido director de fotografía.

Los títulos seleccionados competirán por el Golden Alexander “Theo Angelopoulos” al Mejor Largometraje (10.000 €), el Silver Alexander a la Mejor Dirección (5.000 €, patrocinado por COSMOTE TELEKOM), además de los premios al Mejor Actor y Mejor Actriz, así como el de Mejor Guion o Mejor Contribución Artística. El jurado también podrá otorgar hasta dos menciones especiales.

Entre las películas de competición se encuentra Beachcomber, de Aristotelis Maragkos, que retrata el sueño frágil de un joven que intenta construir un barco con chatarra para honrar la memoria de su padre marinero. Desde una aldea montañosa griega, Bearcave de Krysianna B. Papadakis y Stergios Dinopoulos indaga en la amistad, el deseo y las decisiones que transforman una vida, mientras que Gorgonà, de Evi Kalogiropoulou, sitúa a dos mujeres en un futuro distópico donde desafiar el orden patriarcal se convierte en un acto de resistencia.

Fuera de Grecia, A Light That Never Goes Out del finlandés Lauri-Matti Parppei acompaña a un músico en crisis personal que, al regresar a su pueblo natal, encuentra en un grupo de jóvenes inconformistas la posibilidad de reinventarse. Desde Sudán, Cotton Queen de Suzannah Mirghani mezcla realismo y fábula oriental para narrar el destino de Nafisa, nieta de una heroína legendaria atrapada entre tradición y modernidad. Y Karla, de Christina Tournatzès, se inspira en un caso real de 1962 para contar cómo una niña de 12 años lleva a juicio a su padre abusador en una sociedad empeñada en silenciarla.

En Maysoon, de Nancy Biniadaki, una arqueóloga egipcia instalada en Berlín, se enfrenta a un pasado que amenaza con destruir el frágil equilibrio de su presente. Muy distinta en tono, Milk Teeth del rumano Mihai Mincan, estrenada en la sección Orizzonti del pasado Festival de Venecia, reconstruye la mirada de una niña testigo de la desaparición de su hermana en los últimos días de la dictadura de Ceaușescu: una historia íntima en el borde de la historia. En On the Sea, de Helen Walsh, un pescador galés se ve obligado a confrontar deseos reprimidos y normas ancestrales que definen su comunidad.

En el terreno de las narrativas queer, Pillion, de Harry Lighton, adapta la novela Box Hill —con un guion premiado en Un certain regard— para explorar una relación intensa y asimétrica entre un joven tímido y un misterioso motociclista, sin moralizar ni estereotipar. Satisfaction, ópera prima de Alex Burunova, sitúa a una pareja de compositores británicos en la isla griega de Antíparos, donde un encuentro inesperado desata un thriller psicológico bajo la luz cegadora del Egeo. Por su parte, Strange River, de Jaume Claret Muxart, también estrenada en Orizzonti, acompaña a una familia en un viaje en bicicleta a lo largo del Danubio, donde un encuentro adolescente marca el fin de la inocencia y la entrada en un mundo más complejo.

En su conjunto, estas películas conforman un mosaico de voces y estilos que revelan cómo el cine contemporáneo dialoga con los dilemas de nuestro tiempo. Desde relatos íntimos como Pillion u On the Sea, hasta ficciones con fuerte carga política como Cotton Queen o Milk Teeth, pasando por ejercicios poéticos y existenciales como A Light That Never Goes Out, la Competencia Internacional del TIFF 66 se consolida como una plataforma privilegiada para descubrir nuevas sensibilidades cinematográficas.

>Meet the Neighbors+: relatos cercanos, miradas expandidas

La sección Meet the Neighbors+ del 66.º Festival de Tesalónica vuelve a situarse como uno de los espacios más vibrantes para descubrir nuevas voces del cine contemporáneo. Concebida para mostrar primeras y segundas obras que dialogan con las realidades políticas, sociales y culturales de los territorios próximos —y también con mundos más lejanos—, esta sección se ha convertido en un laboratorio de estilos y narrativas en transformación. Este año reúne doce largometrajes, entre ellos tres griegos, seleccionados por un jurado formado por Ali Abbasi, Sofia Kokkali y Kirsten Niehuus, que otorgará los premios Golden Alexander – Michel Dimopoulos y Silver Alexander, junto con galardones de interpretación y creación artística.

Las producciones griegas aportan una mirada íntima y contemporánea. Life in a Beat, de Amerissa Basta, explora las tensiones familiares y la precariedad de la juventud en Atenas a través del retrato de una mujer que enfrenta un giro vital inesperado. En Novak, de Harry Lagoussis, un neurocientífico retirado, se ve arrastrado de nuevo a un proyecto visionario que cuestiona el poder invisible de la tecnología. Y Smaragda – I Got Thick Skin and I Can’t Jump, del chipriota Emilios Avraam, traza, entre humor y desencanto, la historia de una mujer que busca reinventarse en el ecosistema de las redes sociales.

A su alrededor orbitan relatos de distinta naturaleza, que comparten una sensibilidad común. La película española Another Man, dirigida por David Moragas, y Fantasy, de Kukla, aportan perspectivas queer, explorando el deseo, la identidad y las fisuras íntimas de las relaciones contemporáneas, mientras que Don’t Let Me Die (Andrei Epure) transforma una muerte anónima en una sátira kafkiana sobre apatía y burocracia. Feels Like Home lleva esa tensión a un registro más inquietante con un secuestro que se convierte en un thriller psicológico sobre identidad y pertenencia.

Festival de Tesalónica Thessaloniki Film Festival

La historia y la memoria también atraviesan esta selección. God Will Not Help, de Hana Jušić, reconstruye con rigor un drama rural en la Croacia de principios del siglo XX, mientras In the Land of Arto sigue a una mujer que, al viajar a Armenia, desentierra heridas ocultas por el conflicto. En un registro más alegórico, Roqia aborda el fanatismo desde el terror psicológico, enfrentando a un hombre a sus demonios interiores.

Frente a estas tensiones, títulos como la italiana Sweetheart, dirigida por Margherita Spampinato, y The Last One for the Road, de Francesco Sossai, ofrecen un respiro más íntimo y contemplativo: relatos sobre vínculos familiares, choques generacionales y pequeños gestos cotidianos, donde la emoción surge de lo mínimo.

En conjunto, Meet the Neighbors+ ofrece un panorama coherente y plural de la creación cinematográfica emergente, capaz de moverse entre lo político y lo personal, lo fantástico y lo realista. Lejos de ser una simple vitrina de jóvenes talentos, esta sección consolida su lugar como territorio fértil donde se fraguan las formas narrativas que definirán el cine de los próximos años.

>>Film Forward: rupturas, riesgos y nuevas gramáticas visuales

La sección >>Film Forward del 66.º Festival de Tesalónica es, año tras año, uno de los espacios más radicales del certamen. Pensada para albergar propuestas que desafían las formas narrativas y los códigos formales del cine, esta competición reúne doce títulos —incluidas tres películas griegas— firmados por directores y directoras que no temen explorar territorios narrativos fronterizos. Su jurado, compuesto por Constanza Macras, Christos Massalas y Valeria Wagner, otorgará el Golden Alexander >>Film Forward y el Silver Alexander a la Mejor Dirección, además de posibles menciones especiales, reconociendo obras que expanden los límites del lenguaje cinematográfico.

Festival de Tesalónica. Thessaloniki Festival

Las tres producciones griegas de la sección son ejemplo de esa voluntad de experimentación. Female de Konstantinos Menelaou revisita la figura mítica de una actriz y cantante atrapada entre su imagen pública y su identidad íntima, construyendo un retrato polifónico sobre representación y deseo. Regan, de Panos Katsimperis, se sumerge en la mente de una joven artista enfrentada a una maternidad no deseada, entre la realidad tangible y su desdoblamiento interior. Y Zealotis, de Stelios Repanis, plantea un relato de memoria, duelo y percepción que cuestiona la frontera entre lo vivido y lo imaginado.

El resto de la programación amplía este espíritu rupturista hacia otros territorios. 1001 Frames, ópera prima de Mehrnoush Alia, se adentra en el poder autoritario de la mirada masculina en el cine iraní a través de un casting convertido en dispositivo político, mientras que Agon, de Giulio Bertelli, examina con precisión quirúrgica cómo se construye la identidad de las atletas en un entorno hipercontrolado. Desde España, Balearic de Ion De Sosa, coescrita con Chema García Ibarra, descompone el género de terror adolescente en una piscina mediterránea cargada de tensiones sociales y simbólicas, y Barrio Triste, de Stillz, convierte las calles de Medellín en una deriva psicodélica entre la violencia, la adolescencia y la memoria audiovisual.

Algunas propuestas exploran el cuerpo y la identidad desde territorios íntimos. Before / After de Manoël Dupont acompaña a dos hombres en un improbable viaje estético que deviene en tránsito emocional; mientras Don’t Let the Sun, de Jacqueline Zünd, imagina un mundo nocturno y distópico donde la soledad y el deseo de conexión marcan cada gesto. Kingdom, de Michał Ciechomski, se acerca a la distopía política con un relato sobre masculinidad, guerra y fanatismo, desplegado como un mural bíblico y cyberpunk.

También hay lugar para la poesía nocturna. Last Night I Conquered the City of Thebes, de Gabriel Azorín, transforma unas ruinas romanas emergidas del agua en un espacio liminal donde deseo, memoria y mito se confunden bajo la luna. Y The Chronology of Water, debut como directora de Kristen Stewart, adapta las memorias de Lidia Yuknavitch para construir un poderoso retrato sobre el cuerpo, el trauma y la resistencia, con el agua como eje simbólico y sensorial.

Cada una de estas películas, desde los experimentos radicales de 1001 Frames hasta el lirismo de The Chronology of Water, comparte una voluntad clara: subvertir convenciones y crear nuevas gramáticas visuales y narrativas. >>Film Forward no es solo una sección competitiva: es un territorio de riesgo, donde el cine se despoja de certezas para reinventarse.

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