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El Festival 10 sentidos rescata a la vejez del olvido

En Escenas 22 abril, 2017

Sara Esteller

Sara Esteller

PERFIL

Este año, figuras clave de la danza comparten cartel con jóvenes talentos y con variadas e interdisciplinares propuestas, que pivotan en torno al lema PorMayores, y que centra el programa del Festival 10 sentidos, sexta edición de una de las citas más esperadas de la primavera en Valencia (del 1 al 21 de mayo en un veintena de espacios de la ciudad).

Queremos dar visibilidad a la gente mayor, la sociedad los arrincona, pero tienen mucho que decir y que hacer, mucha sabiduría que aportar, comenta Inma García, directora del Festival 10 sentidos, junto a Meritxell Barberá.

Comprometidas con la diferencia, con dar voz y espacio a colectivos habitualmente olvidados, como las personas con diversidad de función o con trastornos mentales, han conseguido año tras año sumar apoyos y convertir un inicial encuentro de cuatro días en un completo festival que, durante tres semanas sacude la ciudad con sugerentes propuestas, muchas de ellas participativas, para convertir la cita en un auténtico hervidero de reflexión y acción.

En su gestación estuvo presente la innovación y el modelo ha cuajado en estos años, convirtiéndonos en referencia para otros festivales que posteriormente han surgido con objetivos similares, resalta García, quien añade que a partir de las artes vivas lo social es muy importante, también los procesos, abrir la cuarta pared, romper barreras, que la gente se implique con las propuestas.

Candoco Dance Company

Candoco Dance Company

Citas imprescindibles

Complicidad, emoción, lirismo y fina ironía. Ana Laguna y Mats Ek, dos grandes de la escena mundial presentan  dos de las piezas con las que celebran sus cuarenta años de relación dentro y fuera de los escenarios. Potato y Memory son dos ejemplos de que la edad (Ek nació en Malmö, Suecia, en 1945; Laguna, en Zaragoza en 1955), más que restar capacidades suma en habilidades, experiencia y savoir faire.

Bailarín y después director artístico y coreógrafo del prestigioso Ballet Cullberg de Suecia, durante casi una década, Mats Ek ha innovado constantemente en sus más de 40 obras, creando versiones contemporáneas de clásicos como Giselle, Carmen o La bella durmiente. Difícil resumir tan larga y fructífera trayectoria, pero sus trabajos escénicos forman parte de la historia de la danza. El festival Dansa València ya le rindió tributo en 2008, concediéndole un premio especial por su influyente carrera. En ella ha sido clave la figura de Ana Laguna, excelente bailarina que entró en las filas del Cullberg en 1974, convirtiéndose en musa de Ek mientras forjaba una de las carreras más brillantes de la danza.

La última vez que se la vio bailar en Valencia fue en 2005, invitada a participar en la gala de inauguración de L’altre espai como nuevo hogar para la danza. En aquella ocasión interpretó O sole mio!, también de Ek. Durante su estancia derrochó no solo talento, sino también amabilidad, humor y sencillez.

Potatos. Mats Ek y Ana Laguna

Mats Ek y Ana Laguna

Ellos son dos de los nombres propios que configuran un programa en el que destaca también May B, uno de los best sellers de la danza contemporánea. Desde 1981, esta obra de Maguy Marin, coreógrafa francesa, hija de exiliados españoles, no ha perdido un ápice de fuerza y vigencia. Inspirada en la obra de Samuel Beckett, el impacto que provoca su crudo acercamiento a la fragilidad humana y al absurdo de la vida sigue impresionando de la misma manera; aunque sus inicios no fueron fáciles, ya que en pleno Big Bang de la danza se la tachó de ser demasiado teatral.

Con cerca de un millar de representaciones en 36 años de vida, esta obra lúgubre para 10 bailarines es una pieza que no envejece sino que sigue aportando luz y generando adhesiones por donde pasa. Los gestos precisos y mecánicos, los sonidos guturales o la inmovilidad de unos personajes vestidos con pantuflas y camisones, que lucen caras pintadas de blanco, resultan caricaturas de cada uno de nosotros, reflejando la frágil condición humana.

Maguy Marin © Tim Douet

Maguy Marin © Tim Douet

Otras perlas del programa del Festival 10 sentidos

Rocío Molina, la bailaora que rompe esquemas en cada nuevo espectáculo, nominada a cuatro premios Max por su reciente obra Caída del cielo, realizará una improvisación en los jardines del Palau de la Música. Será una oportunidad única de acercarse a este animal escénico, que está triunfando en escenarios de todo el mundo.

Confiesa Inma García que tras conocer el trabajo de Candoco Dance Company en Londres en 2010 fue cuando decidieron emprender un proyecto que entonces vieron como oportuno y necesario. Este año vuelve la compañía inglesa de danza inclusiva, que junto a la Defi Dance Company, Ertza o Poliana Lima son otras de las propuestas escénicas de un cartel que también incluye música, literatura e intervenciones artísticas.

Cai Tomás trabajará con un grupo de mayores para en Acts of remembering enseñarnos el resultado de un taller en el que los participantes harán aflorar con el movimiento recuerdos de su vida.

Las tres producciones del festival (con Caterva Teatre, Espacio Inestable y Ça marche), las propuestas infantiles, el Certamen coreógrafico, la jornada abierta en la Plaza del Ayuntamiento (día 13 entre las 11 y las 22 horas)  o el taller de envejecimiento donde unas maquilladoras ayudarán a cambiar nuestro aspecto sumándole años, son otras de las oportunidades para acercarnos al tema de la vejez, al del relevo generacional, al del paso del tiempo.

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