Zoocosis de Estela de Castro

La fotógrafa madrileña Estela de Castro (1978) es bien conocida por su proyecto en continuo desarrollo Fotógrafos, donde retrata a los grandes maestros de la fotografía española. Así como por el proyecto PHES, que recauda fondos a través de la fotografía para varias ONG en pro de las personas que sufren la violencia, el hambre o la guerra. Su último trabajo Zoocosis, ilustra los trastornos estereotipados de los animales de zoo: una angustia silenciada tras el telón del antropocentrismo.

Con Zoocosis, Estela presenta y hace visible el sufrimiento de los animales de zoo. Este término hace referencia a las estereotipias: movimientos, posturas y rituales sin un fin determinado, comportamientos anormales que adquieren los animales en cautividad; especialmente, aquellos que se mantienen encerrados en pequeños espacios y tienen pocas oportunidades de realizar sus comportamientos normales. Bajo estas condiciones, los animales adquieren conductas erráticas y estereotipados, desde deambular de un lado a otro, balancearse o nadar en círculos, hasta la automutilación.

Este cuidado trabajo reúne entre sus cualidades una excelente fuerza compositiva, donde la palabra ausencia está presente alrededor de la imagen y del ser vivo, que se presenta como un ser desubicado.

Aunque las imágenes que conforman esta serie de fotografías están tomadas en el zoo de Madrid, pueden extrapolarse a cualquier lugar del mundo con animales en cautividad. Al igual que, como en mi caso, a los recuerdos infantiles de las visitas al zoo. Sin embargo, la crudeza de estas imágenes reside en la consciencia de estar presenciando sin lugar a duda, una manifestación de nuestro presente.

Se trata de seres vivos extraídos de su contexto y ubicados como habitantes de paraísos artificiales. Porque el interés fotográfico de  Estela de Castro no solamente reivindica los derechos de los animales, sino que habla del ser humano. En estas analogías en forma de ventanas, podemos perfectamente situarnos como cruel verdugo, pero también como un animal más, en un entorno que no entendemos, ni reconocemos como nuestro.

La fotografía posee la maravillosa capacidad de ser un lenguaje ajeno a las palabras. Todo dependerá de la capa que elijas o del espejo en el que decidas mirarte.