Antonio Banderas ha debutado como diseñador de moda. Desde hace unas semanas, la firma Selected está comercializando la primera colección firmada por el malagueño. Él, apenas 18 meses antes, comenzaba sus estudios de diseño y confección en la prestigiosa escuela Saint Martins de Londres. Menudo carrerón… ¡Qué meteórico ascenso! O eso, o la colaboración con la marca danesa son las prácticas curriculares que se ha buscado y está de becario allí, que todo puede ser.
Sobre sus creaciones, dice el exmarido de Melanie que están pensadas para las exigencias de la vida que llevas. ¡Menos mal! Yo, particularmente, estoy harto de ir a la oficina con miriñaques y chambergos, que es lo único que venden en las tiendas. ¡Gracias, Antonio, por traer la cordura al negocio! Analicemos, pues, las prendas. ¿No os invade la emoción ante las sorpresas que nos pueden deparar? Prometamos ser ecuánimes en nuestras sentencias, venga, que sabemos lo locuelos que son los diseñadores noveles, con sus excesos y sus fantasías, que nos visten a todos de mamarrachos futuristas.
Sin ánimo de menospreciar el talento del padre de Stella del Carmen, debutar en la industria de la moda con una colección repletita de commodities (el nombre que en el sector se les da a las piezas básicas, en las que uno no suele invertir) resulta poco estimulante. Es como iniciar tu carrera en el cine a las órdenes de Garci. No está mal, te codeas con un grande, pero provocas sopor en el público. Es cierto que Selected es una enseña que nos tiene acostumbrados a propuestas simples, de esas que basan su valor en la calidad de los materiales más que en la originalidad de sus formas… Pero, Antonio, caramba, esperábamos más de ti. Eso sí, no te recortes la barba, que estás de un seductor que solo pensamos en arrancarte esa sosez de ropa que llevas puesta… Uy, ¿a ver si era esa la intención?
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